Siguen lidiando con el derrame en el Golfo
Mientras se busca sellar definitivamente el pozo averiado de la Petrolera BP, a tres meses del accidente en el Golfo de México, crece la sensación de que se está ante uno de los peores desastres ecológicos de la historia.El 20 de abril pasado tuvo lugar la explosión de una plataforma submarina de la inglesa British Petroleum (BP), en la cual murieron 11 trabajadores. Desde entonces el petróleo que emana de la fuga ha creado una marea negra de varios kilómetros.El pozo averiado Macondo (así se llama) ha estado largando alrededor de 60.000 barriles de petróleo por día, lo que ya constituye el peor derrame en la historia de Norteamérica.El manto negro que se encuentra a la deriva no sólo ha provocado una severa crisis económica y ambiental en cinco estados a los largo de la costa norteamericana del Golfo.Al mismo tiempo, le ha propinado un duro golpe al gobierno de Barack Obama, cuyos índices de aprobación cayeron abruptamente durante el desastre y hoy se encuentra en sus niveles más bajos (40% de popularidad) desde su llegada al poder, en enero de 2009.Increíblemente el vertido del crudo no podía ser conjurado. Recién la semana pasada BP logró por primera vez detener por completo la fuga. Y se anunciaba para estos días la puesta en marcha de la operación static kill, con la que, por medio de la inyección de una mezcla de cemento y lodo se esperaba sellar definitivamente el pozo.A todo esto la empresa ha estado realizando trabajos de limpieza que han sido muy criticados por ecologistas de la talla de Jean-Michel Cousteau, el hijo del mítico explorador submarino francés.La empresa ha venido utilizando dispersantes químicos para remover el petróleo vertido (mezcla de disolventes, tensioactivos y otros aditivos que rompen la tensión superficial del crudo).Cousteau aseguró que la combinación del petróleo con los dispersantes contamina aún más el agua. "Poner los dispersantes es un gran error", declaró quien hoy continúa filmando y estudiando la vida en los océanos como su padre.Cousteau (h) documentó el desastre del "Exxon Valdez", hace 20 años, que hasta aquí era considerado el segundo mayor derrame petrolífero de la historia de Estados Unidos.En esa oportunidad, el buque petrolero de ese nombre encalló en la bahía del Príncipe Guillermo, en la costa de Alaska, vertiendo al mar 40 millones de litros de crudo.El Exxon Valdez produjo una marea negra de 250 kilómetros cuadrados, cuyos efectos devastadores siguen afectando a la zona, y que causó la muerte de miles de especiesPara Cousteau lo que se vive en el Golfo es todavía peor. "Si vas al lugar del Exxon Valdez, 20 años después, todavía puedes comprobar el impacto que tiene en la gente y el medio ambiente. Si cavas en el fondo del mar, todavía hay petróleo a medio metro. En el Golfo tenemos un Exxon Valdez vertido al océano cada cuatro días", había declarado en junio el ecologista.Y reflexionó: "Somos 6.700 millones de personas en la actualidad que, a propósito, es lo que saca de beneficio BP cada trimestre. Sumamos 100 millones de habitantes al planeta cada año"."Ya vivas en Santa Bárbara o en lo alto de una montaña, todavía dependes del océano. Cuando esquías en esa montaña, esquías en el océano. Cuando bebes un vaso de agua, estás bebiendo el océano. Estamos todos conectados y dependemos todos del océano para nuestra calidad de vida. Es inevitable sentirse impotente ante un vertido tan grande como el del Golfo", apuntó Cousteau.A raíz de este desastre, en Estados Unidos hoy se debate públicamente sobre la responsabilidad ambiental de las grandes corporaciones empresarias.
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