Las cuentas claras conservan la amistad
Arreglar la deuda externa es favorable para la economía nacional, según la mayoría de las opiniones. No obstante, hay objeciones acerca de la legitimidad de la deuda. Mario Alarcón Muñiz No nos han dado respiro los últimos diez días de mayo. El convenio celebrado con el Club de París para pagar una parte de nuestra deuda externa, ocupó la atención pública de manera preferente hasta el viernes, cuando se conoció la citación del juez federal Lijo al vicepresidente Boudou para interrogarlo acerca de su participación en el caso Ciccone, la imprenta de alta tecnología dedicada, entre otras cosas, a fabricar moneda.Entre uno y otro episodio, el regreso de la Presidenta a la catedral metropolitana luego de ocho años de ausencia, no fue un acto menor. Se produjo con motivo de la fiesta patria, pero a sólo quince días de haberles aconsejado a los obispos "leer más a Francisco en lugar de viajar tanto a Roma a sacarse fotos con él". En la oportunidad asistió al Te Deum y al reclamo de diálogo, consenso, unidad y paz, formulado por monseñor Poli.No muy lejos anduvo el arzobispo de Paraná, monseñor Puíggari, quien en su homilía del 25 de Mayo invitó a "reconstruir los lazos sociales dañados por el delito, la impunidad y la falta de ejemplos por parte de quienes tenemos alguna autoridad". El gobernador, ausente. En campaña. Como casi toda la semana.No obstante, estuvo el miércoles en El Pingo inaugurando un edificio escolar junto al ministro De Vido. Un buen logro, alcanzado con fondos nacionales. Hay que destacarlo. A la vez son muchas las escuelas que presentan serias deficiencias, cuyas respectivas comunidades claman por soluciones, desde hace años, inclusive una década. Golpean en tapera.A los vecinos de Irazusta, condenados al aislamiento por la ineficiencia y las demoras interminables del Estado, les ocurre lo mismo. Ya no piden el asfalto de la ruta 51, sino "algo que les garantice salir cuando llueve".La salud también fue noticia. Sobre el final de la semana ATE le solicitó al gobierno provincial que atienda las demandas de los trabajadores del sector. Reclaman por el salario, pero también denuncian falta de medicamentos e insumos, al punto de suspenderse intervenciones quirúrgicas, al menos en el hospital San Martín de Paraná, el mayor centro asistencial de la provincia.Para coronar una semana intensa, avanzó la causa del sueño entrerriano de las cosechadoras. El juicio por quiebra de la empresa Grandes Máquinas S.A. se tramita en el fuero civil de Concepción del Uruguay. Por separado, en el fuero penal de Paraná la fiscal Sandra Terreno amplió la imputación por supuesto fraude a la administración pública y pidió a la jueza Patricia Yedro que investigue a funcionarios vinculados con este asunto. En primera fila aparece el ministro de la Producción, Roberto Schunk. El centro de la cuestión es un préstamo provincial de cinco millones de pesos (de 2011) varias de cuyas partidas se entregaron a la empresa cuando ésta se encontraba en cesación de pagos. Después se produjo la exhibición de Urribarri ante la Presidenta frente a la Casa Rosada, de la única cosechadora que se fabricó y nunca funcionó. Una buena señalEn medio de ese panorama, el acuerdo con el Club de París representa una buena señal. El monto no dice mucho dentro de la bolsa grande de la deuda externa argentina, pero es importante su significado. Se le considera un paso tendiente a normalizar una de las más molestas situaciones irregulares pendientes desde hace tiempo.Ya ocurrió meses atrás al llegarse a un acuerdo con Repsol por el 51% de YPF. Después de muchas vueltas y discursos, el gobierno terminó pagándole a la empresa 6.000 millones de dólares. Si corresponde o no, se puede discutir por separado. Pero lo aprobó el Congreso en abril pasado, teniendo en cuenta la intención de cerrar un conflicto que estaba frenando posibles inversiones extranjeras, necesarias para el desarrollo de nuestra economía.Se observa que el mismo criterio aplicó el gobierno al asumir el compromiso de pago al grupo de países acreedores nucleados en el Club de París. Es esta una organización internacional constituida en 1956. A pesar de su nombre, Francia sólo presta la sede e integra la entidad junto a Alemania, Australia, Estados Unidos, Canadá, Japón, Gran Bretaña, Suecia y Suiza, entre otros países. A pagar y disculparseLa Argentina pagará 9.700 millones de dólares en cinco cuotas anuales a partir de mayo de 2015. Más de uno se ha de preguntar por qué debemos esa plata. Al constituirse el Club de París nuestro país le adeudaba 700 millones de dólares. Se renegoció esa suma y no se pagó.En 2001 la deuda a la entidad internacional llegaba a 1.879 millones de dólares. Ese año terminó con el presidente Rodríguez Saá anunciando que "en lo sucesivo no se le pagará más nada a nadie". La mayoría del Parlamento aplaudió de pié, inclusive varios legisladores que poco después se arrepintieron.El cese de pagos y las oscilaciones del dólar determinaron que en pocos años la cuenta ascendiera a 6.450 millones. En 2008 la Presidenta anunció su decisión de cancelar la deuda con el Club de París, pagando 8.000 millones de dólares en cinco años. No pasó nada.Llegamos entonces a esta instancia que ahora nos ocupa. Hay que pagar. Diversos sectores de la economía y la política -inclusive varios opositores- respaldan la decisión. En general se interpreta que contribuye a recuperar la confianza de potenciales inversores. Hasta el FMI se ha manifestado conforme apoyando el acuerdo "como parte de un proceso en el que la Argentina está tratando de recuperar su posición en el panorama internacional", dijo el viernes la titular del organismo, Christine Lagarde.Hay objeciones, de todos modos. Pino Solanas sostiene que es inconstitucional el pacto porque atropella una investigación judicial en marcha a cargo del juez Sebastián Ramos. A su vez Jorge Altamira lo cuestiona, igual que al caso Repsol, porque se trata de "concesiones sin precedentes al capital internacional".El gobierno, entre tanto, cree que ha ganado el campeonato del mundo. Es importante por todo lo que se ha señalado, pero son 9.700 millones de dólares. Un informe del INDEC, de marzo pasado, indica que la deuda externa argentina asciende a 137.613 millones de dólares. Cálculos privados la ubican por encima de los 200.000 millones. Números diferentes, sin dudas. Sería bueno aclararlos, porque gran parte de esa deuda es ilegítima, a juzgar por atendibles opiniones de expertos.
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