Las redes sociales y el futuro de la democracia
El auge de las redes sociales en Internet, con su hiperconectividad virtual, replantea los términos del sistema político, cuya representatividad está en crisis.El dato central es que la tecnología digital le ha dado otra plataforma de expresión y participación al "demos" (pueblo). Y sabemos que la democracia reside en la soberanía y mando del demos.El fenómeno está en plena expansión. De acuerdo con relevamientos recientes de la firma Datos Claros, casi la mitad de los argentinos (el 47%) que utilizan Internet integra alguna red social.El canal digital que está haciendo furor es Twitter, la red social de los microblogs de no más de 140 caracteres cada uno, que potencia la comunicación en tiempo real.Además de la gente corriente, allí interactúan famosos, políticos y periodistas, mezclándose lo banal con lo serio. Por días se suman 2.000 usuarios argentinos a esta red.¿Qué nuevos horizontes políticos abre Internet? Los politólogos no se ponen de acuerdo. Como ocurre ante cada nuevo fenómeno de este tipo, hay dos bandos: unos que lo celebran, y otros que lo critican.Los más entusiastas hablan de que la red hará posible la "poliarquía", es decir el "gobierno de muchos". Con esto se quiere significar que la tecnología hará posible, por fin, la participación del pueblo.La ciberdemocracia, así, estaría llamada a desplazar al actual sistema formal de selección de élites para las labores de gobierno (democracia representativa).Otros, en realidad, tienen una opinión mediocre del fenómeno. El politólogo Javier del Rey Morato dice que hasta ahora lo que se ve en la red se asemeja al "caos".En los blogs, en los foros, entre aquellos que comentan notas y noticias, es posible extraer un perfil del cibernauta político. "Podemos encontrar allí contestatarios compulsivos, indignados crónicos, anarquistas pasivos, divulgadores incontinente, idealistas lúdicos", describe Morato.Lo concreto es que Internet está actualizando el debate sobre el sistema político, sobre su capacidad de para representar las demandas del "demos".El politólogo italiano, Giovanni Sartori, aborda esta temática en su libro "Homo Videns". Para él, "una cuestión es la titularidad del poder y otra bien diferente es el ejercicio del poder. El pueblo es titular del poder ¿De qué modo y en qué grado puede ejercitarlo?"El italiano cuestiona a aquellos que declaran obsoleta a la "democracia representativa" -según la cual el pueblo ejercita su poder eligiendo a quien ha de gobernarlo- a favor del "directismo".Con este último concepto describe una situación utópica de autogobierno, en la cual son los propios electores quienes se hacen cargo de tomar decisiones de gobierno.Es un simplismo creer, objeta, que los problemas de las instituciones representativas -que hacen ver a los dirigentes como pseudo-representantes- se solucionan diciéndole a la gente: hágase cargo."Es como decir que si los hospitales están saturados y los médicos son unos ineptos, la solución es la auto-medicación: el enfermo que sustituye al médico, que se receta las medicinas y se realiza una intervención quirúrgica con la ayuda de un amigo", ironiza Sartori.En cualquier caso, aclara el italiano, suponiendo que eso fuese posible, debería darse esta situación ideal: a cada incremento de demo-poder debería corresponderle un incremento de demo-saber, de suerte que la competencia cognitiva de los ciudadanos les permita resolver por sí mismos los problemas de la política.¿Acaso la ciberdemocracia, vista como una forma de directismo, aumenta el demo-saber?
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