
Miles de argentinos salieron de sus hogares el 8 de noviembre
Corrupción, corruptela, son malas costumbres o abusos a la ley y el derecho. Palabra que no es bien aceptada por nadie que viva en forma honesta.Alfredo Vitale *
OpiniónLa corrupción, resulta ser entonces una especie de enfermedad terminal que avanza causando estragos, y que, para evitar se agigante solo debe ser combatida por medio de la ley y sin flaqueza alguna.Cuando éste mal echa sus raíces hay que preocuparse en demasía, porque orada hasta la fibra más intima de la sociedad. Como un voraz incendio, sus llamas arrasan con todo a su paso.Habrá países que podrán tener un menor o mayor grado de corrupción, pero queda claro y sin lugar a dudas, que una vez instalada vulnera cualquier derecho a sus habitantes, sin miramiento alguno.Su peor y artero ataque tiene como destinatario a la República en sí, entrometiéndose a través de sus tres Poderes (Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial); además de poder hacerlo también en otros organismos o instituciones, o en sectores privados.Difícil es pensar el país cuando la corrupción ya es parte de su rutina diaria; y más engorroso aún, es observar como todo muta contrariando la ley.El gobierno no ha tomado nota del 13S y del 8N, pese a que fueron marchas pacíficas de la población que se sintetizan en un neto reclamo contra la corrupción.Lo peor sucede cuando nos habituamos a ella; es decir, cuando el silencio o el acostumbramiento forman parte de nuestras acciones y nos da igual lo que suceda o no; porque es ahí, precisamente, cuando realiza su estocada mortal.No es ocasional que nuestra Nación se encuentre inmersa en esta situación desagradable, la que comenzó hace muchos años atrás. El derrumbe de la escuela pública -pilar imprescindible de una sociedad justa, equitativa y con miras a un verdadero progreso-, es parte de lo reprochable, ya que tampoco fue el resultado de algo azaroso, sino más bien producto de ausencia de sostenidas políticas en materia de educación.Asimismo, el alarmante aumento de la pobreza en nuestra Argentina no escapa a similares parámetros, porque el hecho que la calidad de vida de millones de argentinos haya disminuido notablemente, es clara consecuencia de corrupción.La ley de per saltum; funcionarios seriamente sospechados por enriquecimiento ilícito sin ser sometidos a la Justicia; las clásicas "coimas" que enlutan la Nación, "expropiaciones" ajenas a la ley como el caso de la ex Ciccone; el caso de la fantasiosa venta de cosechadoras a Angola, cuando además de no haberse podido concretar la entrega de ninguna de ésta máquinas, la empresa fabricante está en quiebra; jubilados que son permanente estafados en la percepción de sus haberes, etc., son muestras claras de una firme corrupción.Las oportunidades de crecimiento que ha tenido nuestro país en la última década han sido inmejorables; sin embargo, fue mal aprovechada ésta circunstancia porque de no mediar corrupción, seguramente hoy nos encontraríamos mejor posicionados internacionalmente.La mentira permanente y consecutiva a la sociedad -el relato- se tornó imprescindible para poder sostener tamaña afrenta a la República, y para ello es preciso lograr la tan ansiada impunidad por medio de una justicia dependiente.Escudo protectorContrario a los "milagrosos" sobreseimientos de diversos funcionarios en nuestro país; recientemente la justicia de Brasil condenó a Jose Dirceu - quien fuera jefe de gabinete del ex Presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, a 10 años y 10 meses de prisión por actos de corrupción.Anhelar la reiteración de varios mandatos de gobierno, intentando para ello reformar la Constitución Nacional, solo tiene sentido en mantener el escudo protector para que nadie del gobierno pueda ser investigado y por ende, llevado ante la Justicia.Cuando organismos de control de los actos del Estado -Auditoría General de la Nación- o de designación y remoción de jueces -Consejo de la Magistratura- son avasallados, quitándoseles su verdadera autonomía, solo es para evitar lo que molesta tanto: el control.Roma, pese a haber sido el mayor imperio de Occidente, se derrumbó por la podredumbre de su corrupción.Luchar contra la corrupción será el arduo trabajo de cimentar valores como la honestidad, solidaridad, el respeto irrestricto por la ley e instituciones republicanas, pero solo será posible en la medida en que pueda lograrse un acuerdo tácito de la sociedad, donde ésta mediante un ejercicio real de democracia y con total firmeza pueda doblegar y erradicar a través de la justicia el estigma que condena a la República a su fracaso: la corrupción.
* Pte. Comité Municipio Unión Cívica Radical de Gualeguaychú