Mitos y realidades de la educación técnica
En la última década se las jerarquizó institucionalmente, pero a las escuelas técnicas sólo concurre el 12% de los estudiantes secundarios. Hay una retórica a favor de las carreras pro-industriales, pero se prefieren las tradicionales de abogacía, medicina y ciencias económicas.Gustavo Iaies, director del Centro de Estudios en Políticas Públicas (CEPP), propone desmitificar la creencia de que la sociedad argentina estima a la educación técnica, y esto en relación a la escasa matrícula vernácula que tiene con respecto a otros países."En Argentina tienen pocos alumnos y alta deserción. La matrícula de estudiantes está en el orden del 12%. Y esto se ha mantenido así a lo largo de estos años. Por dar un ejemplo, en Chile es la mitad de los alumnos", contó a Infobae.com.Aunque destacó que aquí "hay una tradición muy defendida por los estudiantes y profesores" en favor de las escuelas técnicas, su incidencia sin embargo en el conjunto del sistema escolar está por debajo de lo esperado, y de hecho explica por qué las carreras técnicas superiores están poco pobladas.Las escuelas técnicas apuntaron históricamente a formar a sus alumnos en un oficio con vistas al mercado laboral. En el imaginario colectivo han estado asociadas a la necesidad de adiestrar obreros industriales, en un país en el cual el ascenso social está más ligado a las profesiones liberales.¿Acaso en la sociedad argentina persiste un prejuicio cultural hacia el trabajo manual, y esto hace que los sectores medios, más interesados en que sus hijos vayan a la universidad, las miren con desdén?Algo de esto cree Iaies. "Argentina tiene una tradición academicista en su sistema educativo, y hay una idea muy de clase media de que los hijos vayan a la universidad y sean abogados, médicos, contadores. Las escuelas técnicas no están tan valorizadas por la aspiración general a ser universitario y seguir estudiando", explicó.Al respecto comentó que en una encuesta realizada a mediados de 2012 por el Ministerio de Educación, entre adolescentes de 11 a 17 años, ante la pregunta de qué querían hacer cuando terminaran la escuela secundaria, el 79% contestó que quería seguir en el sistema educativo."En Argentina hay diez veces más alumnos en Derecho que en Ingeniería. Las profesiones liberales son mucho más tentadoras para el perfil cultural de esta sociedad", concluyó el director del CEPP.Al margen de estos prejuicios culturales, algunos creen que la enseñanza técnica es poco atractiva porque demanda más tiempo de permanencia. "La escuelas técnicas tenemos todas las de perder. Son seis años en vez de cinco y tenemos doble turno", apuntó Raquel Gorosito, rectora de la Técnica N°37, 'Hogar Naval Stella Maris' de Capital Federal. (Cabe consignar que en otros distritos, como Entre Ríos, la secundaria técnica se extiende por siete años).Por otro lado, aseguró que las escuelas técnicas implican una diferencia a favor para aquellos alumnos que quieran seguir en la universidad carreras tecnológicas o de ingeniería.El punto es que hay un desinterés de la juventud argentina por este tipo de formación. Es pequeña la proporción de graduados argentinos en disciplinas científicas y tecnológicas frente a la de otros países de la región.¿Acaso el país no tiene que fortalecer la competencia de su fuerza de trabajo en el rubro técnico-industrial? ¿No se dice, desde todos los atriles, que Argentina necesita "agregar valor" a su producción primaria?¿Cómo se logra eso si sólo el 12% de sus estudiantes secundarios van a escuelas técnicas? ¿Y si de su universidad egresan mayormente abogados, médicos, psicólogos y contadores?
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