UNA REALIDAD QUE QUEMA
Los supermercados, tierra prohibida para políticos y adyacencias

A esta altura nadie sabe quién integra el Consejo de la Magistratura. Si no fuera porque se trata del máximo organismo del que depende la salud del Poder Judicial, sería tragicómico. Senadores, diputados, jueces, la vicepresidenta y hasta los integrantes de la Corte están en medio del aquelarre. ¿Ausencia de realidad? Nada que ver.
Por Jorge Barroetaveña
No es necesaria una encuesta callejera para darse cuenta que el problema del Consejo ni siquiera es registrado por la sociedad. Los puristas dirán que está en juego la república y las instituciones. Seguramente, pero eso está lejos de lo que vive hoy la sociedad argentina, desesperada por llegar a fin de mes, viendo cómo los precios suben y suben. El Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ¿irá al supermercado? Cristina Fernández de Kirchner, ¿irá al supermercado? El senador Luis Juez, ¿irá al supermercado? Quizás no por cuestiones seguridad o para evitar algún insulto.
Massa, el superministro, tiene videncias. Dijo que con estos niveles de inflación hay pocas posibilidades en las elecciones del año que viene. Es que el tigrense siente que está perdiendo el impulso de las expectativas de su desembarco en Hacienda. Si bien sus múltiples relaciones le han permitido esquivar las críticas, y armarse un escudo protector, todo es cuestión de resultados. Sabe que si no consigue parar los precios y evitar que el poder adquisitivo se siga deteriorando, sus propios márgenes se reducen. Cuenta con la ayuda inestimable traducida en silencio de Cristina, más angustiada por sus problemas judiciales que por la economía. De vez en cuando aparece un francotirador como el ex ministro Guzmán, al que no es muy difícil contestarte. Caso extraño el de Guzmán, porque quiso hacer lo que Massa hace ahora pero no lo dejaron y lo cascotearon de todas las formas posibles. El susto del abismo cercano puso en órbita a todos y esos cuestionamientos por ahora no se escuchan.
El episodio de salud del Presidente de la Nación en la Cumbre del G-20 también encendió las alarmas. Son los límites que la realidad a veces le impone a la política y le demuestra que son seres de carne y hueso. El incidente, gravoso, ameritó que por recomendación médica se suspendieran todas las salidas oficiales y se disparara la compra de un avión para uso exclusivo de la Presidencia. El mandatario atraviesa un momento delicado, político y personal. Sólo el llamado de Cristina rompió el hielo entre ambos, aunque sostiene fue apenas formal y duró unos pocos segundos.
El gobierno, que es un tembladeral, no necesita más incertidumbre. Íntimamente, Alberto Fernández sabe que está a punto de empezar su último año de gestión. Que la fecha de vencimiento la tiene pegada en la frente y pocos, en la coalición de gobierno, apuestan en serio por una reelección. Un Presidente que llegó sin poder propio, y tampoco lo pudo construir, amaga con diluirse más temprano que tarde. Sus propias indefiniciones además lo han arrastrado a su presente actualidad.
¿Hace cuánto están debatiendo lo del famoso bono? Que sí, que no, estamos a las puertas de diciembre y no lo resuelven. Es apenas una muestra de las indefiniciones presidenciales que han sido un sello de la gestión.
Tampoco la oposición contribuye a despejar el humo. Si bien el tenor de las peleas públicas disminuyó, los roces entre los potenciales candidatos siguen. Larreta, dispuesto parece a darle pelea a MAcri, ungió a Quirós como su posible sucesor en la Ciudad de Buenos Aires. Bullrich presentó a De la Torre en la Provincia, con la promesa de orden y mano dura en las calles. Macri se tomó el buque, perdón el avión, y se fue a ver el Mundial como miembro de la FIFA. Su imagen en el estadio de la histórica derrota argentina contra Arabia Saudita, fue un festín para el kirchnerismo que lo tildó de ‘mufa’. Está claro que la política argentina no se priva de nada. La yapa: el macrismo bucea un acuerdo con el peronismo cordobés de Schiaretti, algo que le pone los pelos de punta a los propios integrantes de Cambiemos.
En el universo de Cristina no existe otra cosa que sus causas judiciales y el poder que las lleva adelante. No hay lugar para más. Resta saber cuál será su reacción y la de sus seguidores si el fallo por la causa de Vialidad es condenatorio. Ellos van por su vía propia y una agenda inamovible. Alberto ya es parte del pasado de un gobierno que nunca sintieron propio, desde lo político al menos, porque desde lo económico no se atrevieron a dejar las cajas del estado. No comen vidrio, diría mi abuelita.
El peronismo tratando de salvar lo que pueda del naufragio que huelen y la oposición que todavía no está a la altura de las circunstancias. Bastante poco para una realidad que quema.