Si no se apura UNEN se queda afuera de la trilogía Massa, Scioli, Macri
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Hasta el último día el kirchnerismo intentará imponer su agenda, como lo hizo en los últimos años. Buscará llevar de las narices a la oposición, poniendo los temas a discutir, manteniendo la iniciativa política. Una buena manera de disimular las falencias propias o los debates internos que siempre genera una sucesión. Jorge Barroetaveña Las encuestas confiables, las pocas que las hay, marcan que Scioli, Massa y Macri están prácticamente cabeza a cabeza. Que se reparten poco menos cada uno, un tercio del electorado y que el resto queda para el desvencijado proyecto de UNEN, que todavía no se sabe dónde terminará. El propio Julio Cobos admitió en las últimas horas que, lo más conveniente para el experimento, es elegir candidatos antes de fin de año y llegar al verano con el horizonte despejado. Con una sola cabeza será más fácil encolumnarse y buscar pelear ese voto opositor que hoy todavía no los registra como opción.El mendocino sabe que las motivaciones del electorado a la hora de consagrar candidatos poco tienen en cuenta a los partidos políticos. La Argentina asiste, desde hace años, a un desmembramiento peligroso de su sistema de partidos y a la erección impune de cualquier candidato que más o menos acierte con el discurso. El grueso de los votantes identifica con claridad a Massa, Scioli o Macri pero son muchos menos los que saben con precisión a qué partido pertenecen. La sociedad pues, registra a Cobos o a Binner, pero ignora dónde están ubicados, situación que se profundiza cuando los mensajes son contradictorios. Es probable que, estemos asistiendo a la emergencia de un nuevo tipo de liderazgo, lejano de aquellos que encarnaron políticos tradicionales como Menem o Alfonsín. Ese liderazgo, más bien gris, matizado por la influencia de los medios de comunicación, no se asienta en cuestiones ideológicas sino puramente pragmáticas. Quizás Néstor Kirchner fue el último caudillo típico, ese que concentraba todo el poder y sabía todo lo que pasaba a su alrededor. Y si no lo sabía se lo avisaban. Omnipresente en cada decisión e influyente hasta en el dirigente más pequeño.Ni Macri, ni Scioli ni Massa son exponentes de ese tipo de liderazgo. Son más bien pragmáticos, suelen guiarse por las encuestas y los asesores y prefieren saltearse las instancias partidarias. Les resultan más bien molestas. Cristina parece ser un camino intermedio. No es Néstor pero vio cómo actuaba. Siempre detestó a Moyano pero vio cómo su esposo lo eligió como aliado estratégico. Y si lo tiene que volver a buscar lo hará.En este camino de bandas es que UNEN debe resolver sus conflictos y alumbrar un solo candidato, aunque el socialismo sigue arrastrando esa imposibilidad eterna de traspasar con dividendos las fronteras santafesinas. Es más, el actual senador nacional Reutemann le pegó en la matadura cuando reseñó que, si los problemas con el narcotráfico que hoy tiene Santa Fe, hubieran sido durante su mandato, lo hubieran condenado al infierno. Ni Cobos ni Binner son líderes carismáticos, tienen sus gestiones para mostrar en Mendoza y Santa Fe respectivamente pero con eso no alcanza. Hace falta mucho más para ser alternativa de poder al peronismo en la Argentina.La líbero Carrió sigue con su juego de vasos comunicantes. Está convencida que es necesario un acuerdo con PRO y sueña con una fórmula conjunta. Sabe que el anti peronismo es más del 50%, y que la única forma de ganarle es con una sola propuesta, o al menos asegurarse una segunda vuelta, donde todo puede ser posible.Macri duda, porque no son pocos los que le susurran al oído que llegó solo al lugar donde está hoy. Que no es tan necesaria una alianza ni la estructura que el radicalismo le puede dar en todo el país. Son los mismos cantos de sirena que le deslizan que la Presidenta, puesta en un brete, y no tanto, prefiere que gane él antes que un traidor como Massa o un blando como Scioli. Es probable que Macri pueda llegar solo y su alma a la segunda vuelta, y hasta que pueda ganar la elección y cumplir con su sueño de ser Presidente. Pero gobernar es otra cosa, con el peronismo en la oposición y un sistema de partidos tradicionales en extinción. ¿Es posible gobernar la Argentina sin manejar provincias como Buenos Aires o Córdoba o Santa Fe? ¿Sin tener una Liga de Gobernadores que apoyen cada decisión que se tome? El experimento de la Alianza aún está muy presente en el imaginario colectivo. El slogan macrista de 'si votás siempre a los mismos va a pasar lo mismo', es bastante más que eso pero, ¿qué es lo distinto?El embudo se irá angostando a medida que se acerque el verano. No habrá en las PASO un festival de candidatos porque mantener esa aspiración no es sólo una cuestión de deseos y ambiciones, sino de plata. Macri y Massa se disputan el favor del establishment. A Macri muchos lo ven como un par. Un empresario exitoso que supo adaptarse a las reglas de la política y ha demostrado saber gestionar. A Massa lo ven como un gran interlocutor para domar ese potro salvaje llamado peronismo. Es más bien una versión aggionarda del kirchnerismo, con la que se puede dialogar. Al cabo en la mayoría prima la sensación que hay cosas que deben mantenerse. El empresariado en general apoyó las políticas económicas de los últimos años y ha sido un gran beneficiado de ellas. ¿Porqué cambiarlas entonces? Y Scioli sigue siendo un gran interrogante. No es el kirchnerismo puro pero nadie sabe cómo actuará bajo presión y a quién terminará respondiendo. Para ofuscación de Víctor Hugo Morales se atrevió a ir a la cueva del lobo y presentarse en un programa de TN. Pero a las dos horas volvió a declarar su fe cristinista.No son las tribulaciones de un chino en la China pero se le parecen bastante.
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