Las paradojas, un estímulo para pensar
En sentido general la paradoja es una idea extraña que infringe el sentido común e implica una contradicción. En realidad son poderosos estímulos que sirven para pensar la compleja realidad.Así lo consideraban los antiguos griegos, los inventores del pensamiento racional. La frase de Sócrates, "Yo sólo sé que no sé nada", es un ejemplo de pensamiento paradójico.¿No cayó en una contradicción el sabio más grande de Atenas, según el oráculo de Delfos? La cosa se aclara si interpretamos que Sócrates no se refería a que él fuse ignorante, sino que considerando todo lo que desconocía, o mejor dicho, entendiendo que su ignorancia era grande, él no sabía nada.Una de las más antiguas paradojas se atribuye a Eubúlides de Megara o bien, según otros, a Epiménides de Cnossos. Y se formula así: "Epiménides, el cretense, dice 'todos los cretenses son mentirosos'".La pregunta es. ¿Miente Epiménides o dice la verdad? La respuesta es que miente y a la vez dice la verdad, lo cual hace de la frase un pseudoenunciado, o un enunciado mal construido.Esta "paradoja del mentiroso", como se la conoce, preocupó mucho a los antiguos y se dice que Filetas de Cos murió por no haber sabido darle solución, según reza su epitafio: "Soy Filetas de Cos. El Mentiroso me hizo morir y las noches de insomnio que tuve por su causa".La paradoja es un poderoso estímulo para la reflexión. A menudo los filósofos se han servido de ellas para revelar la complejidad de la realidad y para demostrar las limitaciones de las herramientas de la mente humana.La identificación de paradojas basadas en conceptos que a simple vista parecen simples y razonables ha impulsado importantes avances en la ciencia, la filosofía y las matemáticas.La mente humana encuentra aquí un instrumento para lidiar con la contradicción y hay razones para suponer que la realidad es en sí misma paradójica.Las paradojas son consideradas el fermento del espíritu, el punto de partida del pensamiento. Son formulaciones que desafían al ser humano en su deseo innato de querer darle sentido al mundo.Hay paradojas célebres, como la de Pascal, para quien "el corazón tiene razones que la razón no entiende". O la formulada en El Principito, según la cual "Lo esencial es invisible a los ojos. Sólo se ve con el corazón".La paradoja del dinero dice así: "Era un hombre tan pobre, tan pobre, que lo único que tenía era dinero". La de la cultura, expresada por el actor Groucho Marx, reza: "La televisión es una fuente de cultura, cada vez que alguien la enciende me voy a la habitación de al lado a leer un libro".Michele Norsa expresó la paradoja que envuelve a la tecnología, al afirmar que ésta "nos acerca a lo más lejano y nos distancia de los más próximos".La paradoja de la riqueza se le atribuye a los estoicos y dice: "No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita". El amor también es paradójico, según aquel dicho de que "quien te ama te hará sufrir".Se le atribuye a William Shakespeare la paradoja del disfrute, cuando afirmó "sufrimos demasiado por lo poco que nos falta y gozamos poco de lo mucho que tenemos".Cuentan que Napoleón Bonaparte se dirigió a su criado en estos términos "Vísteme despacio que tengo prisa", postulando así la paradoja del tiempo.Mientras la paradoja de la generosidad sostiene que "cuanto más damos, más recibimos", la de lo de lo cotidiano postula que "lo más pequeño es lo más grande".
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios