Macri ‘peroniza’ sus métodos porque quiere ganar el año que viene
El lugar, Tecnópolis. La metodología, kirchnerista. El gobierno, Cambiemos. Una mezcla extraña la que se dio durante la semana. Un puñado de horas antes, los ministros más importantes con la CGT, buscando evitar un paro y prometiendo bono y no pago de ganancias para el medio aguinaldo. A río revuelto, ¿de quién es la ganancia? Jorge Barroetaveña A Dios lo que es de Dios y a Néstor lo que es de Néstor. Fue Kirchner hace unos cuantos años el que inauguró la estrategia de desarrollar un vínculo directo con los intendentes. Era él quién levantaba el teléfono y los llamaba personalmente para hablar de obras y de política cuando lo necesitaba. Cumplía así con tres objetivos: establecía una dependencia concreta y sonante de los jefes comunales. Le metía presión a los gobernadores, a quienes les dejaba en claro que no eran imprescindibles en la relación política. Y le servía de paso para auditar la gestión y saber si, efectivamente, los fondos llegaban y las obras se hacían, aunque sea medianamente.Este puenteo de los caciques provinciales siempre ocasionó muchos tirones, pero la estrategia al ex presidente le resultó ampliamente favorable. Estaba con todos y en todos lados. Después de muerto, Cristina dejó ese contacto porque no le gustaba ni lo sentía, aunque rescataba su utilidad. La estructura se diseminó entre algunos ministros, especialmente De Vido, pero nunca fue como antes. El tiempo demostró que la mayoría la utilizó para hacer negocios personales antes que buscar favorecer la gestión.Y Macri, que no tiene adscripción ideológica clara, nunca dudó en rescatar esta estrategia. Buscó al más peronista de todos sus ministros y le encargó el mandado. Y Rogelio Frigerio cumplió. Le juntó en Tecnópolis el viernes más de 1300 intendentes de todo el país, de los orígenes y pelos más variados. Había de Cambiemos, pero también abundaron del Frente para la Victoria y vecinalistas de diferentes colores. La foto de la mañana, fue el epílogo de largas jornadas de trabajo de orfebre, cuyo objetivo es llegar en óptimas condiciones a las elecciones del año que viene. Cada tarde, el Ministro del Interior recibe decenas de jefes comunales, a los que atiende con buena predisposición y tampoco deja que alguno se vaya sin una promesa de obra. El resultado estuvo el viernes y Macri lució exultante.La mayoría igual, dejó en claro porqué estuvo allí. Se agradece el buen trato, el diálogo y la predisposición pero la plata, en muchos casos todavía no llegó. Y la ansiedad y la presión de la gestión le come los talones a los jefes comunales. De todas maneras, no hay que restarle méritos a la foto, más viniendo de un gobierno que no es peronista.Unas horas antes, en otro gesto de origen sospechoso (¿será peronista también?) la plana mayor del gobierno recibió al triunvirato que conduce la CGT. Con Prat Gay al frente, Triaca y otra vez Frigerio, escucharon el rosario de reclamos sindicales y la presión más o menos velada de un paro general. Un bono de fin de año a cambio de la reapertura de las paritarias, eximición del pago de ganancias al medio aguinaldo, le dieron forma al cóctel de pedidos. Si bien la explicación pública luego fue que se tomarán 10 días para contestar, Prat Gay anunció en Córdoba en una reunión con empresarios que ambas demandas serán satisfechas. Hay que definir la letra chica del acuerdo y ver cuál es la reacción de los gremios. Pero la decisión política de Macri es aflojar la billetera. Hasta dónde y si eso alcanza, sólo ellos lo saben.El Indec clavó el martes en 32,2% la pobreza en la Argentina. Significa que uno de cada tres argentinos es pobre y esa cifra aumenta a casi la mitad si hablamos de menores de 14 años. Hubo debate, vergüenza y deslinde de responsabilidades. El Presidente dijo que sólo acepta que su gestión se evalúe a partir de esta cifra, como si los nueves meses anteriores gobernó 'magoya'. El ex ministro de economía Kicillof, después de fumarse la bronca contenida de Nelson Castro luego de años de ninguneo, acusó a la actual gestión de haber 'creado' 20% más de pobres. De paso le dio la razón a la UCA, la misma universidad cuyos informes se encargó de desmentir y vilipendiar hasta el 10 de diciembre del año pasado.El Indec hizo lo que siempre debió hacer: mostrarnos la realidad en espejo. Cruel, dolorosa, impúdica, pero realidad al fin.Algún día, desde Cristina Kirchner para abajo, pasando por Kicillof y terminando en Guillermo Moreno y sus patotas, la justicia les hará pagar la mentira y el delito de haber fraguado y mentido las estadísticas oficiales. Los que tenían que operar al paciente, nunca le dijeron la verdad. Le mintieron reiterada y sistemáticamente y eso es un delito. Alterar las estadísticas de un estado es estafar a la sociedad que los eligió para cambiar esa realidad y no otra.Para algunos, comparar esta mentira con el robo sistemático y organizado de fondos públicos puede ser menor. No lo es. Esconder a los pobres debajo de la alfombra y negar su condición de tal es otra cara de la misma moneda. Los pobres están ahí, y gritan su silencio. No son un número ni una estadística. Hay chicos que se mueren de hambre y los que no, viven una vida de frustración y fracaso. Son muertos sociales. En Argentina les negamos hasta el derecho de ser un número y aparecer en la estadística oficial. Hay que ser muy turro para hacer eso.
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