Los jóvenes que peregrinan con alma y vida

En estos días cientos de miles de jóvenes se pusieron en camino a Río de Janeiro. Fueron saliendo de los más diversos rincones del mundo. Algunos de grandes ciudades, otros de poblados pequeños. Por monseñor Jorge Eduardo Lozano No faltan quienes hicieron kilómetros a pie o de la aldea se subieron a un bote para encontrarse con otros tal vez desconocidos, y juntos ir al aeropuerto. La gran mayoría se suben a un avión por primera vez en su vida.De algunos países la delegación es numerosa, como la de Argentina que está integrada por varias decenas de miles; y en otros casos un pequeño grupo que trae en el corazón multitudes de peregrinos. No son turistas, no están de paseo. Son peregrinos. Pero esta condición de traslado geográfico representa que son caminantes de una esperanza que no defrauda. Van en búsqueda de valores absolutos, anhelan la Vida en plenitud.Están insatisfechos con lo que les ofrecemos hasta ahora. Pero no usan del reproche que pone la responsabilidad afuera, en otros. Se hacen cargo de lo que los adultos no pudimos o no supimos darles, y avanzan hacia el Gran Amigo que les colma el corazón y les inflama el pecho. Claro que sí, es Jesús de Nazareth.En la Encíclica "La luz de la fe" que te comentaba la semana pasada, el Papa Francisco dedica un bello párrafo a los jóvenes: "Todos hemos visto cómo, en las Jornadas Mundiales de la Juventud, los jóvenes manifiestan la alegría de la fe, el compromiso de vivir una fe cada vez más sólida y generosa. Los jóvenes aspiran a una vida grande. El encuentro con Cristo, el dejarse aferrar y guiar por su amor, amplía el horizonte de la existencia, le da una esperanza sólida que no defrauda. La fe no es un refugio para gente pusilánime, sino que ensancha la vida. Hace descubrir una gran llamada, la vocación al amor, y asegura que este amor es digno de fe, que vale la pena ponerse en sus manos, porque está fundado en la fidelidad de Dios, más fuerte que todas nuestras debilidades". (53)Recemos por este Encuentro que los convoca a ellos, pero también nos interpela a nosotros. Ayer se ha celebrado el día del amigo, y muchos de ellos ya lo celebraron en viaje. Demos gracias a Dios por los amigos que tenemos y que tanto nos ayudan en el camino de la vida.Y te comparto algunos párrafos más de la Encíclica de Francisco.La fe es Luz para la vida en sociedad. "Asimilada y profundizada en la familia, la fe ilumina todas las relaciones sociales. Como experiencia de la paternidad y de la misericordia de Dios, se expande en un camino fraterno. En la "modernidad" se ha intentado construir la fraternidad universal entre los hombres fundándose sobre la igualdad. Poco a poco, sin embargo, hemos comprendido que esta fraternidad, sin referencia a un Padre común como fundamento último, no logra subsistir. Es necesario volver a la verdadera raíz de la fraternidad."(54) ¡¡¡Cómo necesitamos profundizar en la amistad social!!!"La fe, además, revelándonos el amor de Dios, nos hace respetar más la naturaleza, pues nos hace reconocer en ella una gramática escrita por él y una morada que nos ha confiado para cultivarla y salvaguardarla; nos invita a buscar modelos de desarrollo que no se basen sólo en la utilidad y el provecho, sino que consideren la creación como un don del que todos somos deudores." (55)Sabemos por propia experiencia que tener fe no va de la mano con ausencia de sufrimiento. "La luz de la fe no disipa todas nuestras tinieblas, sino que, como una lámpara, guía nuestros pasos en la noche, y esto basta para caminar. Al hombre que sufre, Dios no le da un razonamiento que explique todo, sino que le responde con una presencia que le acompaña, con una historia de bien que se une a toda historia de sufrimiento para abrir en ella un resquicio de luz." (57)Cuando leas estas líneas yo también estaré en Río de Janeiro acompañando a los jóvenes y siendo testigo de la fuerza que tienen en su vida de fe. Recemos por todos los que viajan. Pidamos a Dios por el Papa Francisco y sus actividades en estos días en los cuales él también los abrazará a los jóvenes con la ternura del buen pastor.  *Obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social