La Presidenta en estado puro: retos para Daniel y palos para Mauricio
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Cruje la campaña del Frente para la Victoria. A la inesperada irrupción de las inundaciones en la Provincia de Buenos Aires, se sumó la muerte oscura de un militante radical en Jujuy y el encendido discurso de la Presidenta el jueves, que volvió con todos los bríos de los mejores tiempos para recodarle a Daniel Scioli quién tiene la manija.Jorge BarroetaveñaA medida que la fecha de las PASO se aleja, la espuma va decantando y el resultado va quedando expuesto. El número frío y final de la Nación debió haber dejado con cierta tranquilidad al oficialismo, pero los guarismos de la Provincia de Buenos Aires encendieron las alarmas. Si Scioli repite la elección habrá segunda vuelta y ahí sí que el final es incierto: son los famosos penales a suerte y verdad que determinarán quién será el Presidente.Te puede interesar: Con la salud no se juegaCristina esperaba una performance similar a la que ella misma hizo en las PASO del 2011. Tampoco imaginó el derrape de su candidato tomándose un avión para descansar en Cerdeña. Y menos el serio incidente en el norte, justo la zona del país que le aportó más de un millón de votos al proyecto. El jueves, volvió a su esencia dejando sentada su influencia y hasta dónde podría condicionar al próximo gobierno, aún de su propio partido. La excusa para el acto fue la refinanciación de las deudas provinciales, pero lo que siguió fue cristinismo puro. Scioli, con cara de pocos amigos sentado junto al resto de los gobernadores, se tuvo que comer la gastada del reproche de haber sido "amigo" de Macri, el mismo que volteó a Alfonsín o presionó a la Corte por Sevel. "Es la misma cara Daniel", lo reprendió la Presidenta delante de las cámaras. Tragame tierra debe haber pensado Scioli.Igual, lo peor estaba por venir. La Presidenta dedicó buena parte de su discurso a enumerar todas y cada una de las obras hídricas que el gobierno nacional concretó en distintos puntos del país, aunque ninguna de ellas fue en las zonas inundadas. Pareció un ejercicio destinado a salvar la responsabilidad de la Nación antes que de la Provincia con el detalle que el responsable estaba sentado a cinco metros y es el candidato del espacio para sucederla. Pero hubo otro punto que al sciolismo inquietó aún más. El anuncio del envío del proyecto para requerir mayorías especiales para la venta de acciones del estado en empresas privadas. Esa iniciativa está en el equipo económico de Scioli y nadie los consultó. Algo similar pasa con el presupuesto 2016 que se está cerrando y será enviado al Congreso en las próximas semanas. ¿Alguien del equipo económico de Kicillof se contactó con el de Scioli para hablar sobre el tema? Silencio de radio. El gobierno actúa, por orden presidencial, como si nada fuera a cambiar después del 10 de diciembre. Le niegan a Scioli cualquier posibilidad de diferenciación y eso es lo que más inquieta en Villa La Ñata.Para sumar más preocupación, desde el entorno presidencial ya advirtieron que Cristina se involucrará más en la campaña, abandonando el perfil bajo de las últimas semanas. El riesgo es diluir la imagen del candidato oficialista y que todos los focos se centren en ella. ¿Y viene la pregunta del millón? ¿Es lo que Scioli necesita para conseguir los 6 puntos que le faltan para ganar en primera vuelta? La teoría kirchnerista es apuntarle al Tercer Cordón del Gran Buenos Aires, donde el Frente para la Victoria hizo una mala elección. Traccionando esos votos, conservando los del norte y robándole algo a De la Sota en Córdoba están los seis puntos asegurados. Claro que no dejan de ser alquimias políticas, aunque basadas en una realidad: Scioli es el que más cerca quedó de la victoria, y el que tiene más recursos a su disposición. Ese inmenso aparato que se llama estado. Y el kirchnerismo lo sabe usar muy bien.El dilema que deberá resolver en estos días es su actitud personal. El jueves, sostienen que la vista de un cartel en uno de los patios de la Rosada lo sorprendió. "Zannini para la Victoria", rezaba, luego de tomarse el trabajito de borrar su apellido de la fórmula. Son demasiadas señales para no atender. La cuestión es cuándo enfrentarlas y el peligro de no hacerlo tarde, para sus propias ambiciones por supuesto.La cornisa por la que camina su proyecto presidencial es angosta. Si se pega mucho a la pared interna perderá visibilidad e independencia, pero si se corre demasiado para el borde también podría caerse al precipicio. Finalmente le llegó la hora de decidir.Macri está descansando en algún lugar de la Argentina que sólo su equipo de campaña conoce. Después de hacer una visita a Tucumán donde hoy se definen cosas importantes, hará un replanteo de su campaña, probablemente aumentado el nivel de virulencia contra el oficialismo. Las inundaciones fueron el preanuncio de lo que vendrá. Lejana la idea de ganar en primera vuelta, en Cambiemos quieren asegurarse la segunda, consolidando el voto rocoso crítico del kirchnerismo y restándole algunos puntos a Massa. Habrá, suponen, un porcentaje alto de voto útil que creen terminará en la única opción en condiciones de ganarle al kirchnerismo.Habrá pues que apuntarle los cañones a Aníbal Fernández en la Provincia e intentar levantar la performance en el norte donde Cambiemos hizo una elección mucho peor de lo que se esperaba. Insisto, Tucumán podría empezar a marcar el camino hoy, sin dejar de evaluar el impacto que podría tener la muerte del joven militante radical en Jujuy.Quedan menos de cuatro meses para el recambio presidencial y la economía envía cada vez más señales de fatiga. De todo se tendrá que hacer cargo el próximo Presidente. Y el que sea, no tendrá un trabajo grato. Serán pocas flores y muchas espinas.
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