Las noticias que eligen los lectores
Los editores y periodistas de un medio de comunicación suelen erigirse en intérpretes del "interés general". Desde allí deciden lo que debe consumirse. Pero pierden de vista que el público, por lo general, espera otra cosa. Históricamente el periodismo asumió, como misión de carácter público, la labor de mantener informados a todos los sectores de la sociedad sobre los acontecimientos que suceden a su alrededor, y que involucran denuncias y problemas fundamentales.Allí late la pretensión de que cuanto se publica es lo que necesariamente debe saberse. El esquema le da centralidad a los medios de comunicación social, toda vez que en ellos descansaría la hegemonía del relato noticioso, frente a un público pasivo dispuesto a consumir sin más lo que le ofrecen.Como si se dijera, en términos económicos, que la oferta determina la demanda. Pero en realidad hace tiempo que este modelo de emisor magistral -que decide qué debe saberse de la realidad- está haciendo agua.Esto en un contexto en el cual los receptores se han independizado de la tutela de los periodistas y de los editores, y se animan a "editar" su propia realidad, echando mano a la web y a otras fuentes de información alternativa.Se trata, por otro lado, de una mala noticia para los modelos de inspiración fascista, que acumulan medios de comunicación y agentes de propaganda, con la intención de monopolizar el relato público.Los estudios empíricos que ahondan en la relación entre medios de comunicación y público sostienen que va en aumento la pérdida de poder de los emisores, en términos de decidir qué es importante y qué es interesante, al tiempo que los públicos se muestran mucho más activos en sus preferencias.La "brecha" abierta entre los dos términos de la relación comunicativa pone seriamente en cuestión al periodismo como oficio y a los medios que, como los diarios en Argentina, consideran que tienen la capacidad de fijar la "agenda" informativa.Esto revela un trabajo reciente realizado por los investigadores Pablo Boczkowski -director del programa de Medios, Tecnología y Sociedad de la Northwestern University (Chicago)- y Eugenia Mitchelstein -profesora de la Universidad de San Andrés (Argentina)-.Los autores analizaron la brecha entre las preferencias de los productores y los consumidores de información, y llegaron a la conclusión de que esa preferencia a menudo no coincide. Es decir, una cosa es el menú informativo propuesto y otra es lo que el público espera.Boczkowski y Mitchelstein relevaron más de 50.000 piezas de contenido online de organizaciones de noticias de siete países como The Guardian, CNN, El País, USA Today y La Nación de Buenos Aires, entre otras.La disonancia se ve sobre todo en que mientras los medios ofrece una gran proporción de materiales sobre hechos políticos, relaciones internacionales y noticias económicas, gran cantidad de usuarios prefieren áreas temáticas más livianas como los deportes, los espectáculos y el clima.Por tratarse de un sistema dinámico en transformación, esa inclinación varía, por ejemplo, en contextos de mayor actividad política, como en períodos electorales.Cualquier editor, en suma, podría preguntarse si para dar gusto a sus lectores no debería dar más espacio a las noticias ligeras. ¿Es la realidad, acaso, demasiado agria como para llevarlos a evadirse leyendo historias que lindan con la frivolidad?
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