Luces, sombras y vacilaciones
A favor y en contra. Protección del Delta, endicamientos, defensa del monte nativo, fumigaciones aéreas y ahora "fracking". Buenas y malas.Mario Alarcón MuñizNo deja de ser alentador el acuerdo alcanzado a principios de semana por los secretarios de Ambiente de Entre Ríos y Santa Fe. Se trata de gestionar la incorporación de las áreas del Delta entrerriano y las islas santafesinas al régimen mundial de protección de los humedales, establecido por la Convención Ramsar de 1971. Se ha demorado (¿un poco?), pero más vale tarde que nunca. Además es el principio de una acción cuyo final no está a la vuelta de la esquina.El paso siguiente será la gestión de los gobernadores de ambas provincias ante el gobierno nacional para que éste a su vez disponga los estudios pertinentes y sobre esa base solicite a la Secretaría que funciona en Suiza, la declaración de sitio Ramsar.Entre Ríos cuenta con un solo sitio Ramsar aprobado por la convención en junio del año pasado: el parque nacional El Palmar e islas del río Uruguay, área identificada en el nomenclador como Palmar Yatay.Un cambio de posiciónAunque en rigor el acuerdo con Santa Fe sólo se refiere al parque nacional Pre Delta e islas santafesinas, cabe suponer que la gestión abarcará todo el Delta por tratarse de una misma unidad ambiental y geográfica, a cuya protección están comprometidos por convenio desde hace cuatro años los gobiernos nacional y provinciales de Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires.Esto pone en evidencia el saludable cambio de posición del gobierno entrerriano que en diciembre último propició la tristemente recordada ley 10.092 y a los 40 días se vio obligado a impulsar su derogación, presionado por la reacción de la opinión pública. La norma autorizaba a concesionar por 99 años 200.000 hectáreas fiscales, en su mayoría del Delta, a una fantasmagórica empresa privada.El monte nativoParecido cambio se advierte en el proyecto de ordenamiento del bosque nativo que se encuentra a consideración de la Cámara de Diputados desde principios de mes. La ley nacional 26.331 (ley Bonasso), de protección del bosque nativo, sancionada a fines de 2007, establece el plazo de un año para la adhesión de las provincias y la adopción de las medidas locales pertinentes. Entre Ríos se ha tomado más de cuatro años y medio, bien aprovechados por los depredadores para arrasar otros miles de hectáreas de monte.De todos modos ahí está la iniciativa a consideración de los legisladores. En 35 artículos propone esencialmente "promover la conservación del bosque nativo mediante el ordenamiento y la regulación de cualquier cambio de uso del suelo y mejorar y mantener procesos ecológicos y culturales en los bosques nativos, que beneficien a la sociedad".El tema se encuentra a estudio de las comisiones respectivas. Por lo que se sabe, hasta ahora sus integrantes sólo han escuchado al ministro de la Producción. Se supone que se consultará a especialistas y entidades ambientalistas y agropecuarias.Emergencia ambientalHabrá que ver, mientras tanto, si el proyecto del senador Melchiori sobre áreas naturales protegidas -a punto de ser considerado por la cámara alta- no se superpone parcialmente con el del monte nativo o en todo caso es complementario del mismo. Lo importante es que el representante de Islas haya planteado una inquietud que hasta ahora no se refleja en nuestra legislación.A su vez varias organizaciones ambientalistas manifestaron hace diez días a la Cámara de Diputados la común preocupación por el avance de endicamientos ilegales en la provincia, principalmente en el Delta y los desmontes en las islas. Reunidas en la red Delta del Paraná, las entidades requieren declarar la emergencia ambiental porque "la situación es muy grave y no hay controles", opinó un vocero del sector.A fines de julio se conocieron, a través de medios de Rosario, denuncias referidas a movimiento de suelos, terraplenes y endicamientos en el Delta, que afectan la naturaleza, principalmente el potencial ictícola. Mediante estos procedimientos se cierran arroyos, se desvinculan lagunas interiores y en consecuencia queda fragmentado el hábitat natural de los peces, entre otros perjuicios.Se supone que los secretarios de Ambiente de Entre Ríos y Santa Fe consideraron el tema en la reunión mencionada al comienzo de esta nota. En tal caso imaginamos que se adoptarán medidas de aplicación inmediata. De lo contrario cuando se apruebe el sitio Ramsar ya no tendremos islas que proteger. Estarán destruidas.¿Se viene el "fracking"?La Legislatura entrerriana custodia celosamente el proyecto que limita las fumigaciones aéreas. Durmió, despertó, avanzó, retrocedió y ahí está. Quieto. Es otro tema que preocupa y obliga. Con mayor razón después del reciente fallo judicial de Córdoba condenando a responsables de fumigaciones en áreas vedadas.A estos problemas -que desde luego comprenden la prolongada y bien conocida lucha de Gualeguaychú- se puede añadir el del "fracking". Lo mencionamos aquí en nuestra nota del 29 de julio pasado y acaba de reactualizarse el jueves último con los anuncios del presidente de YPF. Es muy probable que en Entre Ríos se explore el subsuelo mediante el sistema de fracturación hidráulica ("fracking") en procura de gas "no convencional" o "shale gas" o "gas esquisto". Se lo considera altamente contaminante. Es decir, peligroso. Si es así tendremos que estar alertas.
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