Seguir en el fracaso o ver nuevos caminos

Es un gran desafío el que tiene la oposición el año que viene. Desde 1983 a la fecha el peronismo ha gobernado la Argentina de todos los colores. Más a la izquierda, más a la derecha o más al centro pero ha monopolizado el ejercicio del poder. Si hasta cuando fue oposición marcó el paso. ¿Cambiará la historia en el 2015? Jorge Barroetaveña La hoguera de las vanidades que domina la política argentina desde hace tiempo es la hipoteca más grande que deberá enfrentar el nuevo frente UNEN que se lanzará en pocas horas. Con Carrió, Solanas, Binner y Cobos como cabezas visibles tiene por delante una tarea titánica: convencer a la sociedad que no son la Alianza ni cometerán sus mismos errores. En el 2001, la ola contra el menemismo sobre la que se montaron los llevó prácticamente solos al poder. La UCR aportó la estructura necesaria en territorio y el FREPASO le dio esa rémora de izquierda, necesaria para contrarrestar los años de Menem. Con una década de desgaste y pese a que la crisis no era ni por asomo la que vendría en el 2001, De la Rúa se quedó con todo. Claro, después no supo qué hacer ni cómo y el país explotó por los aires, tanto como aquella sociedad política, dejando marcas que se arrastran hasta nuestros días. La sola mención de la palabra 'alianza' causa escozor en muchos dirigentes y rechazo en aquellos que aún conservan fresco el recuerdo de aquella alquimia política.Quince años pasaron y de los errores se aprende, de eso se trata el juego de la democracia. Si no se pensara en una evolución natural de las sociedades estaríamos perdidos. De aquella alianza ya no queda nada, salvo el radicalismo que sigue lamiendo sus heridas. Muchos de los sectores de izquierda del FREPASO que la integraron hoy son parte del kirchnerismo o virtualmente desaparecieron. 'Chacho' Alvarez, ícono de aquel armado, acabó por convertirse en vocero oculto del gobierno y otros aburguesaron sus discursos.Pero hay algo que tuvo la Alianza y que UNEN todavía no ha demostrado: vocación de poder. Para llegar al poder en la Argentina es necesario un plus que permita superar ciertos prejuicios, muchas veces ideológicos o a veces sólo prácticos. El peronismo ha demostrado que esta materia la supera con creces y suele sacarse 10. Lo hicieron Menem y Kirchner desde lugares diferentes con objetivos dobles: darle sustento a la gestión y al mismo tiempo subsumir adversarios incómodos. ¿Qué pasó con la vieja UCEDE en los '90? ¿Qué pasó con sectores de izquierda y una parte del radicalismo en la década pasada? Menem se deglutió a la UCEDE y Kirchner dejó en estado comatoso a la UCR, con el estandarte de Cobos Vicepresidente de Cristina. En política, los límites siempre son difusos, y en esa confusión el peronismo suele moverse a sus anchas.UNEN tiene pues por delante una tarea complicada. Tener expectativas ciertas de llegar a la segunda vuelta el año que viene, pero también de alcanzar el premio mayor que es la Casa Rosada. ¿Cómo se consigue? Ahí está el debate que desvela a sus principales referentes. Cobos la tiene clara y si por él fuera ya habría sumado al armado al PRO de Macri. Aguad desde Córdoba lo apoya pero no es una postura mayoritaria en la UCR. Carrió, siempre corriendo por las bandas, ha dicho más o menos lo mismo, y Binner parece haber deslizado hace pocas horas que estaría dispuesto a contemplar esa posibilidad. Solanas puso el grito en el cielo y dijo que el Jefe de Gobierno porteño es su límite.En este contexto, se debería tener en cuenta el sistema particular de doble vuelta que tiene la elección en Argentina. Si un candidato supera el 45% de los votos se acaba la discusión pero si el primero obtiene entre 40 y 45% pero tampoco le saca más de 10 puntos al segundo, habrá que pasar a la segunda vuelta. Con el peronismo dividido, crecen solas las alternativas opositoras, y en ese escenario sólo están UNEN y Macri. La cuestión pues, no es la segunda vuelta sino la primera, porque no hay revancha. Es un mano a mano en donde el que pierde se queda afuera sin más trámite.UNEN y Macri juntos en primera vuelta es probable que pongan en aprietos al peronismo o a cualquiera de sus vertientes. Si la brecha en la Provincia de Buenos Aires que provocó la irrupción de Massa, se sigue agrandando, una cuña opositora debería tener chances ciertas. Para eso claro, habrá que correr los límites ideológicos y las vanidades de los que tienen el poder de decidir. ¿Estarán dispuestos a hacerlo? Macri ha vareado en Buenos Aires su ambigüedad ideológica, acordando en la legislatura muchas leyes con el kirchnerismo. Tiene fluida relación con algunos sectores de la UCR y hasta coqueteó con el propio Massa el año pasado. Del otro lado los principales escollos son Solanas, y el debate interno en la UCR y el Socialismo. Ambos deberán mirarse en el espejo y evaluar hasta dónde llega su vocación de poder y cómo se hace para ganarle al peronismo.A los ojos presidenciales, Macri es el rival ideal, porque es el que les permite situarse del otro lado del arco ideológico. Es el que calza perfecto con el discurso progresista que enarbola el kirchnerismo. Pero en 'yunta' con UNEN ya no lo es tanto.A quince años de la formación de la Alianza la oposición argentina tiene para resolver el enigma de su propia existencia. No para sobrevivir sino para constituirse en verdadera alternativa de poder y que la sociedad la vuelva a percibir de esa manera. El gran interrogante es si aprendieron de sus errores e intentarán un nuevo camino o persistirán en el fracaso. Por la salud del sistema habría que apostar a lo primero. La Argentina necesita recuperar la posibilidad cierta de alternancia en el poder y esa llave sólo la tiene lo poco que queda por fuera de todo lo que se llama peronismo.
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