Productos orgánicos y alimentación sana
"Somos lo que comemos" o "Dime qué comes y te diré quién eres". Estas expresiones denotan la importancia antropológica de la alimentación. Y también si lo que ingerimos es sano o no.El exceso de consumo de sustancias que pueden dañar al organismo se ha convertido en un tópico de época. El consumidor, de un tiempo a esta parte, está tomando conciencia de que no todo lo que hay en el mercado de la alimentación es bueno para su salud.Ha dejado de ser inocente, a este respecto, al poder de seducción de una publicidad que, a la hora de vender una mercadería, exalta valores ajenos a las características o calidad de la misma.Crece, además, la sospecha hacia todo lo que es sometido a un proceso de industrialización. La cultura ecológica está llegando al consumo de alimentos, y esto es una tendencia mundial.Dentro de este contexto, figuran los productos orgánicos, es decir aquellos que se elaboran sin utilizar agrotóxicos ni pesticidas. Verduras, frutas, carnes, lácteos, jugos y demás, son producidos así en forma totalmente orgánica.Es factible ver en nuestras ciudades negocios donde se venden estos productos naturales. Existen porque hay una clientela que los apetece y que está dispuesta a pagar más dinero por ellos.Aquí rige el principio de que "lo bueno cuesta". En efecto, la producción industrial de alimentos ha logrado, es cierto, abaratar los productos, pero en muchos casos a costa de rebajarles propiedades naturales o introduciéndoles sustancias dañosas.Pero dado que la alimentación es crucial para mantener un cuerpo sano -y en virtud de que se ha descubierto una correlación estrecha entre comer mal y la enfermedad- mucha gente avisada está dispuesta a pagar más por algo saludable.En una nota aparecida en el diario Clarín, se da cuenta de que está creciendo el consumo de productos orgánicos y que ya hay restaurantes, ferias y locales especializados que se mueven para satisfacer este requerimiento.Según un informe del Senasa, en 2009 la superficie destinada a la producción orgánica creció un 10% y alcanzó las 4,4 millones de hectáreas. Argentina, así, es el segundo país en calidad de hectáreas certificadas para este tipo de producción, detrás de Australia.En el país existen 1.864 productores que se dedican a elaborar productos ecológicos. "Combatimos las plagas que atacan a las verduras con predadores, insectos que se las comen o productos destilados de plantas. Por eso los alimentos orgánicos salen un 20% más caro que los convencionales", explicó uno de ellos.Para Gonzalo Roca, presidente del Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (MAPO), la tendencia ya está consolidada en la Argentina, generando a su alrededor un espacio de economía social."En 2009 el consumo interno subió un 40%. En noviembre se abrió un puesto en el Mercado Central. Allí se venden frutas y verduras de estación, aceite de oliva y vinos, todo orgánico", explicó.Según los expertos, los que consumen estos productos, además de una alimentación sana, buscan sabores y calidad. Un pollo, por caso, puede costar 25,5 pesos el kilo, pero tuvo que ser alimentado con granos cosechados sin agroquímicos ni pesticidas.En suma, comer sano y rico es una tendencia en crecimiento, no sólo en el país sino en el mundo, que desafía el paradigma industrial en el segmento de la alimentación.El dato cultural es que la gente está más preocupada por comer sano, y esto genera una demanda importante de productos ecológicos. Lo que abre, paralelamente, un campo extraordinario para el desarrollo de una economía alternativa a la industrial.
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