CAMBIOS EN EL ESCENARIO DE DOS POLOS
Los oficialistas y los opositores se preguntan qué hacer con Javier Milei

La irrupción de Javier Milei en la política argentina ha provocado un cimbronazo, en oficialistas y opositores. Los primeros porque se ilusionan con que el economista actúe a modo de aspiradora de votos de Cambiemos. Los segundos todavía no saben qué hacer con él. La disyuntiva es grande y no está exenta de riesgos. Riesgos que representan ganar o perder. Nada más ni nada menos.
Jorge Barroetaveña
La experiencia más cercana de aparición fulgurante de la derecha fue Alvaro Alsogaray, cuya estrella brilló a fines de los ’80 y sobre todo, en los ’90 en alianza con el ex presidente Carlos Menem. La principal figura de aquel fenómeno fue su hija, María Julia Alsogaray, personaje poderoso en el auge del menemismo. Con la vieja UCEDE pasó lo que pasó antes con otros movimientos similares: su acercamiento con el peronismo fue su certificado de defunción.
Milei representa una rémora de aquello. Montado en el colérico reproche social a todo lo que huela a política, recupera aquel mensaje de la UCEDE sobre las libertades y la importancia del libre mercado. Hunde su discurso claro, 30 años después, en una Argentina más pauperizada y desahuciada por los sucesivos fracasos. Lo que dice, hoy llevado a un extremo, es nada en comparación a lo que puede llegar a hacer. Es ahí donde el proyecto Milei hace agua. Para emprender todas las reformas que pregona, necesita inevitablemente de mayorías parlamentarias y un equipo de gente que hoy no tiene. El éxito llama al éxito y es probable que de a cientos le golpeen la puerta para sumarse. Pero no es garantía de nada. Eso sin contar la resistencia que tendrá del sistema con los sindicatos a la cabeza. Entre lo que se quiere y lo que se puede hacer, suele haber un trecho largo, más en política y, sobre todo, en la administración del estado.
Por ahora el fenómeno Milei sí condiciona al resto. Sobre todo a la oposición porque amaga con dividirla y revivir las chances del oficialismo. Es el principal argumento de los halcones de Cambiemos con Patricia Bullrich a la cabeza para sondear al menos, alguna alianza táctica con el hombre de cabellera abundante. Claro que su sola mención divide aguas y hace que Carrió ponga el grito en el cielo. A tal punto llega el debate que el comunicado de mitad de semana, descartando cualquier posibilidad de entendimiento, provocó otra vez cimbronazos. Milei, para los radicales y la Coalición Cívica es indigerible y eso hasta ahora, no amaga cambiar.
Macri y Bullrich creen que es un riesgo dejarlo afuera. Hace pocas semanas un encuestador cercano al oficialismo, le avisó a todos que ojo con Milei si llega a la segunda vuelta. Hoy es difícil prever hasta dónde llegará la ola, pero si la crisis se profundiza y gobierno y oposición no aciertan con su estrategia, la furia no tiene techo.
Alberto y Cristina juegan con su propio fuego. Festejan que Macri pueda ser candidato y fogonean de todas las maneras posibles a Milei. Más allá de la dinámica de su pelea personal y de poder, no pierden de vista que una oposición dividida siempre será negocio para el peronismo. En Juntos ponen parches por todos lados, aunque por ahora sigue primando la importancia de no pegar el portazo. Tampoco nadie quiere cargar con semejante responsabilidad de poner en riesgo un triunfo electoral que algunos dan por descontado el año que viene.
Macri y Rodríguez Larreta cultivan el esfuerzo del equilibrio. El ex presidente acompañó al Jefe de Gobierno en una reunión de gabinete porteño y después volaron juntos al sur para una conferencia con empresarios en el Llao-Llao de Bariloche. Allí claro estuvieron cada uno por su lado pero sin perder la sintonía. La única disruptiva es Patricia Bullrich que sigue soñando con ser la sucesora de Macri y quedarse con sus votantes. Pero el ex mandatario estira su definición y coquetea con una eventual candidatura, para regodeo oficialista que se imaginan lo fácil que sería enfrentarlo y volverle a ganar. ¿Especulaciones? La política está llena de esas cosas, más cierta ausencia de realidad, bastante profunda en algunos dirigentes.
Los radicales siguen lamiendo sus heridas de la vieja alianza del período 15-19. Gritan que no están dispuestos otra vez a ser furgón de cola y pueden presentar un candidato competitivo para pelearle al PRO. Tienen razón, la cuestión es encontrarlo. Manes, Lousteau, Morales, Cornejo, son los nombres que circulan. El tema es hasta dónde están dispuestos a diferenciarse de sus socios en una interna y si la UCR ya está lista para comandar. Todo indica que sí.
Milei hace la suya. Y aprovecha que todos hablan de él. Hasta dónde lo llevará la espuma del enojo social nadie puede predecirlo. Por ahora ha llegado bastante lejos. El futuro que le depara la política no parece tener términos medios: la gloria o Devoto. Si es lo primero ojalá esté preparado para el desafío. No es lo mismo decir que hacer.