La Presidenta de la Nación se bajó del ring y eligió a sus boxeadores

Fue una semana vertiginosa, a puro vértigo, como nos tiene acostumbrados la realidad argentina. ¿Alguien se acuerda ya lo que pasó el 27 de octubre? ¿O de la constitucionalidad de la Ley de Medios? Ahora, y después del retorno cinematográfico de la Presidenta, todo está en manos de un gobernador de provincia y un joven economista que va por el pleno. ¿Acertarán?. Jorge Barroetaveña Llevó toda la convalecencia presidencial asimilar la derrota y ver qué caminos tomar. Si hay algo que quedó claro en estos días que, haber perdido 2,5 millones de votos para nadie en el gobierno, salvo para algún trasnochado, pasó desapercibido. Pero lo más importante es que para quien decide, el resultado electoral parece haber dejado huella. Saber muy bien no se sabe qué hacer, lo único cierto es que hay que hacer algo para que los dos años que quedan de mandato no se conviertan en un calvario.La 'nueva' Cristina que alumbró con la presentación del video que grabó su propia hija en Olivos, optó al menos por ahora, quedarse al margen de la repercusión de sus decisiones. Le debe haber costado echar al ladero más fiel que tuvo en todos estos años pero uno de los que más daño le hizo: Guillermo Moreno.El ex Secretario de Comercio llegó a tener tanto poder, que se convirtió en el virtual ministro de economía del gobierno y no había área que escapara a su influencia. Pero ese Moreno, que Kirchner supo controlar mejor, cometió el único pecado que alguien con su perfil no puede cometer: se volvió ineficiente.La gota que desbordó el vaso fue el fallido blanqueo de capitales, que nadie supo cómo justificar, ni desde los números ni desde lo ideológico. La idea fue un fiasco, tanto como los innumerables intentos de controles de precios que se lanzaron y extraños planes, como una tarjeta para supermercados que hoy tiene la friolera de 300 beneficiarios.En la historia quedarán los métodos pesados del funcionario, que el kirchnerismo duro festejaba, contaban con el aval presidencial, pero terminaron siendo uno de los motivos de la derrota electoral.La doble elección presidencial de los nuevos integrantes del gabinete tiene motivos más que justificados. Jorge Milton Capitanich ya estuvo en ese cargo durante el gobierno de Duhalde. Dos veces gobernador de Chaco es un cabal representante del poder de los gobernadores peronistas. Pero lo más importante es que ha sabido pilotear la demanda de fidelidad kirchnerista, conservando cierta dosis de independencia.A Cristina le asegura gestión, pragmatismo y que los rebeldes se queden el mayor tiempo posible en el redil. El caso de Axel Kicillof es distinto, porque el joven ya se desempeñaba casi como un ministro. Si bien el manejo económico tenía que compartirlo obligado con Moreno, es a quien siempre la Presidenta más escuchaba.Los pasillos de Olivos cuentan que fue Capitanich el que pidió la cabeza de Moreno. No es menos cierto que Kiciloff debe haberse alegrado cuando se enteró. Nadie que conduzca el área económica podía hacerlo conviviendo con el ex secretario de comercio.Los primeros pasos del tándem de nuevos ministros se conocerán firme la semana que viene, aunque ya dejaron los primeros indicios. Detener la fuga de dólares de las reservas del Banco Central será uno de los objetivos, la cuestión es cómo frenar esa sangría. Parar la inflación, es otro de los objetivos, aunque eufemísticamente para evitar el enojo presidencial, la llamen 'variación de precios'.La biblioteca ortodoxa ofrece una receta conocida: bajar la emisión de moneda. Para eso hay que disminuir el gasto público. La cuestión es cómo bajar el gasto público sin provocar un ajuste, evitando un impacto en el empleo y el nivel de actividad. Si la piedra basal del 'modelo' ha sido el consumo, nada que pueda afectarlo podría formar parte de la solución.Pero el gobierno insinúa con doblar primero y guardar después, algunas máximas de estos años. Si de acá no se pueden obtener más dólares, habrá que buscarlos en el extranjero. ¿Cómo? No hay otra alternativa que tomar deuda. El Vicepresidente Boudou es partidario de esta iniciativa que habrá que ver si obtiene el visto bueno final de la Presidenta. Pero las soluciones urgen y si hay que resignar algo no importa. La inflación y el ajusteLo que no se entiende, aunque después del mazazo electoral lo habrían comprendido, es que no hay peor ajuste que la inflación. La inflación ajusta a ricos pero más a los asalariados y ni hablar de los que viven de un plan social o pertenecen al mundo del empleo en negro. El modelo ya no digiere 25% de inflación anual con fuga de capitales. Es un cóctel que llevará al estancamiento de la economía y la destrucción de empleo.Menuda tarea le toca a Capitanich y compañía. Claro que el premio para el hombre que viene del Chaco puede ser grande. El gran interrogante es el margen de maniobra que tendrá y cómo será su convivencia con Kicillof. Y si lo que haga dará buenos resultados en los próximos meses.De ellos dependerá el tránsito de Cristina en su último bienio en el poder. Y el poder de influencia que ella tendrá para elegir a su potencial sucesor. Capitanich picó en punta, pero también Randazzo dijo que quiere ser y Urribarri ya avisó que no se baja. Eso sin olvidarse de Scioli que, con los magullones a cuestas y la inquina kirchnerista, va a seguir dando pelea por llegar a la Casa Rosada.El gobierno sintió el golpe y volvió a calzarse los guantes. En el ring no está la Presidenta, sino sus elegidos. Sonó la campana y arrancó la pelea.
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