Muchachos, ¿qué les ‘pasha’…?, ¿están ‘nervioshos’…por las elecciones?
Por Jorge Barroetaveña
Especial para El Día
Cualquier vaticinio podría caer en la burla y la ironía. Kirchner y De Narváez (¿dos caras de la misma moneda?) velan las armas y se prepara para el asalto final.
Parece no haber encuestas confiables, aunque la mayoría de los que se dedican al tema han optado, en los últimos días, por un riguroso silencio de radio. Es que lo que parecía una elección definida hace varias semanas, con una diferencia indescontable para el PJ disidente en la Provincia de Buenos Aires, ha quedado en penumbras. La pantagruélica ola publicitaria de De Narváez, con su súbita aparición en la parodia televisiva de Gran Cuñado, lo ha depositado en un lugar expectante. Si en el interior bonaerense le llevaba ventajas al kirchnerismo, necesitaba imperiosamente no perder por paliza en el Segundo Cordón del Gran Buenos Aires. El primero, sostienen los estrategas de campaña, se verá afectado por el voto de Capital Federal, donde se hará sentir la ola a favor de Unión Pro. Pero en las barriadas pobres de La Matanza, Florencio Varela o Almirante Brown el empresario no podía hacer pie. Las últimas encuestas dicen que, allí, la elección será más pareja de lo previsible y que la tendencia podría favorecer al dueño de América TV. Con ese panorama, el resultado final se vuelve incierto, y las puertas del infierno se abren de par en par. A esta altura, a una semana exacta de los comicios, no quedan dudas: el peronismo está debatiendo el poskircherismo y el liderazgo de su principal mentor está en duda. El resultado de las urnas le pondrá los límites a ese debate y su extensión a lo largo del tiempo. Y si el cambio de liderazgo será o no traumático. Habrá que ver cuánta resistencia está dispuesto a dar Néstor Kirchner.
Fue llamativo, durante la realización del debate en Capital Federal, que ‘Pino’ Solanas corriera por izquierda al candidato oficialista Carlos Heller. Sonó cuanto menos gracioso que el cineasta acusara al kirchnerismo de hacer un ‘capitalismo de amigos’, denunciando el vaciamiento de los recursos naturales de la Argentina por obra y gracias de las decisiones del matrimonio presidencial. ¿Quién podía imaginar hace un año y medio que el liderazgo de Kirchner se vería sometido a semejante cuestionamiento ideológico?. El peronismo es un bicho raro que, si no tiene oposición, la termina engendrando. Si el punto de inflexión el año pasado lo marcó el conflicto con el campo, ahora la dinámica de los cuestionamientos tiene vida propia. En Córdoba Schiaretti hizo rancho aparte y Mondino (su candidato a senador) hace críticas más duras que el propio Luis Juez. En Santa Fe, la presencia del matrimonio presidencial se ha vuelto molesta, y es un lastre para los candidatos. Sabedores, los socialistas con Binner metido de pies y manos en la campaña, le enrostran a Reutemann su pasado kirchnerista y vaticinan que, el 29 de junio, habrá fumata en el PJ y engaño al electorado. El resultado fue inmediato: el ex corredor de Fórmula 1 empezó a caer en las encuestas, y Giustiniani a descontarle puntos. El jueves, en el programa de Nelson Castro, Reutemann debe haber repetido no menos de diez veces que con Kirchner ya no quiere saber nada. “Si él está en esta vereda, yo seguro voy a estar en la de enfrente”, balbuceó monótono y con sorpresivo énfasis para su habitual apatía.
En Entre Ríos, nada emparentado con la pareja gobernante se ha visto durante la campaña. Busti se puso al hombro a los candidatos y salió a recorrer la provincia. Nadie podrá achacarle al ex gobernador falta de compromiso. En cada kilómetro, de los 10.000 que él mismo dice que ha recorrido, ha dejado un jalón de su capital político. Aún en desacuerdo, optó por ponerlo en riesgo pero tampoco come vidrio. No hay publicidad ni cartel que registre al gobierno nacional, más allá de las menciones que hace el gobernador Urribarri en sus discursos. Ni siquiera los candidatos ponen demasiado esmero en acordarse que existe una referencia nacional. Sí hablan de federalismo, de más recursos para las provincias y repasan, con precisión de cirujano, cada mal paso de la oposición. Sobre esto los dirigentes del campo les han dejado servido en bandeja un par de declaraciones desafortunadas y condenables. Quizás por tener más experiencia acumulada ninguno de los dirigentes opositores con alguna tradición ha derrapado de esa manera. Los productores devenidos en políticos deberán hacer un curso acelerado si quieren sobrevivir en política y transmitir con claridad sus pensamientos. La política también es aprendizaje y la sociedad ya no tolera improvisaciones.
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El Kirchner tranquilo y manso de las últimas semanas, volvió a darle paso al desbocado y criticador de los últimos siete días. Llevando hasta el paroxismo su enfrentamiento con Clarín, ha provocado que en la calle se instale el ‘¿qué te pasha…estás nerviosho….?’, que se ha vuelto todo un clásico y repiten grandes y chicos. Los consejos de los asesores de nada sirven. Cada vez que el ex presidente ‘se saca’ da un respingo pero para abajo en las encuestas. Cuando se tranquiliza, vuelve a estabilizarse y los ojos de la sociedad empiezan a analizar otras cosas.
Pero si lo único que queda de esta campaña es el …¿qué te pasha…estás neviosho…?, es para preocuparse. En lugar de debatir para permitirles un salto de calidad institucional a los votantes, los candidatos han optado por ir a parodiar a sus imitadores y hacer papelones cantando o bailando con Tinelli. Claro, se aseguran que millones los vean y, al menos por un rato, les presten algo de atención. La política argentina se merece un replanteo pero son los propios políticos los que deben dar el puntapié inicial. Sino seguirá siendo tan mediocre como hasta ahora.
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