Los cantos de sirena del discurso político
El año electoral ya comenzó y con él las campañas de los distintos partidos orientadas a captar la voluntad de los votantes. Un proceso en el cual el discurso político busca sobre todo agradar al público. El lenguaje común tiene expresiones sacadas de las grandes obras literarias que la mayoría de los hablantes desconoce. Una de ellas es "canto de sirena", proveniente de "La Odisea", poema épico griego atribuido a Homero.La expresión de marras remite a un "discurso elaborado con palabras agradables y convincentes, pero que esconden alguna seducción o engaño", según refiere el Diccionario de la Real Academia (RAE).En Argentina un presidente que logró ser popular durante muchos años, aunque después cayó en desgracia, contó ya fuera de ese cargo cómo hizo para acceder a él."Si yo hubiera dicho lo que iba a hacer, no me votaba nadie", fue la frase antológica de Carlos Menem, que aunque para alguna gente pueda sonar cínica, tiene la virtud de transparentar lo que otros nunca estarían dispuestos a reconocer en público.Pero sería un error creer que los electores, supuestos miembros inocentes de la sociedad, siempre caen víctimas del engaño de sujetos inescrupulosos que, en su afán por escalar en los resortes del Estado, ejercen un discurso engañoso.El teórico de la Escuela de Frankfurt, Theodor Adorno, decía que no hay triunfo del persuasor sin la complicidad del receptor, en el sentido de que hay una tendencia humana a querer oír lo que va en línea con nuestros deseos o intereses."No es que las personas se traguen el cuento, como se suele decir, (...) es que desean que les engañen", refiere al sugerir que las sociedades prefieren vivir en supercherías confortables, antes que enfrentar la cruda realidad (aunque ésta después tome revancha).La cita de Adorno empalma con el pensamiento de los expertos en marketing político, la mayoría de los cuales aconseja a los candidatos no ofuscar a los electores con malas noticias (por ejemplo diciendo la verdad de lo que pasa).Es el caso del consultor político Daniel Eskibel, que en su página web maquiaveloyfreud.com afirma directamente que el votante escucha lo que quiere oír.Al respecto cuenta la historia risueña de un hombre que va caminando de noche por la ciudad y se topa con un borracho que parece buscar algo en el piso, oportunidad en la que se produce este diálogo, en palabras de Eskibel:"-¿Necesita algo?- le pregunta inclinándose sobre el borracho.-Perdí una moneda- contesta el otro con la lengua trabada.-¿La perdió por aquí?- dice el hombre señalando la esquina iluminada.-No, no, la perdí lejos de acá- responde el borracho casi imperturbable.-¿Y entonces por qué la busca aquí?- pregunta con rigor el hombre.-Porque acá hay luz- finaliza el borracho con lógica demoledora".La moraleja es que las personas buscan donde les resulta más fácil buscar. En este caso el borracho busca en la luz lo que perdió en la oscuridad. De esa manera se ilustra una vieja ley de la psicología: cada uno prefiere escuchar los puntos de vista más cercanos a los propios, y esto al parecer porque el cerebro evita toda información que le genere conflictos internos. Los cantos de sirena en política, por tanto, no son sólo producto del oportunismo de los candidatos, sino que responden también a una necesidad del público elector, deseoso de escuchar lo que quiere oír.
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