Medicamentes que matan y delincuencia
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A medida que transcurre el tiempo y los efectos de las substancias químicas que invaden nuestra vida cotidiana a través de los medicamentos, alimentos y del agua que consumimos la población se va alertando y preocupando por las evidencias sobre sus consecuencias en la salud, que son cada vez más alarmantes. FundavidaOpinión Las compañías químicas que manejan con gran destreza su imagen para convencernos sobre las virtudes y los beneficios de los productos que fabrican y venden, ocultan sus verdaderas consecuencias sobre la naturaleza en general, la salud y la vida humana en particular, sometiéndonos a enormes penurias que podrían ser evitadas si todos supiéramos quienes son en realidad.En estos días se ha publicado en Europa un trabajo escrito por el profesor Peter Gøtzsche, laureado investigador alemán titulado; Medicamentos que matan y delincuencia organizada.El libro revela entre otras la verdadera cara de Bayer, la farmacéutica que nos vende medicamentos con el slogan: Si es Bayer es bueno.Relata Gøtzsche que durante la Segunda Guerra Mundial, Bayer experimentaba con prisioneros de campos de concentración nazi.Documentos encontrados en el campo de exterminio de Auschwitz dan cuenta que compraba prisioneros para someterlos a brutales pruebas y experimentos como si fueran cobayos, en uno de ellos informa que las autoridades del campo de concentración vendieron 150 reclusas a Bayer a 170 marcos alemanes cada una.Posteriormente Bayer le escribió al comandante anunciándole: "Los experimentos se han completado. Todas las reclusas murieron. Pronto estaremos en contacto con ustedes para comprarles otra remesa".Estos crímenes no fueron nunca castigados y la empresa siguió siempre con esa actitud de desprecio por la vida, como cuando en la década de 1980 sus productos infectaron miles de hemofílicos con el VIH y la hepatitis. Documentos internos revelan que la dirección sabía los riesgos y continuó vendiendo los preparados contaminados - incluso cuando ya había presentado una versión tratada térmicamente, que más segura.Estudios de todo el mundo son consistentes con estas investigaciones, recientemente se conoció que sólo en los EE.UU., se estima que alrededor de 200.000 personas mueren cada año a causa de los medicamentos que toman ante la pasividad de los organismos de salud.En América Latina la realidad es aún peor, aunque aquí no existen estadísticas y actúan sin control sobornando las autoridades sanitarias y experimentando en escala real sobre los pacientes locales con drogas que no han sido habilitadas en sus países de origen o directamente han sido prohibidas allí.La industria química oculta los datos de sus ensayos y nosotros sus víctimas/consumidores tenemos que exigir se hagan públicas las pruebas de los productos farmacéuticos antes de su autorización para ser comercializados.También se debería poner fin al sistema de marketing opresivo que utilizan estas compañías sobre los médicos, bombardeándolos con publicidad intencionada y engañosa o directamente sobornándolos con estímulos y premios para que recomienden sus drogas.Sin ir más lejos esta semana se conoció un informe de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), donde alerta que la venta de clonazepam aumentó 105,9% en los últimos años. La directora provincial de Prevención de las Adicciones del Ministerio de Salud bonaerense, señaló que "los datos tienen que ver con un patrón, que es la medicalización de las conductas entre los argentinos".El organismo explicó que este crecimiento alarmante está asociado a la proliferación de la publicidad engañosa "cuando aparece en el mercado una sustancia, sea o no un psicofármaco, que mágicamente nos calma un dolor y que nos dice que vamos a poder seguir con nuestra vida normalmente, eso no tiene en cuenta los procesos naturales que debe pasar el propio cuerpo frente a distintas situaciones".No nos detendremos a hablar de las consecuencias atroces de los químicos que estas empresas han desarrollado para ser aplicados en la producción de alimentos a través de lo que hoy conocemos como la agricultura industrial, porque la extensión de la nota no nos lo permite pero saludamos desde aquí la toma de conciencia social sobre este problema, que ha hecho, por ejemplo, que una de las gremiales más prestigiosas de la provincia, AGMER, haya tomado la defensa activa de sus representados y los escolares entrerrianos, víctimas habituales de estas brutales prácticas.Es necesario reformular drásticamente el sistema de producción y comercialización de medicamentos y productos químicos en general en nuestra sociedad, nuestra salud está en grave peligro que podría ser evitado.
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