RINCONES DESCONOCIDOS
Las Islas del sur entrerriano: un tesoro que todo debemos cuidar

La zona de Villa Paranacito es una de las más lindas de la provincia. El lugar elegido por muchos inmigrantes que hicieron patria en la zona trabajando en la forestación, quintas y otras actividades. Sus descendientes continúan trabajando y cuidando el recurso. Desde hace un tiempo, a las actividades tradicionales, se sumó la ganadería con un rodeo importante.
Por Fabián Miró
José Luis Peter pertenece a una familia que tiene sus raíces en la vieja Europa. Trabaja en la forestación y en la ganadería. Se trata de una de las personas que trabaja y conoce la zona de Islas, en Villa Paranacito.
Recordó que aunque la última lluvia grande fue intensa y dejó como saldo más de 100 milímetros, hay campos en donde el fuego todavía está latente. “Tenemos una capa de turba que nosotros defendemos, que no queremos que se queme, caso contrario perdemos toda la fertilidad que tiene el suelo y además de eso después termina bajando el campo. En lotes donde hubo incendios hace más de dos meses, con fortuna se aprecia algún pelito de junco nuevo, quedando claro que los productores no quemamos los campos, que es una falacia total que se generan focos ígneos para que vengan pastos nuevos para la ganadería”, sostuvo.
En tiempos en que la soja valía 600 dólares, los campos denominados altos se vaciaron de vacas que fueron remitidas a campos bajos, semibajos e islas. Después la situación tendió a normalizarse. No se continuó con el monocultivo únicamente y campos que ni alambrados le quedaban volvieron a ser utilizados para ganadería y agricultura, en lo que se conoce como explotación mixta.
Consultado por la ganadería en las Islas, Peter comentó que “con el tema de la sequía que se extendió por tres largos años, la gente volvió con sus rodeos. Hacía muchos años que no había tantas cabezas, luego de una última creciente, 2016, que fue bastante grande y la gente no se animaba a retornar. La última temporada en la zona no se sufrió tanto la sequía como en los campos altos, porque siempre un poco de humedad queda”.
Inundaciones
La amenaza siempre está latente y cada diez años o menos las inundaciones llegan a las islas. “Ahora empezamos a estar un poco preocupados porque los pronosticadores están dando que la temperatura se está elevando en el Pacífico y la posibilidad de grandes lluvias y subida de los ríos es una posibilidad muy cierta. No sabemos cuál va a ser la altura de agua que vamos a tener. Normalmente pasa que diciembre, enero, febrero, marzo son los meses pico y abril te pega, digamos, el garrotazo en la cabeza y después empieza a calmarse, pero estamos viendo cómo tratar de que nos agarre lo mejor posible”.
“La zona, aguas arriba, tiene muy poco desagüe. Tenemos albardones que hacen un sistema de dique, no permitiendo el escurrimiento de las aguas y si continúan las lluvias esto se mantiene con mucha agua y cuesta, hasta que no venga un verano seco y poco llovedor, volver a tener la superficie descubierta como para poner la totalidad de animales que el campo resiste”, detalló.
Limpieza de cursos de agua
Toda la zona de islas está compuesta por una red de cursos de agua que necesitan mantenimiento, limpieza para navegación óptima. Se requiere de dragas y dragalinas trabajando en forma permanente en una geografía muy particular. Peter contó que hay una draga, que es la que mantenía el puerto de Diamante con el calado suficiente para que entraran los buques, pero que ya no funciona.
“Lleva dos años abandonada y la verdad que yo cada vez que paso con el barco y la veo me provoca mucha pena. No entiendo porque la dejaron así, cuando se necesita sí o sí, debido a que muchos arroyos están tapados. El problema con los camalotes siempre estuvo, pero ahora se acrecentó el abandono islas adentro”, reclamó.
“Antes andaban las lanchas de pasajeros, las lanchas de escuela y cualquier tranquita chica de camalote la rompían y bueno se mantenía el centro limpio, pero desde hace un tiempo eso no está ocurriendo, siendo esa una de las razones por la cual mucha gente, al no tener una vía de comunicación segura, deja su lugar en el mundo”, concluyó.