Las cosas que se juegan en las aulas
La dinámica del conflicto docente, que ha determinado que en muchos distritos del país no empiecen normalmente las clases este lunes, resta perspectiva a la cuestión de la educación."Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él". La frase del filósofo Immanuel Kant resume en pocas palabras la importancia antropológica de todo esfuerzo educativo.Kant creía que la ignorancia condenaba a la servidumbre a los hombres, dejándolos en un estado de naturaleza. El camino de la libertad, por tanto, dependía del despliegue del pensamiento, que era el rasgo distintivo del homo sapiens (la criatura que piensa)La emancipación del hombre, alguien lanzado a la superación de sí, que aspira al desarrollo de todas sus potencialidades cognitivas, para decidir de manera consciente por sí mismo, ha sido el ideal de todo humanismo.Se parte del supuesto de que no hay autonomía e independencia posible sin pensamiento, y no hay pensamiento sin trabajo sobre uno mismo. De ahí la importancia del aprendizaje como proceso esforzado de elevación humana.Las implicancias para el "animal político", de que hablaba Aristóteles, son profundas. Así como las deficiencias cognitivas de una persona comprometen su capacidad de maniobra, restándole capacidad de elección, la ignorancia condena a las sociedades a la esclavitud.Bien podría decirse, entonces, que la tarea fundamental de la educación es el aprendizaje de la libertad: es en la escuela, que abre el pensamiento y despierta el sentido crítico, donde se aprende a ser libre.Democracia quiere decir, literalmente, poder del pueblo, soberanía y mando del "demos". ¿Qué pasa si este demos sabe poco y nada, si su cultura es paupérrima?La pregunta hace a la esencia del sistema. La calidad política de un país -saber en definitiva si está bien gobernado- es directamente proporcional a cómo piensan y valoran sus habitantes.La idea de Sarmiento de "educar al soberano" tenía que ver con el hecho de que formar ciudadanos es formar gobernantes, además de que la educación es el único baluarte contra la tiranía política.Los pueblos incultos terminan perdiendo la libertad, postula el filósofo español Fernando Savater. "Si alguien es ignorante no puede ser libre. Tenéis que liberaros por vía del conocimiento, de la razón, de la palabra", fue la exhortación que hizo a unos chiquilines de una escuela del conurbano.Manuel Álvarez-Tronge, presidente del Proyecto Educar 2050, escribió que la falta de educación es el más grave problema del país. "Mala calidad educativa es un sinónimo de ignorancia, y la ignorancia es el principal enemigo de la libertad y de la inclusión social. Carecer de conocimientos es el mejor caldo de cultivo para que crezcan la pobreza, la desnutrición y la inseguridad, y hasta es el camino para perder la democracia", razonó.La lógica de la democracia comienza por tanto con la educación, continúa con una ciudadanía ilustrada y, finalmente, se consolida en la garantía de los derechos y las libertades.Es importante comprender que junto al resto de las habilidades que enseña, la escuela proporciona competencias cívicas para vivir en una sociedad democrática. Se diría que la convivencia en libertad se defiende o se pierde en el aula.Es allí donde se incuba la habilidad de pensar críticamente y de actuar conscientemente en una sociedad plural, así como la empatía para vivir con los demás, en un marco de respeto y tolerancia.
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