Nueva fase tecno: Internet de las cosas
El proceso de hiperinflación cibernética inaugura un mundo de aparatos inteligentes que, equipados con sensores, detectan eventos relacionados con su uso y hasta anticipan nuestros deseos. Se ha entrado en una fase inédita (que parece superar a la ciencia ficción) en la cual la conectividad no se circunscribe únicamente a las personas, a través de computadoras, teléfonos celulares o tabletas.El "Internet de las cosas" -internet de todo- da un paso más allá: ahora son los artefactos los que también están interconectados, los que comparten información y reaccionan de forma sincronizada ante eventos específicos.De esta manera, una heladera "inteligente", conectada a la red doméstica, puede fácilmente decir cuándo le comienzan a escasear ciertos artículos alimenticios almacenados en ella.Un cepillo de dientes eléctrico podrá recabar información sobre posibles caries en los molares que limpia y presentar al usuario un reporte cada determinado tiempo. Los lavarropas sugerirán cuándo hacer el lavado; los autos encenderán el aire acondicionado, tiempo antes de que nos sentemos a conducir; habrá aplicaciones que indiquen el impacto cardíaco de la hamburguesa que nos estamos comiendo."Los objetos hablan y mucho", refiere Francisco Vacas, profesor de Comunicación Digital y Nuevas Tecnologías de la Escuela de Posgrados en Comunicación de la Universidad Austral, al explicar el inaudito proceso al que estamos asistiendo.Es decir, a la conversación que en las redes sociales se da entre personas, se le deberá sumar en breve la conversación global de millones de objetos cotidianos, explicó en un artículo aparecido en el Cronista Comercial.Según dice, no falta mucho para que nuestro muro de Facebook o en nuestro flujo de tweets se mezclen mensajes personales de amigos o familiares con avisos relevantes procedentes de los objetos, los cuales también se dirigirán a nosotros."Los objetos que usamos a diario -afirma- no sólo pasarán a ser manejados a distancia, sino que 'hablarán' de su estado, nos sugerirán acciones ('al volver a casa en el auto te sugiero esta play list de canciones') y sobre todo, nos permitirán descubrir muchas cosas sobre cómo vivimos realmente y no cómo pensamos vivir".Se estima que para 2020 habrá en el mundo 30.000 millones de dispositivos equipados con capacidades para relacionarse entre sí de forma interactiva y para recolectar datos de sus usuarios humanos.El hecho de que las casas y los espacios públicos sean poblados gradualmente por aparatos inteligentes ha abierto una discusión filosófica sobre el impacto del nuevo contexto tecnológico.Los críticos del proceso llaman la atención sobre varios tópicos. Por ejemplo, la perspectiva de un mundo en el que la mayoría de los aparatos con los que actuamos "datifiquen" permanentemente nuestras acciones, reduciría nuestro margen de privacidad.No sólo eso: se cree que si una de las funciones de los aparatos inteligentes es anticipar los deseos y las necesidades humanas antes de que los usuarios sean conscientes de ello, eso será en detrimento de la capacidad de discernimiento humano.Están los que piensan que las empresas que fabriquen estos productos con sensores y con acceso a Internet ganarán poder sobre las personas. Podrán orientar el consumo de sus clientes generando cursos de acción sugeridos para anticipar sus juicios.La ciencia política llama "tecnofascismo" al sistema social totalitario que se instaura a través de la tecnociencia.
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