Las Murgas del Puerto
Por Gustavo Rivas
Este particular y pintoresco estilo lleno de sabor popular, fue luego abandonado para dar paso a la música sólo instrumental de caña y papel. Al igual que las murgas uruguayas actuales, las nuestras cantaban temas creados por sus integrantes, entre los que solía haber algún letrista de nota. Los textos invariablemente contenían sátiras, alusiones mordaces y recriminaciones jocosas, siempre relacionadas con temas de la ciudad. Existía una determinada estructura que se respetaba. Por ejemplo, toda murga iniciaba sus cánticos con una presentación denominada “ensalada”. Luego se entraba a las siguientes, que denominaban “críticas”. Éstas generalmente abarcaban temas como el de las mujeres o los manates (sic), sobre los que volveremos mas adelante y también asuntos variados, que aparecían bajo el título de "crítica de todo un poco".
ENSALADAS
En la ensalada de “Los Locos del Puerto” -versión 1935- aparecen personajes caracterizados del barrio, como sus comerciantes más arraigados. Así desfilan los nombres del panadero Alonghi o Don Antonio Borro, que tenía frutería, también se alude al Almacén de Campbell, que contaba con despacho de bebidas y panadería. En razón de que Don Enrique Betolaza les hacía imprimir los folletos, también figuraba en las letras, aunque no fuera del barrio.
Veamos algunas estrofas:
Bartolo toca la flauta, y tiene cuatro peones
Alonghi la guitarra que "no les gusta" la bebida.
Borro vende fruta Betolaza vende radios,
y también buena banana. el del bombo una adquirió,
Campbell tiene almacén, y al que toca la flauta,
también panadería, una Kodak le regaló.
Por excepción se hacía referencia a acontecimientos fuera de la ciudad, pero de notoria repercusión, como por ejemplo la Guerra del Chaco, que en aquellos años sostenían Bolivia y Paraguay, para volver enseguida a temas locales, como la rivalidad comercial de algunas casas, y así cantaban:
Ahora dice el del bombo Vamos a la Jefatura
que el Paraguay anda en guerra para tratar nuestro asunto,
y les hace falta una goma, Bozzano y la Casa Estrampes
para sacudirle bien la tierra se llevan de contrapunto.
Parece que varios de “Los Blanco y Negro” trabajaban en el entonces flamante Frigorífico Gualeguaychú y no veían con buenos ojos que allí contrataran temporariamente a personal de la vecina orilla. Esto se deduce de la protesta que encierran estos versos:
El Frigorífico empezó
a trabajar a todo viento,
en vez de los argentinos,
trabajan los de Fray Bentos.
LAS MUJERES
También en esta época había letras dedicadas a las mujeres, no a la mujer en general, sino a las muchachas cuya coquetería parecía molestar a los murgueros. Entonces se escuchaban cánticos como éstos de “Los Blanco y Negro”:
Empezamos nuestro canto Las muchachas entrerrianas,
criticando a las pebetas, son una manga de caraduras:
por el modo de vestirse desde que tienen quince años
por lo elegante y coquetas. dale y dale a la pintura.
Hay alguna muy pintada Y pasan por la vidriera
que parece muy "papusa", mirándose de ganchete,
si le sacan la pintura si se les cayó el polvo
!queda peor que una lechuza! o les falta colorete.
“Los Locos del Puerto” además de esto, les reprochaban severamente su preferencia por los extranjeros, en desmedro de los criollos:
Las muchachas de hoy en día Parece que es moda en el pueblo
que pasean los domingos, no casarse con los criollos,
la que no pasea con rusos pero si con "gabancillos"
se florea con los gringos. comilones de repollo.
Agotado nuestro espacio y con total contagio de esta versificación, nos despedimos con esta cuarteta de nuestra cosecha:
Así entre "criollos y gringos"
el papel se nos termina,
pues quédense con la espina
hasta el próximo domingo.
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