Los partidos de fútbol inciden en los delitos
La tasa de delito sube o baja en Montevideo y alrededores según si juega la selección uruguaya o cómo le vaya a Peñarol y Nacional. Ése es el increíble hallazgo científico de dos economistas argentinos.Martín Rossi e Ignacio Munyo, quienes fueron distinguidos por los Premios Álter Eco2012, por realizar uno de los mejores trabajos en el campo de la economía no convencional, hallaron que los resultados de los partidos de fútbol inciden en la tasa de ilícitos.Los investigadores accedieron a una base de 815.000 delitos cometidos en Montevideo entre enero de 2002 y diciembre de 2010. Cruzaron las horas de los robos con las de los partidos de fútbol que jugaban Peñaron y Nacional, los equipos más populares (un 80% de los uruguayos es hinca de alguno de los dos).Analizando el mercado de apuestas, los economistas pudieron identificar expectativas, y por tanto estados colectivos de "euforia" (cuando un equipo que se pensaba que perdería finalmente ganó) y de "frustración" (cuando sucedía lo contrario).Rossi y Munyo verificaron que la frustración se correspondió con un pico significativo de crímenes y la euforia con una baja. Una vez finalizados los encuentros, si los equipos sufrían una derrota inesperada, se detectó un aumento de los delitos.En cambio, si Peñarol o Nacional ganaban un partido, en el que no eran favoritos, las rapiñas crecían. Según el estudio, entre 2002 y 2010 ambos perdieron 58 partidos en los que eran claros favoritos.En los 19 encuentros restantes, los equipos grandes perdieron, pero no eran candidatos a llevarse la victoria. Los investigadores, en sus conclusiones, dejan en claro que la suba de las rapiñas no se explica necesariamente por algunos hinchas que van al estadio, debido a que ese "pido de violencia se extiende por toda la ciudad".Este tipo de estudios es normal en laboratorios con animales, a los que se les suele inducir un estado emocional (se les niega una recompensa o se le da una mayor a la esperada).En el caso de los humanos, por razones éticas y de metodología no se suele inducir a las personas a actuar, por ejemplo, en forma agresiva. El estudio de los economistas tiene la virtud de analizar variables psicológicas en estado natural, sin manipulación alguna de parte de los investigadores.Por otro lado, la desagregación horaria de los delitos permitió determinar también que en los momentos de partidos muy importantes (cuando juega la "Celeste", la selección, o cuando hay un clásico Peñarol-Nacional) los crímenes caen en picada: los ladrones no se pierden el show, por más que luego deban trabajar tiempo extra.El trabajo de Rossi y Munyo se inscribe dentro de la rama de la economía del comportamiento y de la economía experimental. Analizar los mecanismos psicológicos subyacentes a las apuestas en el fútbol, por lo pronto, puede deparar conexiones sorprendentes con el delito.El otro tema es el fenómeno psicosocial del fútbol, tan tanto pasión de multitudes a nivel global. Los grandes partidos de fútbol "sirven sobre todo, como los circos romanos, de pretexto y deshago a lo irracional, de regresión del individuo a su condición de parte de la tribu", opina el escritor Mario Vargas Llosa.Una descripción que permite entender el porqué de la existencia de las famosas barras bravas en la Argentina, donde los estudios experimentales, del tipo del realizado por Rossi y Munyo, podrían arrojar acaso conclusiones provechosas para explicar el comportamiento criminal.
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