La polémica: ¿deben existir los zoológicos?
La muerte de Winner, el último oso polar que vivió en el zoológico de Buenos Aires, reavivió el debate acerca de si no habría que abolir estos enclaves donde se mantiene en cautiverio a los animales.Según se informó oficialmente, Winner murió por las altas temperaturas y afectado por la pirotecnia de los festejos de Nochebuena. Es la consecuencia lamentable, contestan los ecologistas, de mantener un animal fuera de su hábitat, en condiciones antinaturales.La novedad de fondo es el cambio de paradigma que existe a partir de la asunción de los derechos de los animales, algo que no existía en el siglo XIX, cuando se expandió por todo el mundo el modelo de zoológico moderno.Pensadas en su origen como instituciones científicos-educativas, e incluso como centros de esparcimientos, esos espacios son vistos actualmente, por un sector importante de la opinión pública, como campos de concentración de animales.Ahora el Centro Argentino para el Derecho Animal y Ambiental ha iniciado una fuerte campaña para que el zoológico porteño no tenga más animales. Con el lema "No al Zoo, sí al jardín ecológico", promueve que las especies que hoy existen sean llevadas a reservas naturales.La idea es que el enclave porteño, que tiene más de un siglo de existencia, sea reconvertido en un centro didáctico, donde se informe y se dicten clases sobre educación natural.La propuesta consiste en que se prohíba el ingreso de nuevos animales. Ahora bien, ¿qué hacer con aquellos que nacieron en cautiverio y ya no pueden volver a su hábitat porque fueron desnaturalizado?Se sabe que estos últimos no sabrían cazar, podrían ser atacados por otros animales sin poder defenderse. Es decir a este altura el daño que se les puede provocar por ser liberados sería mucho mayor que el de mantenerlos encerrados.Ante esta dificultad, la propuesta es que sean entregados a santuarios de fauna libre, sin fines de lucro. "Como no pueden ser reintegrados a la libertad total, ya que no saben valerse por sí mismos y padecen zoocosis, una psicosis por haber estado encerrados tanto tiempo que los hace carentes de los reflejos más comunes y les impide vivir en comunidad, proponemos donarlos a estos espacios", sostuvo Eduardo Murphy, director del Centro Argentino para el Derecho Animal y Ambiental.A todo esto, el director general del zoológico de Buenos Aires, el museólogo Claudio Bertonatti, salió a defender la existencia de la institución. "Hay un grupo de personas e instituciones que están en contra de los zoológicos que se autodenominan proteccionistas, en los que hay quienes opinan con conocimiento y quienes no, con tendencia a un claro fundamentalismo, donde no se discrimina si hay zoológicos buenos o malos", razonó.Y agregó: "Se determina que no deben existir, pero desde el punto de vista de la conservación de la naturaleza es una propuesta (la de la abolición) disparatada y desacertada. ¿Quién se puede oponer a un buen zoológico, que está al servicio de la educación natural y la conservación ambiental?"En suma, ¿deben existir los jardines zoológicos? Las opiniones, por lo visto, están divididas. Quienes están a favor esgrimen cuatro argumentos: educación, investigación científica, preservación de especies en peligro de extinción y entretenimiento.El argumento de los abolicionistas hace eje en que los humanos no tienen derecho a privar a los animales de su libertad, que es la peor forma de crueldad hacia ellos.
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