La responsabilidad en la política
Esta forma de protesta se asocia a las masivas manifestaciones que comenzaron en la ciudad de Buenos Aires y el interior, pero nació en Chile en la década del 70, el conjunto folklórico Quilapayún compuso la canción "Las ollitas".Guillermo Pellegrini * La letra decía "la derecha tiene dos ollitas/ una chiquita otra grandecita/ La chiquita se acaba de comprar, esa la usa tan solo pa' golpear".El fenómeno se caracterizó en la Argentina con frases como "pan y trabajo" y "que se vayan todos", con un "cacerolazo democrático" muy fuerte en Córdoba después de los "carapintadas".El 15 de mayo de 2011 -15M - es en España, un movimiento con mayoría de gente joven que se define por su forma de actuar, más que por su contenido.Todo el mundo puede participar, es un estado de politización de la ciudadanía, un momento en que la gente despierta de alguna manera y empieza a sentirse acompañada.Es un espacio de encuentro es lo que hacía falta y nadie se lo esperaba, es una explosión de participación, España tenía las tasas mas altas de paro, una de las peores condiciones laborales, todo el mundo se quejaba, de repente cambió.Salen a golpear, a gritar y buscan una democracia más participativa alejada del bipartidismo (PP Partido Popular y el PSOE Partido Socialista Obrero Español) y del dominio de los Bancos (la burbuja del crédito hipotecario) y las corporaciones, lo que querían era mejorar el sistema democrático "no somos marionetas en manos de políticos y banqueros" y "democracia Ya". Surge en el 2008 una revolución ciudadana en Islandia, rechazando el pago de la deuda externa.En octubre del 2010 aparece el librito ¡Indignaos! del Francés Stéphane Hessel que plantea un alzamiento contra la indiferencia. Dice... "Convoquemos a una verdadera insurrección pacífica contra los gobiernos y busquemos horizontes para la juventud". Surgen los movimientos "ponte de pie", se inmola a lo bonzo un joven de 26 años en Túnez, cae el gobierno, se inicia la primavera árabe. Los movimientos de España a Grecia, de Túnez a Egipto, de Moscú a Brasil, experimentan el desgaste de la militancia sin liderazgos y la angustia de ver como sus triunfos terminan tan a menudo, en nuevas frustraciones.También Turquía, Argentina y Chile tuvieron sus movimientos populares pacíficos, pero el sueño de la revolución ciudadana sin violencia que los unió, corre el riesgo de convertirse en solo un slogan gastado. Sigue en Latinoamérica y Europa todo igual, desempleo para la juventud; los dos partidos españoles tradicionales continúan siendo insensibles, monopolizando la política y las medidas de ajuste, no cesan y los casos de corrupción y descontrol siguen siendo un tema de la agenda nacional de cualquier país.Escuchar a la genteDebemos buscar la respuesta en el pueblo, la falta de conciencia política, lo incapacidad para ejercer la construcción de todo lo que necesita para que los gobiernos los escuchen. Si tomamos Latinoamérica, la gente de las clases menos favorecidas, viven en la pobreza que los somete.Las clases medias bajas tienden a extender los horarios de trabajo, que los alejan de la posibilidad de obtener conocimientos y formación, la lucha permanente por sobrevivir, no les deja tiempo para pensar, ni para darse cuenta de cómo es la organización social en la que viven y que les conviene hacer y votar llegado el caso.Si no puede surgir la conciencia política individual, tampoco la colectiva, lejos entonces de los derechos fundamentales, de la igualdad de oportunidades y de la vida digna.La escasa relación que tienen con la política consiste en que reciben un bombardeo de discursos, promesas y propaganda en general, que no hacen otra cosa que confundirlos más, quedándose a la espera de que los políticos cumplan con las promesas.Esa costumbre Latinoamericana los convierte en dependientes de un paternalismo y los sumerge en el convencimiento de que su futuro siempre está en manos de los políticos, creándoles una dependencia desmedida. Todas estas circunstancias contribuyen a un sueño profundo que los desconecta de la realidad y del resto del mundo.Por parte del estado no aparece esa responsabilidad política del hacer o sea la "praxis" Aristotélica -Tomista, el liderazgo, la educación, los alimentos, el trabajo, el crecimiento y el bien común.Conclusión, ¿se puede transformar una situación política sin conciencia, ni acción política por parte de sus actores solamente por estar "indignaos" y "batir cacerolas"?. Lo que se necesitaParece que no basta, pues sigue todo igual o peor en Europa, Oriente y América Latina. Parece que los jóvenes tienen cierta aversión y miedo al comité, al viejo aparato político tradicional, sus códigos, sus egoísmos, sus avaricias, sus corrupciones, sus nepotismos e hipocresías, pero las acampadas y caminatas, solo pueden ser un germen, no una solución.Deberán tomar nota del ejemplo de los que trabajan por el cambio, con esfuerzo y constancia en su propio medio, sino la situación termina por agotarse por si misma, no alcanzan unas horas con la gente en las calles, en las rutas o en las plazas, el poder no se inmuta.Se necesita planificación, instrucción, educación, programa y mucho trabajo y dedicación. Afortunadamente en América y Europa no nos jugamos la vida como en los países árabes, pero el bipartidismo y las alianzas políticas-empresariales no van a ceder en nada que no les convenga. * Maestro Normal - Lic. En Ciencia PolíticaFuente: The Economist
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios