La política también es cuestión de edad
En el referéndum que se llevó a cabo en el Reino Unido el jueves pasado, mientras los jóvenes votaron a favor de permanecer en la Unión Europea (UE), los mayores escogieron la salida, un hecho que revela la diferente sensibilidad política según la edad biológica.La cuestión generacional está hoy muy presente en la política de casi todos los países del mundo. Más allá de las particularidades nacionales, de las dinámicas propias, la biología y la demografía tienen un peso relevante.Esto se echa de ver en la fuerte escisión generacional que dejó como saldo la última consulta popular británica, donde la victoria del Brexit (salida de la Unión Europea), con el 52% del total de votantes, estuvo en manos del impulso aislacionista de las generaciones más maduras del Reino Unido.Los diarios británicos relatan el caso de un veterano de la Segunda Guerra Mundial que, al igual que la mayoría de los que vivieron esa experiencia bélica, votó por el Brexit con orgullo nacionalista. "Luchó hasta el final por su país", dijeron sus hijos.Muchos miembros de esta generación mayor creen que envejecerán mejor en un país encapsulado -herencia de la geopolítica del viejo imperio británico- al tiempo que son muy sensibles a los argumentos antialemanes."Nuestros padres no hicieron una guerra para acabar en una Europa germanizada", refieren desde este sector de la opinión pública que visualizan a la UE como una arquitectura manipulada por la alemana Angela Merkel.La votación arrojó, así, que fueron los mayores los que decidieron el voto a favor del Brexit. En efecto, el 56% de lo de entre 50 y 64 años fueron en esa dirección. En tanto que entre los mayores de 65 años, lo hizo el 61%.Los datos del referéndum dejaron en claro que la mayoría de los que votaron por abandonar la UE son pensionados y personas mayores."Los viejos votaron por un futuro que los jóvenes no querían", señaló la periodista Murtaza Hussain, al analizar la preferencia de la mayoría de los jóvenes británicos.Básicamente proeuropeos, ellos quieren tener la oportunidad de trabajar en Francfort o en París. De ahí que entre los 18 y 24 años, el 75% se mostró partidario de seguir en el bloque europeo, en tanto que esa opinión cosechó el 56% entre los votantes de entre 25 y 49 años."Me mortifica pensar que mi hijo podría perder la oportunidad de vivir en cualquier país de la UE", se quejaba John Carlin, en el diario 'El País' (España), horas antes de la votación, a través de un artículo cuyo título resumía polémicamente un deseo: "¡Que no voten los viejos!".Su argumento marca de modo palmario cómo la política de un país está atravesada por las tensiones generacionales, de suerte que mayores y jóvenes, con experiencias y diferencias vitales profundas, votan de manera antagónica."Yo pienso en mi hijo de 16 años y veo el voto de aquel anciano como una frívola traición a la gente joven de su país. Me mortifica pensar que mi hijo podría perder la oportunidad que he tenido yo de trabajar y vivir y de estudiar en cualquier país de la Unión Europea", se quejó Carlin.Y en otra parte expresó: "Lo ideal sería que se prohibiese votar en este referéndum a los mayores de 55 años, demasiados de los cuales ven el mundo a través del prisma de la nostalgia imperial, y se deje el campo electoral libre a aquellos cuyos horizontes se verán disminuidos si su país sale de la Unión Europea. Tal como están las cosas el pasado juega contra el futuro con demasiada ventaja".
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