Muchos universitarios pero pocos graduados
El nivel de graduación universitaria de Argentina es inferior al de Panamá, Brasil, México, Chile y Cuba. Se trata de un déficit preocupante en un siglo dominado por el protagonismo de la universidad.Los estudiantes universitarios constituyen un sujeto histórico de cambio en sociedades que entienden que hay una relación estrecha entre la prosperidad económica y la acumulación del capital humano."Hacia 1970 eran apenas 28 millones en todo el planeta, hoy ya superan los 160 millones. En la primera década de este siglo se ha acelerado el crecimiento de la matrícula ya que apunta hacia la duplicación. América Latina no es ajena a este proceso, ya que hoy hay nada menos que 11 veces más universitarios que en 1970", describió Alieto Guadagni, miembro de la Academia Nacional de Educación.Sin embargo, en nuestro país menos de 14 jóvenes cada 100 en edad de graduarse obtienen título universitario, un nivel muy reducido, que en proporción a la población coloca a la Argentina por debajo de Panamá, Brasil, México, Chile y Cuba, explicó el académico.Según sus cálculos, las universidades estatales argentinas gradúan cerca de 70.000 universitarios anuales (sólo 23% de los ingresantes), la tercera parte de Chile y Brasil (63% de los ingresantes).Hace poco Héctor Sauret, rector de la Universidad de Concepción del Uruguay (UCU) y presidente del Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP), expresó su inquietud por este tema, en diálogo con EL DIA."Si tomamos la cantidad de estudiantes que ingresan a la universidad con la cantidad de estudiantes que se gradúan -indicó-, se va a encontrar que la tasa de deserción entre el segundo y el tercer año para la pública está en el 70 % y para la privada en el 30 %. Lo cual revela que el sistema no retiene ni gradúa en tiempo óptimo. Y esto es una ineficiencia grosera, grave, que hay que asumir y rectificar".En su opinión, además de esta inquietante tasa de expulsión estudiantil, el otro problema que existe es el divorcio entre la formación y lo que el mercado necesita.Se cree que la matrícula universitaria argentina está más anclada en disciplinas clásicas, que en aquellas orientaciones científicas y tecnológicas que dan respuestas a las exigencias de producción y el empleo en el mundo globalizado.La otra dificultad es que los estudiantes que ingresan al nivel superior no están preparados. Esta situación condiciona a la universidad a bajar el nivel de exigencia académica.El sistema educativo argentino parece estar privilegiando la cantidad a la calidad, el aumento de la matrícula en todos los niveles al mejoramiento del nivel intelectual y científico de los estudiantes.Según Sauret, hay una crisis inocultable en la secundaria, que es el nivel donde se define el pensamiento analítico de los estudiantes. "Allí el país tiene un problema serio de debilidad, de deficiencia, que no se va a resolver simplemente por una mayor asignación de presupuesto", diagnosticó."Las encuestas PISA (Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos) enseñan serenamente que si bien es importante asignar el 6 % del producto bruto al sistema educativo en términos generales, éste no es un tema solo de asignación monetaria", señaló el rector de la UCU.Según su óptica, "este es un tema más complejo que implica por un lado un estudiante que aprenda y por el otro un maestro que enseñe. Esta cuestión de aprender y de enseñar requiere perseverancia y es importante que el país asuma que no se ha hecho bien".La baja graduación de universitarios y el problema de la baja enseñanza que se imparte, condicionan el futuro del país.
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