A DÍAS DEL CAMBIO DE GOBIERNO
Preguntas y respuestas para entender qué es el ajuste fiscal y lo que propone Javier Milei
El presidente electo Javier Milei advirtió en varias entrevistas periodísticas sobre la necesidad de realizar un ajuste fiscal a partir de 2024. En este trabajo realizado por el medio Chequeado, se dan las claves para entender uno de los aspectos centrales de la política económica que encararía el próximo gobierno.
¿Qué significa el término “ajuste fiscal” del cual habla Javier Milei?
Se conoce como “ajuste fiscal” a una medida o un paquete de medidas destinadas a reducir el déficit fiscal de un gobierno. Es decir, a terminar con el saldo negativo entre los ingresos de un país y sus gastos.
Para lograr esto, usualmente se busca la reducción de ciertos gastos del Estado, ya sea a partir de la reducción nominal de las partidas o, como ocurrió en los últimos meses del gobierno de Alberto Fernández, a partir de su caída real (es decir, cuando los gastos aumentan, pero lo hacen por debajo de la inflación).
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), “el ajuste fiscal puede ser necesario para conseguir objetivos a más largo plazo, como el crecimiento económico y la reducción de la pobreza, o para atajar vulnerabilidades fiscales, como la acumulación de la deuda pública”.
En el corto plazo, el organismo sostiene que “el ajuste fiscal puede contribuir a mitigar el carácter cíclico (recesiones y auges recurrentes), reducir los grandes desequilibrios de la balanza de pagos y contener la inflación”.
Eugenio Marí, economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, dijo a Chequeado: “Cuando hablamos de ‘ajuste fiscal’ nos referimos a la reducción del déficit del Estado. Esto es importante porque, a menor déficit, menores necesidades de aumentar la deuda y de financiarse con emisión monetaria. Justamente, el Estado argentino tiene una larga historia de crisis inflacionarias y de deuda; para evitar repetirlas, necesitamos eliminar de raíz su causa, que es el desequilibrio fiscal”.
Sobre el impacto de un ajuste fiscal, un informe de la consultora Ecolatina -que fundada por el ex ministro de Economía Roberto Lavagna- señaló que “esta primera fase implicará, al menos en el corto plazo, un impacto recesivo sobre la actividad económica”. En este sentido, el trabajo estima una caída del 3% del PBI para 2024, que podría ampliarse hasta el 5% “en un escenario de falta de éxito de la estabilización buscada”.
¿De qué se trata el “déficit cuasifiscal”?
El déficit fiscal es la diferencia que existe entre los ingresos de una administración (como el pago de impuestos y multas, por ejemplo) y sus gastos (asistencia social y salarios, entre otros).
Este resultado fiscal se mide de 2 formas: mediante el “resultado financiero” o con el “resultado primario”. El financiero contiene el pago de intereses de deuda, mientras que el primario no los incluye.
Sin embargo, el presidente electo Javier Milei se refirió en el programa “Multiverso Fantino”, que se emite por Neura Media y conduce el periodista Alejandro Fantino, al “déficit cuasifiscal del Banco Central”. ¿Qué significa este tipo de déficit?
El déficit cuasifiscal ocurre cuando los pasivos del BCRA son más altos que sus activos. Es decir, cuando los “pasivos remunerados de la entidad” (las Leliqs y otros instrumentos similares, por ejemplo) y la base monetaria (el dinero circulante y los depósitos) es superior a sus activos (como las reservas internacionales y los títulos públicos en dólares, por ejemplo).
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) define al déficit cuasifical como “el déficit que resulta de diversas operaciones de naturaleza fiscal efectuadas a través de los bancos centrales”.
Al respecto, Darío Rossignolo, economista de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y especialista en impuestos y políticas fiscales, aseguró a Chequeado que, “si el gobierno tiene déficit, lo financia tomando deuda o endeudándose con el BCRA, que emite para prestarle al gobierno. Si, además, el BCRA emite letras (como el caso de las Leliqs) para absorber los pesos que ya emitió antes, y a partir de eso debe pagar intereses, luego tiene que volver a emitir para pagar los intereses más el capital”.
Por su parte, Marí señaló a este medio que, “a la hora de analizar cuánto financiamiento se necesita para financiar el gasto, lo importante es tener en cuenta el resultado fiscal consolidado, es decir, no solo mirando al Sector Público Nacional, sino también al Banco Central y a los demás niveles del Estado, siendo que cada uno puede tener un resultado superavitario o deficitario”.
Actualmente, el déficit del BCRA asciende a $ 32 billones: $ 7,9 billones de base monetaria; $ 9,5 billones de Leliqs (que son colocaciones financieras a 28 días que el BCRA entrega a los bancos para evitar que el dinero de los ahorristas circule en la economía); y $ 14,6 billones de Pases pasivos (otro instrumento financiero, pero que tiene sólo un día de duración).
¿Qué dijo Javier Milei que va a hacer con el ajuste fiscal?
Tras su victoria en el balotaje, Milei ratificó la necesidad de un ajuste en las cuentas públicas equivalente al 15% del PBI, que se explicaría -según dijo él- por una baja del 10% del déficit cuasifiscal y el 5% de los gastos de la administración pública.
“Esto está a punto de explotar y el desastre que te pueden causar es enorme Y entonces la realidad es que la única forma en que vos podés salir es haciendo un ajuste fiscal monumental”, sostuvo en declaraciones al programa “Multiverso Fantino”, que se emite por Neura Media y conduce el periodista Alejandro Fantino.
Sobre las características de este ajuste, el Presidente electo señaló: “Voy a hacer un ajuste de shock y voy a poner a la economía en equilibrio fiscal, y como además yo tengo un compromiso de no subir los impuestos, quiere decir que lo voy a hacer bajando el gasto”.
En este punto, Milei aseveró que “esta vez el ajuste lo va a pagar la política, no la gente. Esta vez lo paga el Estado, no el sector privado”.
Al ser consultado sobre la realización de obra pública, Milei dijo “no tenemos plata”, y adelantó que ese tipo de trabajos “puede ser entregado al sector privado y que los termine el sector privado”, en un esquema similar a la iniciativa público-privada que funciona en Chile, según indicó.
Sobre el déficit cuasifiscal, Milei declaró: “Vamos a trabajar en terminar con el problema de las Leliqs. Tenemos una solución diseñada y eso va a sacar 10 puntos de déficit fiscal”.
¿En qué gasta el Estado nacional?
Durante la campaña electoral Milei prometió bajar el gasto público en “15 puntos del PBI”. Pero entonces no se refirió al déficit cuasifiscal, sino a recortar los gastos en obra pública (al proponer un “sistema de iniciativa privada”), eliminar las transferencias discrecionales a las provincias (recursos girados por el Gobierno nacional por fuera de la coparticipación), los subsidios económicos (a la luz y el gas, o al transporte), avanzar en la privatización de las empresas públicas y en la eliminación de las jubilaciones de privilegio. Esos gastos en su totalidad representaron en 2022 el 4,7% del PBI, un número que casi duplicó el déficit fiscal (del 2,4%).
Pero ¿en qué gasta el Estado? De acuerdo con un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), hasta octubre (último dato disponible), los gastos totales de la Administración nacional ascendieron a $ 27,5 billones.
El gasto más importante son las “Prestaciones de la seguridad social”, que incluyen el pago de jubilaciones y pensiones y la Asignación Universal por Hijo (AUH). Se destinaron a este sector $ 14 billones, más de la mitad del total de gastos.
Los gastos se repartieron en jubilaciones ($ 9,4 billones); programas sociales tales como el Potenciar Trabajo o la Tarjeta Alimentar, entre otros ($ 2,2 billones); la AUH ($ 500 mil millones en la AUH); y las pensiones no contributivas y otras prestaciones.
El segundo gasto en nivel de importancia son los subsidios económicos, a los que se destinaron (en los primeros 10 meses del año) $ 3,1 billones ($ 2,1 billones a la energía; $ 718 mil millones al transporte y el resto a otros subsidios).
En tanto, los gastos en personal ascendieron a $ 2,9 billones; los gastos de capital (es decir, la inversión en obras públicas) representaron $ 2 billones; y las transferencias no automáticas a las provincias (es decir, por fuera del esquema de Coparticipación), demandaron $ 1 billón.
De acuerdo con el análisis de la OPC, este año efectivamente se aplicó un ajuste sobre los gastos del Estado: en los primeros 10 meses del año, las erogaciones cayeron un 4,8% en términos reales. Las principales bajas se dieron en las asignaciones familiares (-28,5%), los subsidios a la energía (-25,8%), los programas sociales (-6,1%) y las jubilaciones (-3,5%). Pero como también hubo una caída de los ingresos (-4%), el déficit aumentó.
(Fuente: Chequeado)