Santa Cruz y los recuerdos de un pasado que siempre vuelve

Quedan apenas seis semanas para que todo se defina. Al menos se acabarán las especulaciones, los trascendidos y los globos de ensayo. Se sabrá pues si Randazzo tiene nafta para enfrentar a Cristina. Igual que Lousteau con Carrió o si el elegido de Vidal es Bullrich, con el apoyo de Manes u Ocaña. Todo es posible. Abran juego señores. Jorge Barroetaveña Mientras Santa Cruz casi se incendia de nuevo, la ex presidenta construye su sueño de retorno, con los pocos soldados que le quedan. La gaffe insólita de los zócalos de televisión, sobre los que hizo un panegírico encendido contra medios y periodistas reveló, más allá de su pensamiento y opinión, una gran orfandad. Alguien le pasó eso armado, salvo que Cristina se haya vuelto una especialista en gráfica televisiva. Quedó expuesta innecesariamente por la metida de pata, justo en la semana en la que la justicia estaba decidiendo si la autorizaba o no a viajar al exterior.Salvo Parrilli, casi nadie de peso forma parte de su escudo. De a poco, el núcleo duro del kirchnerismo se ha ido disolviendo, salvo La Cámpora que tampoco nunca ha sido muy ducha a la hora de salir a batallar en los medios. De a poco, y a medida que se acerca la hora de la definición los caminos empiezan bifurcarse.Ni siquiera ya en el pago chico la cosa luce tranquila. El estallido de Santa Cruz era esperable para todos, menos para los grandes medios que sólo centran sus focos en Capital y alrededores. El año pasado, en la provincia que prohijó el sueño de los Kirchner, los chicos tuvieron 90 días de clases. En lo que va del 2017, ni siquiera empezaron. Jubilados tampoco cobran, judiciales igual y ni siquiera quedaron insumos en los hospitales. A la debacle estatal se sumó la privada. Las desventuras judiciales de Lázaro Báez, dejaron sin trabajo a más de 3.000 personas, con una secuela de máquinas paradas, que recién ahora Vialidad se apresta a poner en marcha.La política también metió la cola. El triunfo trunco de Scioli dejó pedaleando en el aire los deseos de Alicia, que también hizo lo suyo. A la debacle económica le precedió la política, emparentada con la venenosa Ley de Lemas. Alicia no fue la candidata más votada en el 2015. Ganó gracias a la suma de los votos de Daniel Peralta, enemigo declarado en los últimos años, convalidado por un Poder Judicial cooptado por el kirchnerismo y sus adyacencias. La caída del precio internacional del petróleo sumó menos regalías y la pésima relación con la Nación hicieron el resto. La tormenta perfecta.Fue extraño ver que, los mismos que reivindicaron durante años la no acción ante la protesta social, se vieron obligados a ordenar reprimir a los vándalos que quisieron meterse en la residencia de la Gobernadora. Pocas horas después, y por su propia seguridad, Cristina debió ser trasladada a su 'lugar en el mundo', en El Calafate, donde también fue objeto de protestas, aunque morigeradas por la presencia de La Cámpora.Si lo piensan no lo dicen o quizás no lo crean, pero nunca hubo un atisbo de autocrítica en los que han gobernado Santa Cruz en las últimas tres décadas. El relato volvió fuete, aunque los hilos se le ven por todas lados. Lo de los zócalos fue el epílogo azuzado por la soledad política que hoy rodea a la ex presidenta.Desde su apacible Chivilcoy, Florencio Randazzo pelea contra los fantasmas propios y ajenos. Y es dura la pelea. A la foto que Pichetto le consiguió en el Senado, le siguió esta semana una división en el llamado Grupo Esmeralda que aglutinaba a varios caciques de peso del Conurbano. Subyace en la puja la idea de una lista de unidad, que evite que el peronismo se rompa y vaya dividido a las PASO. Los pocos que hablan con ella, sostienen que es el deseo de Cristina. Ella está convencida que, en un mano a mano a Randazzo le gana, pero las PASO son elecciones abiertas y cualquiera puede votar a cualquiera. Es el temor a la estampida en contra que la deje en ridículo y acabe con sus sueños de retorno. Al revés, Randazzo pretende montarse en esa ola, para arropar su despegue, ganar la interna y quedar bien posicionado ante el resto del electorado para la general. Intuye que la competencia con Cristina motivará a mucha gente a participar de la interna peronista, sólo movida por el deseo de ver derrotada a su rival.A pocas semanas del cierre de las listas, esa duda carcome a la ex presidenta. Archivada la posibilidad de ser candidata por Santa Cruz, sólo queda Buenos Aires. De todas maneras tiene tiempo hasta último momento. Y se lo tomará todo seguramente.En Cambiemos la estrategia hace crujir y rugir a los socios. Vidal ya definió que Bullrich será cabeza de lista y trata de convencer a Manes u Ocaña para que se sumen. Larreta, contento con Carrió, aún resiste los embates radicales para que Lousteau participe de la interna. En Córdoba, Macri metió mano y le anunció a la UCR que quiere que el ex árbitro Héctor Baldassi vaya por la reelección. Santa Fe aún es una incógnita y en el resto de los distritos los gobernadores tendrán la última palabra.Resignado a que la economía será difícil que traccione para conseguir votos, el gobierno acentuará la estrategia del espejo roto. Ellos de un lado y los fantasmas del pasado del otro.
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