Los inquilinos y el déficit habitacional
Miembros de la clase media, ante la imposibilidad de acceder a una vivienda propia, cada vez más se ven obligados a alquilar una casa para vivir. Se cree, en suma, que ha crecido notablemente el número de inquilinos en el país.El diario 'Página/12' habla de un sector social emergente, el de los inquilinos, que involucra a 5.000.000 de argentinos. De hecho se acaba de conformar una nueva organización para defender sus derechos.El Frente de Inquilinos Nacionales (FIN) reúne, así, a las familias que no tienen otra opción que alquilar, pero a quienes se les hace cada vez más cuesta arriba pagar ese arriendo.Lo que ocurre es que los dueños de las viviendas practican actualizaciones periódicas (algunos cada seis meses) de los contratos de alquiler por la inflación.Los propietarios alegan que esos alquileres se pactan por debajo de la inflación prevista, y aseguran que la renta que sacan por la vivienda es bajísima según los valores históricos.Pero los inquilinos tienen otra visión. Como muchos de ellos son trabajadores y empleados que cobran ingresos fijos, los cuales han perdido poder de compra el último tiempo, los nuevos costos de los alquileres son un golpe a su bolsillo.El crecimiento de la masa de inquilinos, y el hecho de que éstos tengan que afrontar gastos de alquiler en aumento, es efecto de un problema mayor: la penuria de la vivienda.La lógica es muy simple: el que no puede acceder a una casa para vivir, alquila. Esa es la opción obligada de muchas familias de clase media, que ven cada vez más lejos la posibilidad de ser propietarios.El telón de fondo es el déficit habitacional que existe en Argentina, un problema estructural que afecta a vastos sectores sociales. La situación ha llevado a que los más pobres hayan optado por las "tomas" o asentamientos en terrenos fiscales o no ocupados por los propietarios.El gobierno, a través del Plan "ProCreAr", que sortea créditos para el acceso a terrenos o construcción de viviendas, ha venido a paliar en algo la angustia de los sectores medios, que no encuentran otros resortes para hacerse su casa.Pero los que no pueden acceder a este programa estatal, y no califican para los créditos hipotecarios disponibles en la banca privada (todos ellos carísimos), no tienen más opción que alquilar.Los resultados de los censos 2001 y 2010 arrojaron una disminución de la proporción de hogares propietarios de la vivienda y el terreno (67,5% versus 65,1%) y un aumento de los hogares inquilinos (15,8% versus 21,4%).Se cree que este fenómeno de "menos propietarios y más inquilinos" se ha venido agudizando. Eso confirman las estadísticas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), que son las únicas que están actualizadas.En 2014, un 54,7% de los porteños eran propietarios y 32% inquilinos, una cifra que impacta cuando se la compara, por ejemplo, con el 2003, cuando el 64,45% era propietario y el 23,9% inquilino.La tendencia se repite en las grandes urbes el país, según cuenta la periodista Graciela Pérez, en una nota reciente aparecida en el diario digital Miradas del Sur.Allí se cuenta que Rosario, por ejemplo, es la segunda ciudad del país, después de la capital argentina, con mayor porcentaje de hogares inquilinos (30%).Que más personas se vean obligadas a alquiler, y que deban lidiar con el pago de contratos que se actualizan por la inflación, es otra cara en realidad del problema más acuciante de la falta de acceso a la vivienda propia en la Argentina.
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