Menos mezcla social en la escuela pública
Hay razones para sostener que la escuela pública habría perdido su rasgo distintivo de ser un ámbito de amalgama social, donde se juntaba gente de todas las clases sociales, razas y religiones.Todo indica que la imagen de esa escuela niveladora, fraguada sobre el modelo decimonónico de la democratización del conocimiento, quedó definitivamente en el pasado.Si la escuela pública fue en su momento el instrumento clave de la movilización social en la Argentina, hoy sería en realidad un espacio que reproduce las condiciones de fragmentación social."La idea de sentar en un mismo pupitre a la hija del médico y al hijo del obrero empieza a desaparecer", sostiene Gustavo Iaies, director del Centro de Estudios en Políticas Públicas (CEPP)."Esa escuela permitía sentar a los distintos sectores sociales y creaba así una matriz de igualdad social", dijo al explicar que esa escuela pública que integró a los argentinos, no importa su condición social, y dio identidad colectiva, dejó de ser lo que era.La afirmación se ve respaldada por el aumento el último tiempo de la cantidad de chicos que pasaron de la escuela pública a la privada. Uno de cada cuatro alumnos argentinos ya da el presente en una institución privada, según cifras del Ministerio de Educación de la Nación.Los datos indican que 1,11 millón de alumnos asiste en todo el país a una escuela primaria del sector privado, sobre un total de 4,66 millones de chicos. Además, el 37% de los alumnos del conurbano asiste a una escuela privada.En el Gran Buenos Aires, el 35% de los establecimientos son privados. Aquí el valor promedio de una cuota en el 80% de las escuelas de gestión privada es de 250 pesos."Aquellas familias con un trabajo fijo y una entrada de dinero estable para afrontar una cuota es más probable que inscriban a sus hijos en una escuela privada", asegura Mónica Espinosa, presidenta de la Asociación de Instituciones de Enseñanza Privada de Buenos Aires (AIEPBA)."La de gestión privada ya no es aquella escuela de élite para pocos. Con cuotas accesibles, brinda seguridad, calidad y un trato directo con la familia", explicó.Conviene aclarar que la distinción entre escuela pública y privada es ambigua, porque la mayoría de las escuelas llamadas privadas reciben asistencia presupuestaria del Estado, además de tener que ajustarse a planes, programas y directivas oficiales.En este sentido, algunos prefieren poner el acento en la forma de gestión antes que si el colegio es estatal o privado. Como sea, se verifica una migración constante, sobre todo de los sectores medios, con capacidad de pagar un arancel, de la escuela pública a la privada."La escuela ha sufrido algún proceso de deterioro, pero fundamentalmente lo que cambió es el contexto que la rodea. La vieja escuela pública de gestión estatal integraba distintos sectores sociales. Hoy es la escuela de los pobres", explica Iaies."Esto sucede en una sociedad cada vez más polarizada y con menos niveles de integración, donde la arquitectura social que sostenía aquel modelo escolar entró en crisis", diagnosticó.En tanto, Alejandra Scialabba, coautora del libro "¿Qué escuela quiero para mis hijos?", sostiene: "Hoy vemos que generaciones completas de padres educados en escuelas de gestión estatal envían a sus hijos a escuelas privadas"."Esto no se debe -añade- a que estén disconformes con el tipo de educación que recibieron, sino a que creen que hoy la educación de gestión estatal se ha deteriorado enormemente en relación a cuando ellos asistían y quieren darles a sus hijos iguales o mejores oportunidades que las que ellos tuvieron".
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