La tendencia a vivir en barrios privados
Es un fenómeno urbano-social relativamente nuevo en Argentina, donde se calcula que hay 600 barrios cerrados, habitados por alrededor de 300 mil personas.Estas urbanizaciones ocupan aproximadamente 350 kilómetros cuadrados, y si bien existen en torno a casi todas las ciudades importantes del país, el grueso se concentra en la provincia de Buenos Aires.Se dice que cada vez son más y más grandes. El Cronista Comercial dio cuenta días atrás de Nordelta, el emprendimiento inmobiliario más grande del país y uno de los más emblemáticos.Dicho enclave ya tiene once barrios con más de 12.000 habitantes, un centro comercial y gastronómico, 300 oficinas, próximamente cines, un supermercado, un centro médico, cuatro colegios con 3.000 alumnos, un hotel cinco estrellas en construcción e infinidad de departamentos.En tanto hace poco se anunció el lanzamiento de la réplica de Nordelta, esta vez en el partido de Escobar, llamado Puertos del Lago. Esta ciudad pueblo está diseñada en 1.371 hectáreas (contra las 1.600 del de Tigre) y los mismos servicios.En la Argentina los barrios privados comenzaron en la década del '80 y se afianzaron en la del '90. Inmediatamente el fenómeno se convirtió en objeto de estudio de la Sociología, donde concita encendida controversia.Surgidos en su momento como casas de fin de semana, las urbanizaciones privadas, muchas de ellas superexclusivas, son habitadas preferentemente por la clase media alta o clase alta.En realidad es un fenómeno mundial debajo del cual late la nueva sociabilidad de la posmodernidad, hoy rebautizada "líquida", donde predomina un modelo humano de repliegue hacia la gratificación del individuo.El advenimiento de la individualidad empalma con la proliferación de enclaves espaciales privilegiados, organizados alrededor del consumo, como son los grandes almacenes o shopping.Ha sido la sociedad norteamericana la que ha hecho punta en este nuevo modo de vida, y de hecho hay quienes consideran a los barrios privados como copias de las gated communities (comunidades valladas) que existen en Estados Unidos.Para algunos se trata de una tendencia urbana que, nos guste o no, refleja una cultura global donde la sociedad no es vista ya como una colectividad sino como una agregación de individuos.El origen de los barrios cerrados está asociado así a diversas causas de índole cultural, aunque la inseguridad y la violencia urbana aparecen como el mayor fertilizante para su expansión.Para el sociólogo de moda Zygmun Bauman hoy domina la estrategia consistente en zafar de una época convulsa e incierta. Y así se entiende que haya quienes busquen vivir en ambientes seguros, impermeables, confortables y exclusivos.De hecho quienes comercializan este tipo de urbanizaciones privadas resaltan la seguridad que proporcionan estos enclaves.Quienes los impugnan ven en ellos un síntoma de deterioro del tejido social, un triunfo de las tendencias de disociación, en un marco posmoderno en el cual lo "público" cede ante lo "privado".Algunos consideran que la expansión de los barrios cerrados o countries en el país ilustra de manera emblemática el aumento de las desigualdades sociales y la crisis del Estado para garantizar los servicios básicos, entre ellos la seguridad.Maristella Svampa, socióloga argentina, cuestiona que algunos quieran separarse del resto, generando segregación urbana. "Este nuevo estilo de vida implica la puesta en acto de fronteras ficticias y rígidas, que establece una clara separación entre el adentro y el afuera", sostiene.Habla de un "registro inequívoco que diferencia al nosotros de los otros, los iguales de los diferentes. Puertas adentro tenemos un ámbito pacificado y, en cambio, puertas afuera, sobrevuela la amenaza difusa, el otro se torna inasible y desconocido. Lo diferente se transforma rápidamente en extraño".
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