Néstor sigue volteando muñecos y ya piensa en 2011
La carrera está lanzada. Néstor Kirchner sigue volteando muñecos y se acomoda de acuerdo a sus necesidades para el 2011. Con la caja fortalecida, merced al presupuesto 2.010 (tiene media sanción), y la prórroga de varios impuestos, tiene lo que quería. La yapa fue la Ley de Medios.
Por Jorge Barroetaveña
De la redacción de El Día de GualeguayEl oficialismo se frota las manos. Es que, después del mazazo del 28 de junio, ha podido recomponer la línea. O mejor dicho, es Néstor el que lo ha conseguido. Buena parte por mérito propio y otra por demérito ajeno. El papel de la oposición hasta ahora ha sido tan endeble como ineficaz. Aunque parezca mentira, tampoco los triunfadores de las últimas elecciones parecen haber hecho una lectura correcta del mensaje que dejaron las urnas. Con poca resistencia y estrategias encontradas no pudieron frenar las Ley de Medios Audiovisuales, ni siquiera introducirle alguna modificación de acuerdo a sus demandas. Antes habían perdido con las retenciones. Ahora, el presupuesto tuvo un paso relámpago por la Cámara de Diputados, con una holgada mayoría, que contó hasta con el aporte de diputados opositores que, merced a ese voto, fueron eyectados de Unión Pro.Lo que pasó con el presupuesto fue apenas el reflejo, de una política de construcción de mayorías que cayó como catarata sobre las cabezas opositoras. Las filtraciones radicales, del propio peronismo disidente, del cobismo y de partidos provinciales inundaron la estrategia opositora primero y la echaron a pique después. El ex presidente, que monitoreó todo el plan desde Olivos, casi como un justiciero irónico, supo darle a cada uno lo suyo.La más sincera fue la senadora correntina Dora Sánchez, cobista o ex en camino de serlo, porque cometió un sincericidio, después de calificar como un 'mamarracho' la Ley de Medios. Admitió que cambió su voto para 'mejorar' la relación de su provincia (envuelta en escándalos varios) con el gobierno nacional. Qué se entiende por 'mejorar' sólo podría explicarlo la misma legisladora.En este corsét financiero y social están varios de los distritos más importantes del país, con la Provincia de Buenos Aires a la cabeza. ¿Qué margen de maniobra tienen entonces los gobernadores ante el riesgo inminente de no poder pagar los sueldos y tener que enfrentar estallidos sociales en sus distritos? Ninguno, Kirchner lo sabe y actúa en consecuencia. El proyecto de presupuesto que tiene media sanción de Diputados, con amplia mayoría oficialista (hasta dos votos de Unión Pro) debe ser de los más regresivos de la historia. Confirmando una tendencia que viene desde hace décadas, las provincias aumentarán su dependencia del poder central y podrán manejar cada vez menos fondos. Hoy será Kirchner, mañana Cobos, Macri, Reutemann o el que la gente vote, pero el modelo se mantendrá incólume.Hay otra buena noticia que levanta el ánimo del matrimonio presidencial que todavía confía en revertir el 80% de imagen negativa que le dan todas las encuestas: economistas privados y públicos coinciden por primera vez en que lo peor de la crisis ya pasó y empiezan a aparecer las primeras señales de mejora.La deuda para consigo mismo que tiene Kirchner es la reforma política. ¿Cuál es el objetivo? El sureño quiere ir por las internas abiertas y simultáneas para todos los partidos, sin descartar un eventual adelantamiento del calendario electoral del 2011, para dificultar el armado del peronismo disidente y dejarlo con pocas chances ante el aparato oficial.Hasta ahora, los esfuerzos de Duhalde no parecen fructificar. El peronismo celebró ayer dividido el 17 de Octubre y sigue sin alumbrar un liderazgo contundente. El ex presidente lo insinuó pero se quedó en el amague, aunque tampoco ninguno de los otros referentes salió corriendo a su encuentro. El peronismo cordobés tuvo su acto, Das Neves en Chubut también, el propio Duhalde debió operar para que el "Momo" Venegas levantara el suyo. De hecho, en Obras hubo varias ausencias notables.Mientras Kirchner aglutina voluntades (o las compra de acuerdo a cómo venga la mano), el resto dispersa esfuerzos y echa sombras sobre la posibilidad real de ganarle una interna. Hasta Cobos salió golpeado con la resolución final de la Ley de Medios y la derrota de un aliado ahora incómodo, como el correntino Arturo Colombi.El 10 de diciembre podría ser una fecha bisagra. Kirchner lo sabe y corre una carrera contra ese tiempo.
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Maradona es un fiel reflejo de la Argentina. Maleducado, irrespetuoso y con escasa autocrítica. Es que su exabrupto en la conferencia de prensa del miércoles en Uruguay, y los desbordes que lo antecedieron y lo prosiguieron, son la muestra de la Argentina crispada de estos días. El que piensa distinto no es un adversario, es un enemigo. Aunque parezca mentira hay un hilo conductor entre las bravuconadas del técnico de la Selección Argentina y las bravatas oficiales en contra de la prensa. Ambas parten de un punto en común: la tirria a las críticas y la búsqueda, persistente y tenaz, por callar voces opositoras. Tampoco hay autocrítica claro. Sería una utopía pedirlo.Esta intolerancia no es nueva, ni reconoce al kirchnerismo como autor principal. Al contrario, es tan vieja como la existencia de la prensa misma, aunque el actual gobierno ha puesto especial esmero en concretar sus objetivos. Los medios, o los periodistas que para muchos son lo mismo, construyen una realidad inventada o deformada, respondiendo siempre a oscuros intereses a los que deben responder. Desde el advenimiento de la democracia en la Argentina contemporánea, mal que le pese a la dirigencia política, los medios han cimentado una relación de confianza con la sociedad, ocupando espacios institucionales que, el estado, se niega, por incapacidad, inoperancia o desidia, a hacer propios. Renegando incluso de su propio deber.Pero hay un detalle que olvidan: la información, merced a los avances tecnológicos actuales, es imposible de detener. Sólo una mente afiebrada puede pensar que le puede poner un dique a las noticias. O, lo que es peor, una mordaza.
Por Jorge Barroetaveña
De la redacción de El Día de GualeguayEl oficialismo se frota las manos. Es que, después del mazazo del 28 de junio, ha podido recomponer la línea. O mejor dicho, es Néstor el que lo ha conseguido. Buena parte por mérito propio y otra por demérito ajeno. El papel de la oposición hasta ahora ha sido tan endeble como ineficaz. Aunque parezca mentira, tampoco los triunfadores de las últimas elecciones parecen haber hecho una lectura correcta del mensaje que dejaron las urnas. Con poca resistencia y estrategias encontradas no pudieron frenar las Ley de Medios Audiovisuales, ni siquiera introducirle alguna modificación de acuerdo a sus demandas. Antes habían perdido con las retenciones. Ahora, el presupuesto tuvo un paso relámpago por la Cámara de Diputados, con una holgada mayoría, que contó hasta con el aporte de diputados opositores que, merced a ese voto, fueron eyectados de Unión Pro.Lo que pasó con el presupuesto fue apenas el reflejo, de una política de construcción de mayorías que cayó como catarata sobre las cabezas opositoras. Las filtraciones radicales, del propio peronismo disidente, del cobismo y de partidos provinciales inundaron la estrategia opositora primero y la echaron a pique después. El ex presidente, que monitoreó todo el plan desde Olivos, casi como un justiciero irónico, supo darle a cada uno lo suyo.La más sincera fue la senadora correntina Dora Sánchez, cobista o ex en camino de serlo, porque cometió un sincericidio, después de calificar como un 'mamarracho' la Ley de Medios. Admitió que cambió su voto para 'mejorar' la relación de su provincia (envuelta en escándalos varios) con el gobierno nacional. Qué se entiende por 'mejorar' sólo podría explicarlo la misma legisladora.En este corsét financiero y social están varios de los distritos más importantes del país, con la Provincia de Buenos Aires a la cabeza. ¿Qué margen de maniobra tienen entonces los gobernadores ante el riesgo inminente de no poder pagar los sueldos y tener que enfrentar estallidos sociales en sus distritos? Ninguno, Kirchner lo sabe y actúa en consecuencia. El proyecto de presupuesto que tiene media sanción de Diputados, con amplia mayoría oficialista (hasta dos votos de Unión Pro) debe ser de los más regresivos de la historia. Confirmando una tendencia que viene desde hace décadas, las provincias aumentarán su dependencia del poder central y podrán manejar cada vez menos fondos. Hoy será Kirchner, mañana Cobos, Macri, Reutemann o el que la gente vote, pero el modelo se mantendrá incólume.Hay otra buena noticia que levanta el ánimo del matrimonio presidencial que todavía confía en revertir el 80% de imagen negativa que le dan todas las encuestas: economistas privados y públicos coinciden por primera vez en que lo peor de la crisis ya pasó y empiezan a aparecer las primeras señales de mejora.La deuda para consigo mismo que tiene Kirchner es la reforma política. ¿Cuál es el objetivo? El sureño quiere ir por las internas abiertas y simultáneas para todos los partidos, sin descartar un eventual adelantamiento del calendario electoral del 2011, para dificultar el armado del peronismo disidente y dejarlo con pocas chances ante el aparato oficial.Hasta ahora, los esfuerzos de Duhalde no parecen fructificar. El peronismo celebró ayer dividido el 17 de Octubre y sigue sin alumbrar un liderazgo contundente. El ex presidente lo insinuó pero se quedó en el amague, aunque tampoco ninguno de los otros referentes salió corriendo a su encuentro. El peronismo cordobés tuvo su acto, Das Neves en Chubut también, el propio Duhalde debió operar para que el "Momo" Venegas levantara el suyo. De hecho, en Obras hubo varias ausencias notables.Mientras Kirchner aglutina voluntades (o las compra de acuerdo a cómo venga la mano), el resto dispersa esfuerzos y echa sombras sobre la posibilidad real de ganarle una interna. Hasta Cobos salió golpeado con la resolución final de la Ley de Medios y la derrota de un aliado ahora incómodo, como el correntino Arturo Colombi.El 10 de diciembre podría ser una fecha bisagra. Kirchner lo sabe y corre una carrera contra ese tiempo.
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Maradona es un fiel reflejo de la Argentina. Maleducado, irrespetuoso y con escasa autocrítica. Es que su exabrupto en la conferencia de prensa del miércoles en Uruguay, y los desbordes que lo antecedieron y lo prosiguieron, son la muestra de la Argentina crispada de estos días. El que piensa distinto no es un adversario, es un enemigo. Aunque parezca mentira hay un hilo conductor entre las bravuconadas del técnico de la Selección Argentina y las bravatas oficiales en contra de la prensa. Ambas parten de un punto en común: la tirria a las críticas y la búsqueda, persistente y tenaz, por callar voces opositoras. Tampoco hay autocrítica claro. Sería una utopía pedirlo.Esta intolerancia no es nueva, ni reconoce al kirchnerismo como autor principal. Al contrario, es tan vieja como la existencia de la prensa misma, aunque el actual gobierno ha puesto especial esmero en concretar sus objetivos. Los medios, o los periodistas que para muchos son lo mismo, construyen una realidad inventada o deformada, respondiendo siempre a oscuros intereses a los que deben responder. Desde el advenimiento de la democracia en la Argentina contemporánea, mal que le pese a la dirigencia política, los medios han cimentado una relación de confianza con la sociedad, ocupando espacios institucionales que, el estado, se niega, por incapacidad, inoperancia o desidia, a hacer propios. Renegando incluso de su propio deber.Pero hay un detalle que olvidan: la información, merced a los avances tecnológicos actuales, es imposible de detener. Sólo una mente afiebrada puede pensar que le puede poner un dique a las noticias. O, lo que es peor, una mordaza.
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