Se murió Chávez, Menem es un corrupto y las aulas de las provincias siguen vacías
Entre las repercusiones del fallecimiento de Chávez, y la condena por corrupción al expresidente Carlos Menem, una realidad se filtra silenciosa. La migración de alumnos de las escuelas públicas a las privadas no se detiene, al contrario, se acentúa.Jorge BarroetaveñaLa única política eficiente para igualar el futuro de una sociedad es la educación. De nada sirven las teorías económicas sobre la distribución de la riqueza, la movilidad social o los debates ideológicos de izquierda o de derecha. La única que está en condiciones de igualar todas las posibilidades es la educación, en este caso a través de las escuelas. Y la estadística, polémica de por medio, se filtra inquietante."Según datos del Ministerio de Educación de la Nación, entre 2003 y 2010, la inscripción en establecimientos públicos se incrementó menos de un 1 por ciento, mientras que en privados aumentó cerca de un 20 por ciento. Las principales causas de que los padres huyan de los colegios estatales y los riesgos de un sistema cada vez más privatizado", reza la bajada informativa ayer de un diario digital de los más leídos. Las raíces del conflicto, sostiene el informe son tan profundas como antiguas, aunque vale la pena tener en cuenta la palabra de Andrés Delich, ex ministro de Educación de la Argentina. "La continuidad en el dictado de clases, el clima social y la percepción de que sus hijos están mejor cuidados son los principales motivos por los cuales los padres deciden enviarlos a un colegio privado. La gente tiene instalada la idea de que a pesar de que la calidad en la educación es similar en todos lados, en un privado hay más contención", apunta y agrega algo más inquietante aún que aleja el debate de un problema de plata. "La inversión en educación ha aumentado del 4% del PBI en 2004 a más del 6% en 2010. Hace diez años se hablaba de la ausencia de recursos. Hoy eso ya no es un argumento y es un momento excelente para discutirlo, porque la actual organización estructural del sistema educativo no garantiza calidad ni equidad. Ese es el problema", redondea.La pregunta del millón es qué hace que un padre, envíe a su hijo a una escuela privada en lugar de la pública. Y qué pasa con aquellos que no tienen posibilidades de hacerlo. A priori no parece haber una cuestión de 'calidad' sino de cantidad y contención. La percepción general está jalonada por las constantes medidas de fuerza y la sensación que, en las escuelas privadas, los chicos están más 'contenidos'. Aunque tampoco eso asegura nada, pero quién puede reprocharle a los padres el objetivo de darle la mejor educación posible a sus hijos.La tendencia, admitida ya oficialmente por el Ministerio de Educación, debería servir de acicate para un amplio debate entre todos los involucrados. ¿Qué es lo que sirve de igualador de posibilidades entre un chico de clase media o acomodada y un chico de origen humilde? ¿Cómo se salva esa diferencia? Con la educación, no hay muchas alternativas. En los últimos años, como bien aclara Delich, hay más presupuesto para educación, pero cada inicio de ciclo lectivo es un parto. Sileoni comanda un Ministerio sin escuelas pero fija la pauta nacional a través de las paritarias. Y cuando las provincias le piden fondos a la Nación, esta les contesta que es un problema de ellas, que administren mejor. La deuda argentina no se traduce en pesos ni en bonos, ni en dólares ni en fondos buitre, debería medirse por los chicos que van a la escuela y reciben una educación que les permite asegurarse su futuro. O al menos que les de herramientas para poder pelearle a la vida. Hoy, la escuela sólo les da un cuchillo y un tenedor.La muerte de Chávez subsumió en un estado de sopor al kirchnerismo. Sintiéndose reflejada por lo que pasaba en Venezuela, tratando de asimilar la desaparición de un aliado clave de sus años en el poder, la Presidenta fue la primera en llegar a Caracas y participar de los funerales. Oficialmente por consejo médico, extraoficialmente para no cruzarse con el Presidente de Irán, la mandataria voló a Buenos Aires y no participó de las exequias finales.Aquí, las tribulaciones de Scioli entre el conflicto docente y su futuro político ni registraron lo que pasó en Venezuela. El bonaerense, por ahora, coquetea peligrosamente con una profundización del conflicto, también con estatales, dejando en claro que la Nación no le da un peso. Juega al desgaste mutuo aunque está convencido que la peor parte se la lleva la Presidenta. En el medio queda la imagen de las aulas vacías y un futuro hipotecado. Pareciera no importarle a la lógica electoral que guía a unos y otros.En este contexto de ausencias, la justicia se encargó de enviar un mensaje: condenó por primera vez en la historia a un ex presidente por un delito de corrupción, en este caso contrabando agravado. Menem, que no irá a prisión, ha sido un aliado del kirchnerismo en los últimos años y por ellos ha vuelto a ser senador nacional. Diecisiete largos años tardó el proceso judicial, que aún no termina, si finalmente se apela ante la Corte Suprema. ¿Percibimos la profundidad de la decisión? Menem fue electo dos veces presidente de la Argentina, la última con el 54% de los votos. Para la justicia ahora fue un corrupto. Las mayorías no siempre tienen razón. Deberíamos aprenderlo.
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