La principal responsabilidad es del Estado de Entre Ríos
No podemos responsabilizar solamente a los trabajadores de la educación por el vaciamiento educativo existente.
Por Osvaldo Chesini*
OpiniónAntes, debemos asumir nuestra responsabilidad como Estado, para -desde la autocrítica- retomar la autoridad política necesaria que nos permita indicar los yerros de los demás actores del sistema y comenzar con ellos, de inmediato, el trabajo para revertir la situación.En Entre Ríos disminuyó la calidad de la educación pública. Fue así en relación con la educación privada y en relación a lo que ha ido aconteciendo en otras provincias en el último lustro. Ha sido puesto de manifiesto claramente a través de los resultados de la evaluación bianual que se hace desde la Nación.El informe difundido por medios gráficos en las últimas horas ha tenido una amplia repercusión. No es para menos. La Educación es el instrumento liberalizador del ser humano y la herramienta de desarrollo que tienen las sociedades para superarse.Los magros resultados obtenidos son atribuidos a falta de actualización docente y al desentendimiento de los padres. Los que, desde diversas responsabilidades, participamos de la marcha del sistema educativo, somos quienes debemos generar las posibilidades objetivas de formación de quien está al frente al aula y además deberíamos poner especial atención en el involucramiento de los padres en el proceso educativo de sus hijos.Debemos asumir como Estado nuestra responsabilidad en la falta de inversión, la falta de resultados en las políticas implementadas. Hace algunos años la Nación se desentendió del proceso educativo y transfirió los servicios a las provincias. Pero lo hizo sin presupuesto. Esto no debe perderse de vista a la hora de abordar la coyuntura.No ayuda a mejorar el estilo de permanente confrontación que hemos elegido en la resolución del conflicto docente. Y es difícil que los chicos puedan apropiarse de los conocimientos cuando muchos no se alimentan en forma apropiada. Esto es consecuencia del crecimiento de la pobreza, hecho que valientemente ha reconocido en su último informe el ministro Ángel Giano, rechazando cifras de organismos nacionales.Para que nuestro compromiso se contagie de forma positiva, debemos primero comprometernos.Hay que actuar con hidalguía y dignamente como Estado Federal y desde esa posición sincera reclamar los recursos económicos pertenecientes a la educación de nuestra provincia y que desde hace varias gestiones se apropió la administración nacional.Debemos desde el consenso aunar los esfuerzos y demostrar en nuestra propia vida que con la misma intensidad que trabajamos por la educación de nuestros hijos, lo hacemos por la educación de los hijos de todos.Quiero resaltar que me parece inadmisible que toda vez que aparece un dato estadístico, los funcionarios reaccionen estremecidos. Hablamos de personas no de números.Los datos, que con prontitud salieron a explicar tanto los funcionarios como la dirigencia gremial, no deben alarmarnos. Nos deben servir por la implicancia que traen en el futuro cercano si no los revertimos.Estos resultados son signos claros del presente que tiene hoy la niñez. Estamos hablando y somos testigos de una generación a la que, recortándole el presupuesto educativo, le cercenamos también el futuro.No son estos resultados sencillamente una estadística, sino un adelanto de lo que estamos construyendo en el breve plazo como provincia y país. Estos niños, que hoy no rinden en la escuela, son los mismos que mañana deberán buscar empleo, conducirnos y por qué no, generar los cambios que se necesitan para una construcción social colectiva y superadora.La pobreza, la marginalidad y el magro resultado de las políticas educativas no deben impactarnos como meros datos estadísticos, sino que deben acicatearnos para recapacitar sobre qué Estado estamos diseñando y en las consecuencias que nos traerá en pocos años más lo que hacemos.Debemos ser capaces de reformular las políticas que, según esta realidad, nos muestran que el camino está equivocado".
* Senador del Departamento Gualeguaychú
Por Osvaldo Chesini*
OpiniónAntes, debemos asumir nuestra responsabilidad como Estado, para -desde la autocrítica- retomar la autoridad política necesaria que nos permita indicar los yerros de los demás actores del sistema y comenzar con ellos, de inmediato, el trabajo para revertir la situación.En Entre Ríos disminuyó la calidad de la educación pública. Fue así en relación con la educación privada y en relación a lo que ha ido aconteciendo en otras provincias en el último lustro. Ha sido puesto de manifiesto claramente a través de los resultados de la evaluación bianual que se hace desde la Nación.El informe difundido por medios gráficos en las últimas horas ha tenido una amplia repercusión. No es para menos. La Educación es el instrumento liberalizador del ser humano y la herramienta de desarrollo que tienen las sociedades para superarse.Los magros resultados obtenidos son atribuidos a falta de actualización docente y al desentendimiento de los padres. Los que, desde diversas responsabilidades, participamos de la marcha del sistema educativo, somos quienes debemos generar las posibilidades objetivas de formación de quien está al frente al aula y además deberíamos poner especial atención en el involucramiento de los padres en el proceso educativo de sus hijos.Debemos asumir como Estado nuestra responsabilidad en la falta de inversión, la falta de resultados en las políticas implementadas. Hace algunos años la Nación se desentendió del proceso educativo y transfirió los servicios a las provincias. Pero lo hizo sin presupuesto. Esto no debe perderse de vista a la hora de abordar la coyuntura.No ayuda a mejorar el estilo de permanente confrontación que hemos elegido en la resolución del conflicto docente. Y es difícil que los chicos puedan apropiarse de los conocimientos cuando muchos no se alimentan en forma apropiada. Esto es consecuencia del crecimiento de la pobreza, hecho que valientemente ha reconocido en su último informe el ministro Ángel Giano, rechazando cifras de organismos nacionales.Para que nuestro compromiso se contagie de forma positiva, debemos primero comprometernos.Hay que actuar con hidalguía y dignamente como Estado Federal y desde esa posición sincera reclamar los recursos económicos pertenecientes a la educación de nuestra provincia y que desde hace varias gestiones se apropió la administración nacional.Debemos desde el consenso aunar los esfuerzos y demostrar en nuestra propia vida que con la misma intensidad que trabajamos por la educación de nuestros hijos, lo hacemos por la educación de los hijos de todos.Quiero resaltar que me parece inadmisible que toda vez que aparece un dato estadístico, los funcionarios reaccionen estremecidos. Hablamos de personas no de números.Los datos, que con prontitud salieron a explicar tanto los funcionarios como la dirigencia gremial, no deben alarmarnos. Nos deben servir por la implicancia que traen en el futuro cercano si no los revertimos.Estos resultados son signos claros del presente que tiene hoy la niñez. Estamos hablando y somos testigos de una generación a la que, recortándole el presupuesto educativo, le cercenamos también el futuro.No son estos resultados sencillamente una estadística, sino un adelanto de lo que estamos construyendo en el breve plazo como provincia y país. Estos niños, que hoy no rinden en la escuela, son los mismos que mañana deberán buscar empleo, conducirnos y por qué no, generar los cambios que se necesitan para una construcción social colectiva y superadora.La pobreza, la marginalidad y el magro resultado de las políticas educativas no deben impactarnos como meros datos estadísticos, sino que deben acicatearnos para recapacitar sobre qué Estado estamos diseñando y en las consecuencias que nos traerá en pocos años más lo que hacemos.Debemos ser capaces de reformular las políticas que, según esta realidad, nos muestran que el camino está equivocado".
* Senador del Departamento Gualeguaychú
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