Noticias perturbadoras y el efecto contagio
Al interior de los medios de comunicación persiste el debate acerca de si es conveniente dar a publicidad algunos fenómenos violentos, como las muertes autoinfligidas.Por estas horas en Argentina ha ocupado la atención mediática la muerte del empresario y productor Fabián Rodríguez. ¿Por qué tanto interés público alrededor de este hecho?En principio se trata de alguien que está vinculado a una figura del espectáculo. Pero hay otra circunstancia que le agrega un condimento especial: Rodríguez apareció ahorcado en su oficina.La pantalla de televisión, sobre todo, se recalentó con las especulaciones en torno a los motivos individuales que habrían llevado al empresario a quitarse la vida.Algunos psiquiatras se sumaron a la cobertura noticiosa -no exenta de cierta carga de sensacionalismo- , ofreciendo claves interpretativas ante la pregunta de rigor acerca de qué cosas pasan por la mente de un suicida.Como sea, el tratamiento informativo de este tipo de fenómenos violentos es tabú en el mundo de la prensa. Existe un acuerdo tácito para limitar las informaciones de conductas autodestructivas, y esto como forma de evitar un supuesto efecto contagio.Esta filosofía está recogida en los principios éticos del libro de estilo de algunos diarios importantes del mundo. Es el caso del diario El País, de España, donde en el apartado que fija su línea editorial se lee:"El periodista deberá ser especialmente prudente con las informaciones relativas a suicidios. En primer lugar, porque no siempre la apariencia coincide con la realidad, y también porque la psicología ha comprobado que estas noticias incitan a quitarse la vida a personas que ya eran propensas al suicidio y que sienten en ese momento un estímulo de imitación. Los suicidios deberán publicarse solamente cuando se trate de personas de relevancia o supongan un hecho social de interés general".Hay quienes consideran que esta recomendación es demasiado vaga, al apelar a la prudencia del periodista. Y otros sostienen de que basa en una premisa discutible, el efecto contagio, que no está probado científicamente.¿Realmente hablar de suicidio lleva a cometerlo? ¿Instalar el tópico en los medios induce a ideas de autodestrucción? Un artículo de María Sahuquillo y Beatriz Portinari, aparecido justamente en el diario El País, tiempo atrás, sostiene que el punto no está aclarado."Sociólogos y psiquiatras no se ponen de acuerdo hoy sobre la influencia real de la prensa en este tipo de conductas ni en el carácter epidémico de las mismas", se lee allí.Las opiniones son encontradas. Por ejemplo, Fernando Múgica, experto en Psicología Social de la Universidad de Navarra sostiene que "los medios de comunicación tienen un claro efecto sobre los suicidios potenciales".Y añade: "Cuando una persona que se identifica con una situación escucha una noticia que la confirma, se pone en marcha un mecanismo de deseo mimético. Los medios crean un conjunto de representaciones de la vida, muestran las pocas oportunidades de éxito y eso, unido a un desequilibrio emocional previo, provoca problemas mayores".Sin embargo, hay expertos que señalan que omitir estos sucesos en la prensa como si nunca hubieran existido no es solución: "Esta información debe darse para que la sociedad sepa cómo afrontarlo, no podemos cerrar los ojos porque carecemos de soluciones o tenemos recursos insuficientes", señala por su lado el profesor de Psiquiatría de la Universidad de Nueva York, Luis Rojas Marcos.
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