La situación del campo mete miedo
La cifra impresiona: 43 mil millones de pesos. Eso es lo que podría perder el campo este año, según números del sector, lo cual dibuja un cuadro tétrico para el país.o
El modelo inaugurado en 2002, se sabe, ha sido campo-dependiente. Argentina vivió estos años gracias al "boom de los commodities", producto de un contexto mundial excepcional.
Los ingresos por la exportación de granos (especialmente soja) equilibraron la balanza comercial, dieron superávit fiscal y fortalecieron las reservas del Banco Central.
No se explica la macroeconomía pos-convertibilidad sin el campo, sin su extraordinaria capacidad para reactivar la economía, dinamizar a las ciudades del interior y generar divisas para el país.
Y de hecho el llamado "proceso de sustitución de importaciones", con eje en el dólar alto, por el cual se protegió a la industria local ante la competencia externa, no hubiera sido posible sin la apropiación por parte del Estado de la renta agraria.
Pues bien, la economía argentina viene en picada desde que al campo le empezó a ir mal. La disputa por la Resolución 125 marcó, sin duda, el punto de inflexión. Allí la apropiación de la renta agraria encontró su límite.
Desde entonces la "rebelión en la granja" se ha instalado para quedarse en la Argentina. Pero todavía más agudizada por dos nuevos ingredientes: caída vertiginosa de los precios internacionales y furiosa sequía.
Hoy el campo es un volcán en erupción. Los productores y chacareros, enfrentados al gobierno K, al que acusan de llevar adelante una política anti-campo, amenazan con una protesta sin fin.
El país ya está sintiendo este frenazo de la actividad agropecuaria, con mayor impacto en los pueblos y ciudades del interior. Pero lo que se viene es aún peor, a juzgar por pronósticos del sector.
En efecto, un informe de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) vaticina una pérdida de 43 mil millones de pesos en 2009, lo que equivale virtualmente a la presentación de quiebra del campo.
Esa plata, según comparó la entidad, representa 30.000 escuelas, 8.600 hospitales de alta complejidad, 43.000 kilómetros de rutas ó 430.000 viviendas.
Según los técnicos de CRA, la pérdida equivale también al valor de 43.000 cosechadoras, 140.000 tractores, 350.000 camionetas 4X4, 150.000.000 rollos de alambre y el sueldo anual de 1.200.000 empleados de comercio.
El estudio indica que la producción agropecuaria primaria durante 2009 en comparación con 2008, tendrá una merma del 44% y grandes perjuicios en ganadería y lechería.
Por otro lado, los técnicos de CRA aseguran que este menor ingreso incidirá en forma directa en la actividad económica de todos los sectores del país, con base sobre todo en el interior.
Al respecto, indican que el auto transporte de carga, ante el deterioro de la producción en el campo, hará muchos menos viajes y dejará de facturar 1.122.500.000 de pesos.
Según CRA, las pérdidas por 43 mil millones de pesos en 2009 surgen por efecto de la sequía y "por las malas políticas agropecuarias del Gobierno nacional", en especial por su política de precios.
El cuadro, como se ve, mete miedo. Porque la quiebra del campo, que es la tendencia que se vislumbra, implica sobre todo la quiebra de las economías regionales y la zozobra del interior.
Mientras estos vaticinios se suceden, los ciudadanos observan impávidos la continuación de la llamada "guerra gaucha", un enfrentamiento absurdo entre el gobierno K y los hombres del campo.
El odio y el resentimiento pueden condenar a la Argentina, así, al peor de los mundos.
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