EL 16% DE LOS ALUMNOS TERMINA LA ESCOLARIDAD A TIEMPO
Las escuelas en crisis: “Necesitamos dar un giro de 180 grados dentro de las aulas”
Susana Decibe fue Ministra de Educación entre 1996 y 1999. Es socióloga y analista de la política argentina. En diálogo con Radio Cero opinó sobre las cifras que señalan que sólo un 16% de los jóvenes concluyen sus estudios en tiempo y forma. Detalló que estamos en “una situación catastrófica”.
Alumnos del siglo XXI con aulas del siglo XX; un panorama que, en principio desalienta, pero que nos propone un gran desafío hacia el futuro.
Según el documento del Observatorio de Argentinos por la Educación “solo 16 de cada 100 estudiantes que comienzan primer grado llegan al final del secundario en el tiempo teórico esperado y con conocimientos satisfactorios de Lengua y Matemática”.
El informe fue titulado: “Desgranamiento y aprendizajes desiguales: las dos caras de la misma moneda”con autoría de Irene Kit, Sergio España (Asociación Civil Educación para Todos), Gabriela Catri, Martín Nistal y Víctor Volman (Observatorio de Argentinos por la Educación).
El documento analiza la trayectoria escolar de la cohorte que comenzó primer grado en 2009 y llegó al último año de la secundaria en 2020, utilizando los datos del Relevamiento Anual y las pruebas Aprender 2019.
Los porcentajes más altos se registran en CABA (33%), Córdoba (24%) y Tierra del Fuego (21%). Hay varias provincias donde menos del 10% de los estudiantes llegan al último año de secundaria con la edad y los conocimientos esperados: San Juan (8%), Catamarca (7%), Corrientes (7%), Misiones (6%), Chaco (5%), Formosa (5%) y Santiago del Estero (5%). En el caso de Entre Ríos, se ubica en un 13%.
En diálogo con Radio Cero, Susana Decibe expresó que “hay que hacer un proceso de trabajo muy fuerte con los docentes que están dentro de las aulas y con la formación de los docentes futuros. Lo que no entendemos es que hay que dejar de gastar en lo que no necesitamos gastar. Educación no puede ser una bolsa de empleo”.
“Hay que fortalecer las escuelas, buscar nuevos modelos que apliquen problemas actuales que conviven con los jóvenes y que muestren la vida en la que viven. Hay que pensar otra escuela; va a costar mucho trabajo pero tenemos que dejar de perder tiempo y gastar plata en cosas innecesarias”, sostuvo la ex funcionaria.
Además, compartió que imagina “una escuela donde los conocimientos básicos se incorporen mejorando la alfabetización y la formación en la primaria. Y luego, empezar a profundizar en temas como arte, medioambiente y muchas áreas que los formen para vivir y para encontrar un lugar en el mundo del empleo”.
“La escuela ocupa muchos años, son muchos recursos en un país pobre. No queremos entender que salir de esta crisis, será poniendo recursos donde se necesite: que son nuestros niños y jóvenes”, sostuvo.
La brecha desigual
Por otra parte, se refirió a la desigualdad de oportunidades entre quienes asisten a la escuela pública y a la privada: “hoy, que un niño no sepa inglés y tecnología es un menos para su educación. Esto tiene que ser de calidad, no una farsa como es ahora porque no hay recursos.
Hoy, el idioma tiene que ser virtual, contratando a las mejores academias internacionales”.
“Si la escuela no busca alternativa, vamos a seguir haciendo un ritual que solo nos da frustraciones. Tenemos que generar recursos humanos calificados, no hacer una pasantía que no sirve. No podemos seguir engañándonos. Estamos en una situación catastrófica”, resumió Decibe.
En otro tramo de la entrevista, aseguró que en Argentina “tenemos un acuerdo federal que nos dice qué es lo que tenemos que enseñar en todo el país, haciendo propuestas de contenidos. Con eso, cada provincia hace su diseño curricular: si uno lee eso, dice que estamos en el tope de la enseñanza del mundo, porque se pone lo máximo que hay que aprender de cada materia. Pero ¿Qué pasa con eso? Es absolutamente imposible que un docente de aula pueda traducirlo porque es de alta complejidad. Todos se van contentos con el diseño, pero en el aula no pasa nada”.
“Tenemos que facilitarle al docente los conceptos fundamentales unidos en núcleos problemáticos. Esta tarea es posible; los jóvenes se enganchan y se tienen panoramas globales de los problemas con los que convivimos”, resumió.
Por su parte, una de las autoras del informe, Irene Kit, opinó que “la referencia para analizar la información fue el mandato legal y social de una educación secundaria terminada en tiempo oportuno y con aprendizajes significativos. En diálogo entre pedagogos y economistas, interrogamos los datos disponibles para sintetizar para cuántos estudiantes se está logrando ese mandato. Sin ingenuidades: sabemos que el impacto de la pobreza afecta muchas dimensiones de la vida de los niños, niñas y adolescentes. Pero también con esperanza, confiando en que desde el sistema educativo aún tenemos mucho para dar en la calidad y la pertinencia de nuestras propuestas pedagógicas”.