La región: crece más, pero en forma desigual
Por cambios cualitativos al interior del capitalismo, América Latina vende a buen precio lo que produce. Sin embargo, la región sobrelleva todavía la marca de la concentración de la riqueza.Que el crecimiento de la economía latinoamericana sea mayor que el de los países ricos es un fenómeno instalado por lo menos en la última década y que ha perforado el sistema de creencias global.El dato confirma una tendencia mundial según la cual, de un tiempo a esta parte, los términos del intercambio resultan beneficiosos para aquellos países que, como Argentina, producen materias primas.De esta manera, cruje la teoría de la CEPAL, fraguada a mediados del siglo XX, para la cual los llamados "países periféricos" estaban condenados a la miseria, porque producían bienes siempre mal pagos en el comercio mundial. Cuando se escriba la historia económica de la época, seguramente se consignará que cuando la crisis de las hipotecas subprime estalló en Estados Unidos, primero, y cuando se produjo la caída del banco Lehman Brothers después, América Latina miró esos episodios por los diarios.La ruina de la potencia imperial y el hecho de que su crisis no impactara mayormente en la región, llevándosela consigo al infierno, no ocurrió por efecto de alguna revolución socialista, imaginada en los '70.No, el punto es que Latinoamérica, gracias a los buenos precios de aquellos bienes que produce, asociados a sus incalculables recursos naturales, ha quedado bien parada en el rompecabezas capitalista.Y esto, por efecto de un proceso económico global subyacente que ha generado un nuevo polo de poder capitalista en Asia-China, cuyo dinamismo demanda cada vez más alimentos y minerales, las dos grandes canastas exportables de América Latina.Sin embargo, el nuevo curso histórico favorable a la región, si bien la ha convertido en un lugar de promisión, una tierra de oportunidades, no elimina per se un viejo escollo latinoamericano: la concentración económica.Al respecto, recientes datos sugieren que la desigualdad geográfica extrema es una limitación al desarrollo económico. El 57% del PBI de América Latina y el Caribe se genera en sólo el 9% de su territorio.Eso dice un trabajo del Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES). "Altos niveles de concentración espacial de la generación de la riqueza no siempre significan altos niveles de desigualdad territorial, pero sí en América Latina y el Caribe", indicó Iván Silva Lira, economista de la institución."Si para crecer es preciso concentrar y aglomerar, la pregunta es ¿cuánta concentración y cuánta aglomeración es, éticamente, aceptable?", reflexionó.Según el trabajo, existen los países "monopolares" que concentran más del 50% de la actividad económica en un solo punto del territorio. Es el caso de Argentina, donde el 58% de la riqueza se concentra en el polo conformado por la ciudad y la provincia de Buenos Aires.Hay países bipolares, como Bolivia con La Paz y Santa Cruz (53%) y Ecuador con Guayas y Pichincha (44%). Brasil, en tanto, es un país multipolar: San Pablo, Río de Janeiro y Minas concentran el 53% de la riqueza. Y algo parecido sucede con Colombia y México.Según el estudio, el Producto Bruto Geográfico (PBG) llega a ser 8 ó 9 veces mayor entre las regiones más ricas y más pobres de estos países. Este desequilibrio en el reparto geográfico de la renta es una marca de la desigualdad de América Latina.Lo cual revela que no basta con el actual crecimiento de la región, vinculado a su oferta exportable de materias primas.
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