Mito y realidad de las TIC en el aula
Con la inclusión masiva de las netbooks en los colegios de todo el país se ha dado un salto a favor de la infraestructura escolar. Pero el impacto pedagógico de las llamadas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) no son los esperados.A esa conclusión llegó el último seminario "Contenidos digitales para el aprendizaje escolar", organizado en 2012 por la Escuela Iberoamericana de Gobierno Educativo, del que participaron funcionarios de los ministerios de Educación de la región.El documento redactado luego del seminario -según consigna el diario La Nación- sostiene que la tecnología no despierta en los docentes, hasta el momento, "la cercanía o confiabilidad que tienen con el libro de texto, la tiza y el pizarrón".Esto ocurre pese al fuerte impulso que le han dado los gobiernos a los recursos digitales en los colegios. El plan Conectar Igualdad, que instrumenta el Estado nacional, con fondos de la Anses, ha entregado en todo el país 2.213.582 netbooks de las 3.000.000 que tiene como objetivo final.El gobierno de la ciudad de Buenos Aires, en tanto, a través del programa S@rmiento, ha entregado 200.000 aparatos a estudiantes y 16.000 a docentes del nivel primario.Pero por lo visto las netbooks no hallan su lugar en las aulas argentinas, un fenómeno que ocurre en otros países de la región. Los recursos digitales son vistos como de gran utilidad para motivar el interés de los alumnos, pero todavía no hacen la diferencia en el análisis y fijación de saberes.Los expertos consideran fundamental que la incorporación de la tecnología venga acompañada de instancias de capacitación para los docentes. No es que los maestros no sepan manejar las netbooks.El problema que se detecta es que no saben cómo incluirlas en la currícula. Como consecuencia, hay una subutilización de los recursos disponibles en todo el sistema.Al respecto el Observatorio de la Educación Básica de la Argentina estableció que sólo el 8% de los docentes de nivel primario y un 10% del secundario abrieron las computadoras en el aula.De hecho la conclusión del seminario organizado por la Escuela Iberoamericana de Gobierno Educativo sugiere que a esta altura se debería limitar la cantidad de recursos tecnológicos en el sistema educativo."En estos casos, menos es más -asegura el documento-. Una mayor cantidad de recursos no necesariamente es mejor o ayuda más en el aprendizaje. Por el contrario, puede generar una indigestión".Del debate se pueden extrae varias conclusiones. Una de ellas es que la existencia del soporte tecnológico no garantiza su uso con fines pedagógicos. Algo que ya le viene ocurriendo a otros artefactos que utiliza la escuela, como es el caso del libro.En efecto, la presencia de excelentes bibliotecas escolares no hacen per se más lectores ni mejores escritores a los alumnos. Creer lo contrario sería postular el absurdo de que estos recursos no son herramientas sino fines en sí mismos.¿No se ha generado una expectativa excesiva alrededor de las TIC y las netbooks, como si su sola manipulación, bajo el pretexto de que motiva a los estudiantes, pudiese sustituir el esfuerzo educativo?Las deficiencias de nuestros escolares residen en el aprendizaje de la matemática, las ciencias, la historia y hasta de la lectura. A veces los "atajos tecnológicos" para superar estas carencias sólo alientan a los estudiantes a no dedicarse a la seria y trabajosa tarea de aprender.
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