Las amenazas globales al sistema económico
¿Qué eventos o factores pueden socavar la globalización económica, haciendo peligrar su gobernanza? Desde la élite tecnocrática mundial se reconoce que tanto la desigualdad social como la degradación ambiental jaquean el sistema.La globalización ha disparado la cantidad total de riqueza que se genera en todo el mundo. Las clases medias y profesionales de muchos países se han expandido.Aunque los beneficios han sido más importantes en los países más avanzados, también en el mundo en desarrollo la mayoría de las personas empezó a tener una mejora en el nivel de vida, gracias a un comercio mundial que remuneró sus exportaciones (por ejemplo en América Latina).Sin embargo, esa riqueza no se ha repartido en forma equitativa. De hecho, la desigualdad en el mundo ha aumentado hasta niveles que no se conocían desde la década de 1930.De esa manera, mientras algunos se han convertido en multimillonarios gracias al comercio global, en los países más pobres muchos continúan viviendo en la extrema pobreza.El mundo funciona cada vez más como una economía de los ricos o "plutonomía", según el término acuñado por Ajay Kapur, el jefe de Estrategia Global de Citigroup, para quien la economía que se está imponiendo desde hace algunos años es de alta concentración de ingresos y riqueza.Que la brecha entre los que están en la cima y el resto se acrecienta es algo que se reconoce en el mundo de las finanzas internacionales. Hace poco la agencia de noticias Bloomberg, por caso, dio cuenta que las 300 personas más adineradas del mundo incrementaron su capital durante 2013 en 524.000 millones de dólares, que es un monto similar al Producto Bruto Interno (PBI) argentino de un año entero.Kenneth Rogoff, ex economista del FMI y actual profesor en Harvard, en un artículo reciente aparecido en el diario La Nación, sostuvo que la desigualdad social es una es una de las "amenazas formidables a superar".Según su razonamiento, que refleja en realidad el pensamiento de buena parte de la elite tecnocrática global, "la desigualdad puede corromper y paralizar el sistema político de un país y con él el crecimiento económico".En su opinión, la percepción de un sistema económico injusto socava su sostenibilidad política. Y el punto es, indicó, que "la combinación de la tecnología y la mundialización exacerbó la desigualdad de los ingresos y la riqueza".El otro gran problema que amenaza el sistema económico, reconoce Rogoff, es la degradación del medio ambiente, y al respecto se muestra a favor de un impuesto mundial para mitigar los riesgos climáticos.La tercera dificultad es el envejecimiento. "¿Cómo se asignarán los recursos para el cuidado de los ancianos?", se pregunta el académico."No cabe duda -argumenta- de que unas deudas públicas desorbitadas exacerban el problema, porque se está pidiendo a las generaciones futuras que salden nuestra deuda y paguen nuestras jubilaciones".Rogoff sugiere, por otro lado, hacer algo contra la expansión de la obesidad, sobre todo infantil, un fenómeno inducido por una industria alimenticia que produce cada vez productos más elaborados y modificados."La adicción autodestructiva a los alimentos elaborados pueden reducir la calidad de vida y puede crear externalidades para la sociedad, con los mayores costos de la atención de salud", sostiene.Aquí se ve que el progreso tecnológico parece haber removido obstáculos al crecimiento económico (aumenta la oferta de bienes), pero también emerge como un arma de doble filo, toda vez que ocasiona otro tipo de trastornos.
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