No somos nosotros, es la Defensoría del Pueblo
En muchos momentos, en Fundavida nos hemos preguntado si nuestra visión de la gestión de Fernando Raffo, era una mirada sesgada por nuestras perspectivas o alguna circunstancia personal, pero la declaración del máximo organismo que defiende los intereses de los ciudadanos argentinos nos exime de nuestros interrogantes. Fundavida No somos nosotros los que la señalamos las graves falencias de la actual gestión ambiental de Entre Ríos, es la Defensoría del Pueblo de la Nación.Esta semana se conoció un exhorto de ese organismo a las autoridades locales que pone en negro sobre blanco el abandono en lo ambiental de la realidad de nuestra provincia.Nuestra Fundación ha venido señalando desde hace años la ausencia de políticas oficiales y compromiso político de las autoridades entrerrianas con los temas referidos al medio ambiente.Las promesas, finalmente vacías de contenido, que ilusionaron a muchos al principio de la gestión del Ing. Raffo fueron rápidamente incumplidas desnudando la inoperancia, indiferencia y falta de compromiso con los temas referidos al ambiente, la naturaleza y la vida que han caracterizado los últimos casi diez años de gobierno.Durante su período no se encaró ninguno de los problemas de fondo que afectan al ambiente entrerriano y por el contrario se dio carta blanca a los desmontes de bosques nativos entregados al holocausto sojero, las fumigaciones sin control, los vertidos al ambiente sin tratamiento, de las industrias contaminantes, solo por mencionar algunos.Y como un capítulo especial, los humedales del sur provincial, que son los segundos en importancia del planeta y que a pesar de estar protegidos por normas específicas han sido liberados de hecho por la actual gestión para proyectos de endicamiento que alteran sus escurrimientos naturales y habilitan sus suelos, protegidos por Ley, para el uso agrícola indiscriminado.Los establecimientos de engorde bovino a corral, más conocidos como feedlot, son vectores de grave contaminación que han transformado a nuestra provincia en el territorio con mayor incidencia del planeta de la temible enfermedad síndrome urémico hemolítico, provocada especialmente por los vertidos cloacales de estos establecimientos.No deja de ser paradójico que uno de los reclamos más enérgicos enunciados por la Defensoría del Pueblo sea que no se consulte a la población en referencia a todos estos temas.Todos recordamos cuando comenzó la gestión de Raffo que organizó un par de Mesas Ambientales, como él las llamó, donde se reunían referentes en estos temas para analizar la realidad provincial. El funcionario, cuando advirtió que estos ámbitos se transformaban en cajas de resonancia para la denuncia de sus fracasos y falencias nunca más las convocó.Con respecto a las fumigaciones agrícolas, cuando se le pidió intervención para controlarlas, enfrentó a los ciudadanos que reclamaban con su célebre frase que: "había que encontrar el punto medio entre los intereses económicos y la salud de la población".A esta altura, ya han ocurrido muchas muertes y muchos más son los envenenados con estos productos sin que el Secretario de Ambiente de la provincia encuentre el punto medio. ¿Cuántas muertes más deberán ocurrir para equilibrar la balanza de Raffo? Da espanto el solo pensar una respuesta.En notas anteriores señalábamos que adolecía de una manifiesta anemia moral y una exasperante falta de iniciativas para el cumplimiento de sus responsabilidades.Este año a pesar del poco tiempo transcurrido ya ha dado nuevas y sobradas muestras de su incapacidad: solo hay que ver la reciente intoxicación masiva de miles de turistas en la ciudad de Colón, donde él reside, que fueron sorprendidos por las aguas contaminadas con los vertidos industriales sin control de empresas químicas y frigoríficas de esa localidad, que arrojan sus líquidos tóxicos justo antes de las playas habilitadas para baños recreativos.La impericia e inoperancia de Raffo ya ha tomado resonancia nacional, las advertencias de la Defensoría el Pueblo de la Nación llegan apenas a tres provincias, una de ellas la nuestra, que han colmado la paciencia de este organismo, encargado de defender los intereses de todos.No dudamos que las advertencias de la Defensoría no tendrán ningún efecto sobre este funcionario, dado que durante la última década no han resuelto ninguno de los problemas ambientales a su cargo y por el contrario los han dejado crecer hasta sucesos de una gravedad mortal como el caso de los niños asesinados con los agrotóxicos vertidos por las máquinas fumigadoras en San Salvador.
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