Lo que hay detrás de los accidentes viales
Las muertes por accidentes de tránsito son un dato fatídico que habla del descontrol vial que reina en muchas partes del país. Una serie de causas de índole cultural explicarían el fenómeno.En 2010 hubo 21 muertes diarias por accidentes, llegando a 638 en el mes, y al escalofriante número de 7.659 víctimas fatales, según la Asociación Civil "Luchemos por la Vida".Números más números menos, Argentina ha venido liderando el último tiempo el ranking de deceso por esta causa. Y a decir verdad, los accidentes en calles y rutas, con su tendal de víctimas, se ha convertido en un aspecto siniestro de la vida nacional.Un vistazo a las noticias de la última semana corrobora el aserto. El diario Uno de Paraná, por ejemplo, informa que en esa capital aumentó un 50% la mortalidad de motociclistas.Ocurrieron 9 muertes en los primeros tres meses de 2011, lo que ha hecho decir al jefe del servicio de Terapia Intensiva del hospital San Martín, Guillermo Grive, que se está ante una "epidemia".El profesional dio una pista para explicar estas cifras: "El 50% de las motos cruza en rojo, un 20% lleva chicos o van más de dos personas, y no se realizan controles de alcoholemia en la forma ni el horario adecuados".La otra razón tiene que ver con que los paranaenses no emplearían el casco ni para adorno. Quienes usan esta protección, que según los expertos reduce sensiblemente las lesiones graves, no superaría el 10%.A todo esto, el mismo diario informó que en los tres primeros meses de este año, 51 personas perdieron la vida en Entre Ríos, según fuentes policiales.La mayoría de los trágicos episodios son productos de choques frontales, asociados sobre todo a adelantamientos indebidos. "Las muertes dejen familias destruidas y engrosan las estadísticas, sobre las que luego analistas vendrán a opinar y funcionarios a polemizar", reflexiona el cronista de la nota.Otra noticia impactante es la que sacó estos días el diario La Nación, respecto a Capital Federal. "En sólo 30 días multaron a 675 autos por ir a más de 140 km/h", dice el encabezado de la información.La mayoría de las infracciones, con 218 casos, se registraron en avenida Cantilo, pese a que el límite de velocidad ahí es de 100 km/h. El gobierno de la Ciudad, creó hace poco la figura del exceso de velocidad gravísimo.Esa figura se aplica para aquellos que circulan a más de 140 km/h en cualquier autopista, avenida o calle porteña, y prevé severas sanciones. Es una medida que pretende frenar la tendencia a usar la vía pública como pista de carrera.¿Cómo se explica este descontrol al volante? ¿Acaso querer llegar más deprisa que los demás, pretender ganar algunos minutos, o la vana satisfacción de superar al vehículo que tenemos delante?Nada de eso justifica el riesgo que se corre: la muerte, ya sea la propia o la del otro. Ni hablar del absurdo de conducir alcoholizado, lo que convierte directamente en enajenados a los que conducen.Vivimos en un país que celebra la embriaguez y que entrega alegremente sus jóvenes a las garras de un negocio millonario. Hay quienes piensan que emborracharse es una costumbre inofensiva.Sin embargo, Luchemos por la Vida, sobre datos de la morgue judicial, informa que el 50% de las muertes por accidente tiene índice de alcoholemia por encima de lo permitido.A todo esto, los argentinos tenemos un inveterado desprecio por las normas de seguridad vial. No se entiende que respetar los códigos en estos temas entraña salvar la vida, la nuestra y la de los demás.Pero esto es un reflejo, en realidad, de la anomia que aqueja a la Argentina en todos los órdenes de la vida civil y política. No somos un país justamente apegado a la ley. De hecho entre nosotros se premia al que inventa el "atajo" de la norma.A estas causas hay que sumar las deficientes condiciones de la infraestructura vial, que no está preparada por lo pronto para tolerar un parque vehicular en expansión.
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