Nueva sensibilidad hacia los animales
Las sociedades posmodernas cada vez toleran menos el maltrato a los animales, aunque esta nueva sensibilidad no está exenta de contradicciones, asociada a prácticas sociales arraigadas.Las fotos de Matías Garfukel y Victoria Vanucci junto a animales salvajes sacrificados, despertó la indignación en las redes sociales, el lugar donde hoy late la opinión pública.Se trata de un repudio ante lo que es percibido como un "escándalo", es decir como una transgresión que atenta contra los valores centrales de la comunidad, como bien señala Juan Pablo Cannata.Este investigador de la Escuela de Posgrado en Comunicación de la Universidad Austral, en reciente artículo aparecido en Infobae, sostiene que la reacción social contra Garfunkel-Vanucci es sólo una muestra de un cambio de mentalidad social."En los últimos años se viene constatando una ampliación de la sensibilidad moral para incluir a los animales entre las preocupaciones habituales de nuestra sociedad", afirma Cannata.Esta nueva valoración del bienestar animal se echa de ver en infinidad de casos donde la opinión pública ha mostrado su enojo, por ejemplo, ante la violencia y malas condiciones de animales en zoológicos, circos y refugios.Pero se trata en realidad, dice Cannata, de una tendencia que tiene alcance global. Al respecto, da el ejemplo del escándalo suscitado por las fotos del entonces rey Juan Carlos de España cazando elefantes en Botsuana, en 2012.En Francia han ido más allá: desde 2015 se modificó el estatus jurídico de los animales en el Código Civil, de suerte que dejaron de ser contemplados como "bienes muebles" para pasar a ser "seres dotados de sensibilidad".El investigador de la Universidad Austral sostiene que esta nueva sensibilidad en torno al bienestar de los animales, que ha entrado con fuerza en el debate público, plantea conflictos sobre nuestra forma de consumo, diversión, producción de alimentos e indumentaria y de relación con el medio ambiente.Que un grupo de veganos activistas organice una marcha de repudio al campeonato del asado, como ocurrió días atrás en la ciudad de Buenos Aires, no es una simple anécdota.En realidad revela en pequeña escala las implicancias globales de una colisión entre una nueva creencia y una práctica social vinculada a un sector importante de la economía.¿Cómo se concilia, en efecto, el nuevo consenso sobre el bienestar de los animales con el hecho de que cada año, en el mundo, se sacrifican 53.000.000 de ellos para consumo humano, según datos de la organización iberoamericana AnimaNaturalis?Otro tema de conflicto son los experimentos con animales. Las pruebas en especies no humanas estimulan la investigación científica, pero esto es repudiado por los defensores de la fauna, que denuncian maltrato animal.La expresión coloquial "conejillo de Indias", por los cobayos utilizados en biomedicina, suele tener una connotación peyorativa, como sinónimo de infligir daño a una víctima indefensa.Pero el punto es que el hombre, a lo largo de los siglos, ha venido experimentando con los animales en numerosos campos: en la medicina, la química, la biología, la farmacología, la psicología y hasta la exploración espacial.Hay una evidente contradicción entre la nueva sensibilidad hacia los animales y la vieja práctica de experimentar con ellos, gracias a los cuales se han obtenido medicinas para salvar vidas humanas (del cerdo por ejemplo se obtuvo la insulina y de ahí el tratamiento para la diabetes).
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