Lo que rodea al fútbol no es nada agradable
El deporte más popular de Argentina está atravesado por comportamientos sociales arraigados: intolerancia y violencia barrabrava, más maniobras económicas irregulares de los clubes.La noticia indica que al menos cuatro personas resultaron heridas este sábado en Santa Fe por disparos de armas de fuego, dos de ellos de gravedad, durante un enfrentamiento en una ruta entre sectores rivales de la barra brava de Boca Juniors.Mauro Martín, uno de los cabecillas de la barra, fue herido en la balacera. Martín está enfrentado con Rafael Di Zeo, ex líder de 'La 12', que acaba de ser exonerado por la justicia en un juicio por asociación ilícita.Se sabe que en Boca hay grupos antagónicos y que cuando se enfrentan son extremadamente agresivos. También se sabe que el episodio se suma a una larga lista de hechos violentos que ensombrecen al fútbol argentino, y en este sentido ya no sorprende.Los barrabravas no son simples grupitos de alborotadores. Tienen una logística y se mueven con tanta impunidad, que es difícil no darle crédito a quienes aseguran que constituyen verdaderas organizaciones delictivas.Organizaciones vinculadas no sólo con el negocio del fútbol sino con el poder político y sindical y con los dirigentes de los clubes. En este sentido, es un fenómeno social y delictivo detrás del cual subyace una trama de intereses oscuros.A todo esto, el fisco ha puesto la mira en las operaciones de compraventa de los jugadores. El organismo recaudador, la AFIP, acaba de detectar irregularidades en esas operaciones.Acaso porque ahora financia las trasmisiones televisivas del fútbol, y porque está inquieto por la fuga de divisas, al gobierno le preocupa que por esta canilla se evadan impuestos y se saquen dólares del sistema.Se detectó que hay planificaciones fiscales nocivas en las transferencias de jugadores de fútbol al exterior y en algunos casos se triangulan las operaciones a paraísos fiscales con el objetivo de evadir el pago de impuestos.En la maniobra intervienen grupos inversores y representantes de los futbolistas. Pero también otros clubes del exterior, que sirven para la tenencia de los derechos federativos de los jugadores, aunque éstos nunca se desempeñan allí.Dichos clubes hacen de paraísos fiscales deportivos. La triangulación funcionaría así: un club argentino paga un "préstamo" o una "cesión" al club del exterior que funciona como un paraíso fiscal deportivo. Luego el club del exterior le paga la comisión al representante, el derecho al inversor y la prima al jugador. Todo fuera de Argentina para ocultar el verdadero ingreso a la AFIP.Por eso hoy el organismo recaudador está exigiendo a los intervinientes en las operaciones de compraventa de jugadores la verdadera realidad económica de la operación.El fútbol, como se ve, es mucho más que un deporte de equipo jugado entre dos conjuntos de 11 jugadores cada uno, que desplazan una pelota a través del campo para intentar ubicarla dentro de la meta contraria, acción que se denomina gol.En realidad es un fenómeno social y político que en el caso de Argentina refleja vicios inveterados como la violencia y la corrupción. Universalmente, en tanto, congrega a muchedumbres que suelen muchas veces enardecerse.Los grandes partidos de fútbol "sirven sobre todo, como los circos romanos, de pretexto y deshago a lo irracional, de regresión del individuo a su condición de parte de la tribu", opina el escritor Mario Vargas Llosa.Una descripción que permite entender el porqué de la existencia de las famosas barras bravas.
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