EL CAMINO DE LA LEY BASES
Políticos, escuchen el sonido del viento y no sus propios gritos
Están aprendiendo que la política sirve para algo, no sólo para curros. A contramano de lo que pasó hace un par de meses, el Gobierno consiguió esta semana su mayor victoria política en el terreno legislativo, lo que le abre las puertas para pelear en el Senado, con final incierto aún, la sanción definitiva de la Ley Bases.
En un proceso acelerado de incorporación de la práctica política, Javier Milei incurre cada vez más en algo habitual para quien llega al poder con poca experiencia: el divorcio entre lo que dice y lo que hace. Hace poco alguien recordó a Néstor Kirchner cuando solía repetir que no lo siguieran por sus dichos sino por sus hechos. “Miren lo que hago y no lo que digo”, solía repetir a sus colaboradores más cercanos.
De eso abrevó el Ministro del Interior Guillermo Francos que tejió y tejió con legisladores y gobernadores hasta obtener la mayoría, que al final fue bastante holgada. Claro que lo que consiguió es probable que no sea la pretensión original de los libertarios. Pero así son las negociaciones. Para la oposición es el desastre y para el oficialismo sabe a poco o no tanto porque el propio Presidente dijo que esta reforma es ‘5 veces’ la de Menem en los ’90.
En Diputados y con la votación quedó plasmado el nuevo mapa político de la Argentina después de las elecciones del año pasado. Cambiemos ya no existe. Quedó el PRO cercano al Gobierno y los críticos como Larreta, los radicales divididos (aunque en la votación hubo pocas fisuras) y la Coalición Cívica de Carrió bien lejos. De esa mezcla salieron los más de 140 votos que obtuvo la Ley Bases. En el Senado la historia será diferente porque el peso del kirchnerismo sigue siendo clave. Están a un puñado de llegar al número mágico de 37 para ponerle tope a la iniciativa y se juegan todo a eso. Del otro, el mapa es más variopinto aún que en Diputados. Aunque hay actores ocultos y no tanto que pueden inclinar la balanza: los gobernadores. La foto del Ministro Caputo con Jalil, mandatario catamarqueño es una muestra. El litio es un tema inevitable para varias provincias desesperadas por recursos. No hay nada nuevo en esta historia. Billetera mata galán dice el dicho y el Gobierno parece estar dispuesto a transitar ese camino. Es una obra de ingeniería para convencer a los gobernadores y estos a sus legisladores que levanten la mano.
Los radicales no están al margen del debate. ¿El titular del partido, Martín Lousteau votará en contra de la Ley Bases? Las presiones en algunos casos son abiertas y en otros, subrepticias. El dirigente de Evolución quiere resguardar su carrera política y no se resigna a dejar de pelear por la Ciudad de Buenos Aires. Parece haber archivado sus ideas de Nación para focalizarse en el pago chico, aunque antes deberá saldar la motosierra que atraviesa sus huestes. ¿Cómo pararse ante el Gobierno? ¿Cómo compartir el mandato de cambio social sin quedar pegado a Milei? Era más fácil con Macri y Larreta es cierto, pero la propia dinámica radical los ha llevado a esta encrucijada.
La misma que se pavonea en el amplio abanico peronista. Desde la oposición siempre es más fácil, pero el peronismo todavía se lame las heridas de la última derrota electoral a manos de un outsider de la política. Cristina eterna reapareció con una de sus clases magistrales desde Quilmes. Dijo lo que había que hacer en materia energética, le dio consejos a Milei y marcó la cancha en la interna. Pese a lo que sostienen sus defensores, flaco favor le hace al Gobierno. Le sirve en bandeja la grieta otra vez y estimula el sentimiento antiperonista. Milei recogió el guante y dijo que le encantaría enfrentarla en el 2027. Están todos locos si le dedican un ápice de tiempo a semejante idea. Es una película que ya vimos y no conduce a nada. Todo lo contrario, nos mete otra vez en el barro y le quita tiempo a la política. A Macri ya le pasó. Y es más allá de nombres propios. No se trata de Cristina y la potencia de su figura. Los partidos, o lo que queda de ellos, necesitan renovar sus liderazgos, ideas nuevas, interpretar cuáles son las demandas de las nuevas generaciones. Al cabo, el kirchnerismo ha tenido muchos años en el poder para hacer lo que ahora dicen que hay que hacer: ¿por qué no lo hizo? No pudieron, no quisieron o no los dejaron. Es una respuesta que deberán encontrar ellos. Para un político empoderado cuatro años u ocho o doce, no es nada. Para la gente es la vida que se va sin poder cumplir sus sueños. Ni siquiera para dejarle un mejor futuro a sus hijos. ¿Comprenderán algo que luce tan sencillo? Muchos todavía no lo entienden. No escuchan el viento. Sólo sus propios gritos.