Mujeres, siempre tan influyentes
Aunque todavía muchos espacios se muestran vedados a las mujeres, y hay razones para pensar que son objeto de discriminación, a la vez resulta innegable la influencia que ellas ejercen, sobre todo en el plano de la educación.Que sean víctimas de una cultura que no les da el lugar que les corresponde al tiempo que crece su incidencia en la vida, da cuenta de una situación esquizofrénica. Ejemplos de esta ambivalencia abundan, y algunos llegan a ser hasta ridículos.Como el que puso en el tapete la lingüista Ivonne Bordelois a propósito del Tercer Congreso Internacional de la Lengua, que tuvo lugar en Rosario, en noviembre de 2004.Bordelois llamó la atención sobre la ausencia de mujeres -con la excepción de dos representantes políticas de Argentina- en los plenarios. La paradoja es que se vio un monopolio de la exposición masculina, ante una audiencia predominantemente femenina.Esto ocurrió -apuntó- pese a que "las mujeres, mayoritarias demográficamente, son quienes transmiten de modo primordial la lengua natal a sus hijos, y que son mujeres, mayoritariamente, quienes se encargan de la enseñanza de la lengua propia o extranjera, en los establecimientos escolares públicos y privados, en todos los niveles".Además, explicó la lingüística, las estadísticas "coinciden en que el lectorado en general, en el mundo entero, está compuesto mayoritariamente por mujeres, y que el número de mujeres que son escritoras relevantes -en todas las lenguas- crece día a día".Por lo demás cabría establecer otra coincidencia: la vida de cada quien se juega en la infancia y sobre todo en la formación y la dedicación de mamá. Y en algunas biografías de famosos esto se ve confirmado.Por ejemplo la que escribió Rudiger Safranski sobre Arthur Schopenhauer, el filósofo más pesimista de todos los tiempos. Explorando los recovecos de la existencia del personaje, el biógrafo detectó una conexión estrecha entre esa filosofía y la relación distante que mantuvo Schopenhauer con su madre.Al parecer Arthur no había sido un hijo deseado, y su madre no le demostró un amor materno adecuado, lo que habría desarrollado en el niño una mirada áspera, cuando no decididamente hostil, hacia la vida misma."Quien no haya recibido el elemento primario, el amor de la madre, carecerá también a menudo del amor hacia lo primario, hacia la propia vitalidad. El que carece de una radical afirmación de la vida (...) estará predispuesto como Arthur, a depositar esa mirada de extrañeza sobre todo lo viviente de la que surge su filosofía", razona el biógrafo.Más allá de esta experiencia vital, hay estudios que indican que el futuro individual y comunitario de las personas está estrechamente ligado a si recibieron una influencia positiva de su mamá cuando fueron niños.A esa conclusión arribó no hace mucho un estudio del Banco Mundial (BM), llamado "¿Qué oportunidades tienen nuestros niños?". Allí se desarrolla la tesis según la cual la formación de las madres y el tiempo efectivo de educación con sus hijos, es una variable decisiva que condiciona el desarrollo personal de éstos.En base a un examen de la evolución de 200 millones de menores en 19 países, que determinó la fuerte influencia materna, el estudio en cuestión aconsejó la formación de las madres, como algo prioritario.Se parte de la evidencia de que las circunstancias personales importan mucho para los niños. Y que el nivel de educación de los padres, en especial el de las madres, determinará el de ellos.
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