Los móviles que juegan en la huelga
¿Cuándo los paros generales son legítimos? ¿Cuándo reflejan exactamente una situación de injusticia laboral? ¿Cuándo responden a otros intereses?La inquietud luce pertinente a la luz del debate que plantea la realización de una medida de fuerza como la que tuvo lugar ayer. ¿Estuvo justificada, realmente?Es decir, ¿los móviles se ajustaron a las razones por las cuales la Constitución Argentina consagra el derecho a huelga, en el artículo 14 bis? Por lo pronto, no resulta trivial que se admita la existencia de este derecho.La huelga es el medio más importante con que cuentan las organizaciones sindicales para dirimir los conflictos surgidos en las relaciones laborales. Un país donde no se admita esta posibilidad estaría violando un principio clave que rige en el mundo civilizado.Pero como todo derecho, el de huelga está sometido a ciertas exigencias de orden moral que fundamenten su aplicación concreta. Al respecto, ¿se justificó el paro de ayer?El gobierno nacional argumentó que el encabezado por la CGT y la CTA disidentes tuvo por principal objetivo provocar el "caos", y sólo se explica por el trasfondo "político", además de criticar, no sin razón, la práctica del bloqueo y corte de rutas.El jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina, horas previas a la medida, sostuvo que "mientras en el mundo las centrales sindicales reclaman por desocupación y ajuste, acá unos pocos dirigentes con ambiciones políticas recurren al bloqueo de rutas y servicios para hacer sentir una medida que no cuenta con el apoyo de la clase trabajadora".Los huelguistas, en cambio, aducen que el paro estuvo harto justificado: hay alta inflación, los sueldos pierden capacidad adquisitiva y el mínimo no imponible de Ganancias castiga sin piedad.¿Quién tiene razón, el gobierno que dice que todo es una maniobra política, o los huelguistas con sus reivindicaciones sociales? ¿Y si las dos cosas fuesen ciertas, de suerte que a las razones objetivas para la protesta se le debe adjuntar la manipulación política?A decir verdad, no se conoce ninguna huelga de este tipo cuyos móviles no despierten sospecha y lógica controversia. Y cuesta imaginar una totalmente descontaminada de intereses políticos.Los trece paros generales que debió sufrir la administración de Ricardo Alfonsín, allá en los '80, de mano de los sindicatos peronistas, ¿estuvieron presididos todos por motivos gremiales legítimos?Resulta que ese gobierno, que tuvo que enfrentar los desafíos inherentes a la transición democrática en Argentina, padeció un paro general cada seis meses.Además resulta llamativo que Hugo Moyano, hasta hace poco un firme aliado del gobierno desde la CGT, haya encontrado recién ahora motivos para hacer un cese de actividades.De hecho Cristina Kirchner enfrentó ayer el primer paro general en casi cinco años de gobierno. Como sea, si la política en estos casos parece jugar fuerte, no es menos cierto que la economía tiene un peso crucial.Al respecto, resulta una insensatez no admitir que la recuperación económica explica en gran medida la inexistencia de medidas de fuerza todos estos años.Argentina ha logrado recuperar niveles de empleo e ingresos desde el dramático piso de 2002. Los éxitos electorales del oficialismo están, de hecho, muy vinculados a esta realidad.Acaso el gobierno, más allá de la puja con la oposición política, debería preguntarse en qué medida la huelga no está mostrando un fallo real en la economía, y qué cosas debería hacer (o dejar de hacer) para remediarlo.
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